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Una oportunidad para las listas cerradas

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Mario Puerta
29 de octubre de 2022 - 03:53 p. m.
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Desde el comienzo de la actual legislatura se han presentado varias propuestas de reforma política para trámite en el Congreso de la República. Desafortunadamente, aquella que buscaba un cambio profundo en la institucionalidad electoral presentada por los senadores Humberto de la Calle y Ariel Ávila no fue apoyada por el actual gobierno ni por los partidos políticos tradicionales y fue hundida en su primer debate. Buscaba, entre algunos cambios, configurar un cuerpo colegiado en la organización electoral, eliminado el poder individual del Registrador para la organización de los comicios electorales.

Ahora que esa propuesta de reforma institucional fue desatendida y considerando que debiera ser la base para el trámite de un nuevo código electoral y de cualquier otro cambio en el sistema electoral y de partidos en Colombia, estaremos muy atentos a hacerle seguimiento a las propuestas de reforma que se vienen discutiendo.

En consonancia, quiero con esta columna, presentar las principales virtudes de las listas cerradas y bloqueadas como una de las iniciativas que puede tener un importante impacto en el fortalecimiento de los partidos políticos, la transparencia en el manejo de recursos de campañas y una conformación paritaria entre mujeres y hombres de las corporaciones de elección popular, entre otras.

En los últimos años, la personalización del voto en Colombia, a través de medidas como el voto preferente, ha venido ocasionando un detrimento de la consolidación de los partidos políticos como principales canalizadores de las necesidades de la ciudadanía a las instituciones del Estado. Incluso este fénomeno de la personalización ha sido evidenciado por autores como Freidenberg y Došek en muchos países de América Latina.

De acuerdo con la más reciente encuesta de Invamer, los partidos políticos cuentan con una imagen desfavorable de 79 puntos contra 11 de favorabilidad. Es decir, la ciudadanía no considera que hoy en día los partidos políticos sean legítimos transmisores de sus necesidades, en gran medida porque el sistema mismo nos ha impedido exigirles a los partidos coherencia en la toma de decisiones.

La personalización del voto no exige unas bases ideológicas sólidas por parte de los partidos, pues al final el sistema mismo impone una elección basada en las características de quienes integran las listas abiertas de los partidos políticos de manera individual. Las razones expuestas, van en detrimento del sistema de partidos, debilita la disciplina partidista y favorece la personalización del voto, situación que con las listas cerradas y bloqueadas debería cambiar, al fortalecer los partidos en beneficio de su trabajo legislativo e impugnando las prácticas clientelistas.

En segundo lugar, las listas cerradas y bloqueadas deberían favorecer la participación de las mujeres, si vienen acompañadas del sistema de listas cremallera que impone la alternancia hombre/mujer en la conformación de las mismas, garantizando así su mayor representatividad en las corporaciones legislativas. De acuerdo con el profesor Juan Carlos Rodríguez el sistema de leyes de cuotas y los esfuerzos por incluir actualmente a las mujeres en la política, son apenas un saludo a la bandera.

En tercer lugar, con listas cerradas el control de los recursos en campañas se minimiza, puesto que con listas abiertas el número de campañas es proporcional al número de listas multiplicado por los candidatos que hacen parte de cada lista, mientras que con listas cerradas cada lista tiene una única campaña y las autoridades electorales cuentan así con mayores facilidades para su verificación.

Finalmente, el proceso para escoger candidatos con las listas abiertas se torna más complejo para los ciudadanos, pues aumenta el riesgo de votos nulos o incluso disuade a los ciudadanos de su participación en las contiendas electorales.

Por supuesto que una medida como esta de las listas cerradas y bloqueadas debe venir acompañada de un fortalecimiento de la democracia interna de los partidos que controle la denominada “dictadura del bolígrafo” que deja en los jefes de partido la decisión en la conformación de las listas. Sin embargo, las medidas de fortalecimiento de democracia interna deberían convertirse en medidas internas de partido y no impuestas por el sistema. Al final, la decisión de quién representa el partido es parte del riesgo que deben asumir.

Faltan 6 de 8 debates en el Congreso y muchas cosas pueden pasar, pero vale la pena estar atentos a las decisiones que allí se tomen.

Por Mario Puerta

 

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