Científicos franceses, chinos y alemanes analizaron el genoma –es decir, el mapa genético– de la rosa china, o Rosa chinensis, que es un ancestro de muchas variedades modernas de rosas. Susu hallazgos, que fueron publicados en la revista Nature Genetics, revelaron la forma como los distintos genes de las rosas modernas se relacionan entre sí, y cómo han cambiado durante cientos de años de evolución.
La investigación fue adelantada por Mohammed Bendahmane de la Universidad de Lyon, Patrick Wincker y Moussa Benhamed de la Universidad de Evry, en Francia.
Esta es la primera vez que la ciencia logra poner en un solo lugar el mapa genético de las rosas. Así, los científicos lograron ver las interacciones entre los genes responsables de los distintos colores, con aquellos encargados de darles el particular aroma a estas flores. Es decir: esta nueva investigación demostró que el olor particular de cada rosa se relaciona con el color que llevan sus pétalos.
“Muchos de estos genes ya eran conocidos, pero es muy significativo que los hayan unido todos y hayan contado su historia. Creo que los hallazgos serán muy importantes para los cultivos ”, dijo el doctor Rob Martienssen sobre el estudio.
Un resultado importante fue haberse topado con un gen llamado TFL1 (RoKSN). Tras ese nombre complejo, que parece no decir nada, se encuentra una de las capacidades más fascinantes de las rosas: florecer varias veces en la misma temporada, una característica que no todas las flores tienen.
Además, los biologos lograron entender mejor cómo fue que, de 20 especies iniciales, llegaron a crearse las 200 especies que hoy florecen en todo el mundo. Primero, los investigadores encontraron que hace unos pocos cientos de años, las rosas se separaron de sus ancestros más cercanos: las frambuesas y fresas.
Luego, en el siglo XVIII, ocurrió un evento importante: la rosa china llegó a Europa. Esta especie tenía un color, aroma y floración inusual, por lo que os cultivadores la cruzaron con rosas de Europa y Oriente Medio. Como resultado, aparecieron numerosos híbridos, cuyo mapa genético nadi había realizado.
Los tres investigadores tomaron entonces secuencias genéticas de las especies más antigua, como la Rosa chinesis "Old Blush", así como secuencias de especies más jóvenes. Así, lograron comprender la composición y estructura completa de las rosas modernas, así como el origen de sus características más importantes.
Esta investigación podría acortar el tiempo que toma crear una nueva variedad de rosa. De acuerdo con Mohammed Bendahmane, actualmente este proceso puede tardarse unos diez años, además de requerir enormes cantidades de agua y terreno.
Esta noticia se redactó con información aportada por la revista N+1, ciencia que suma.