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Haciendo País

Retos en la trasformación de los grupos armados, más allá de lo político-criminal

Sabine Kurtenbach*
24 de marzo de 2023 - 07:00 p. m.

Apuntes de Paz Total: Desafíos y posibilidades de la trasformación de los grupos armados - más allá de la dicotomía político – criminal-

Mientras el debate académico parece dejar atrás la visión dicotómica entre grupos armados “políticos” y “criminales”, tanto el debate público como los actores mismos parecen actuar y pensar dentro de estas categorías. El debate sobre la Paz Total en Colombia evidencia esto. En un comunicado publicado el 5 de septiembre 2022 el ELN critica la equiparación de “una organización rebelde y sus acumulados, con la acción de paramilitares o de narcotraficantes, o sea, de delincuentes comunes”. Esta distinción entre la violencia política y la criminal se basa en la definición clásica de Carl von Clausewitz que “la guerra es una mera continuación de la política por otros medios”. Por lo tanto, la clasificación de un grupo armado como político le concede a éste cierto nivel de legitimidad, mientras la codicia suele ser vista como motivación principal de grupos clasificados como criminales. La diferenciación es importante para los mecanismos para combatir estos grupos, pero la realidad empírica es más bien compleja.

Hay evidencia abundante que lo importante no es la autodefinición de los grupos mismos sino la manera en que tanto el Estado como la sociedad los clasifica. En la Guerra Fría por ejemplo fue común y corriente llamar a actores armados con alineaciones políticas al “otro” lado “criminales” o “terroristas”.

Hay por lo menos dos problemas con la clasificación binaria: Primero, actores pueden (y suelen) cambiar su discurso y su agenda política en el tiempo adaptándose a contextos cambiantes. Véase las Auc antes del proceso de desmovilización cuando aumentaron su discurso político de reemplazar un estado no presente en muchas regiones del país. Un ejemplo más reciente sería la carta que escribieron distintos grupos al presidente electo Gustavo Petro el 19 de julio 2022.

Aunque el Clan del Golfo desmiente haber firmado la carta, el discurso de la carta es altamente político – enfatizando tanto las faltas de oportunidades laborales y de vida digna como la ausencia del Estado. Segundo, todos los grupos armados tienen una necesidad de financiarse para abastecer sus combatientes, comprar armas, etc. Analizando procesos históricos de formación del Estado el sociólogo Charles Tilly llamó esto el nexo de extracción y protección.

Grupos armados cobraron impuestos a cambio de proveer cierta forma de protección a la población. A diferencia de hoy, en ese entonces los Estados estaban en vía de formarse y solo al final del proceso establecieron cierta forma de monopolio de la fuerza en sus territorios. En el mundo de hoy, los Estados reclaman este monopolio – lo tengan o no – y por esto les conviene criminalizar grupos que se lo disputan. Y de igual importancia, esta clasificación no reconoce los enlaces entre grupos criminales con la política tanto a nivel local como en los nacional.

Tanto las metas pronunciadas de grupos armados como sus modos de financiamiento son dos criterios fundamentales para identificar similitudes y diferencias entre ellos. En un intento de desarrollar una tipología presentado en el seminario de Berlín hay dos elementos más importantes: la relación de grupos armados con el Estado y la sociedad y su relaciones o conexiones transfronterizos e internacionales. En Colombia la relación con el Estado es diferente entre los grupos paramilitares y las insurgencias tradicionales. Mientras casi todos los grupos tienen distintas relaciones transfronterizas o internacionales sea por el apoyo de gobiernos como el de Venezuela y Cuba o por los enlaces dentro de la cadena internacional del tráfico de droga, minería ilegal o trata humana.

Estos cuatro indicadores no son autoexcluyentes y deberían informar estrategias de transformación y desmovilización de estos grupos dentro de la “Paz Total”.

1. Relacionado con las metas sea políticas, económicas, identitarias hay que elaborar medidas específicas para cada contexto, centradas no sólo en los perpetradores de la violencia, sino sobre todo en la sociedad civil; por ejemplo, mejorando las oportunidades de participación política y social. Esto es importante tanto como incentivo para la desmovilización como también puede ser una medida de prevención frente al reclutamiento de jóvenes.

2. Frente al financiamiento de los grupos armados es importante crear oportunidades de vida y trabajo más allá de las economías ilegales. Al mismo tiempo, éstas se deben contener en base del Estado de Derechos y en diálogo con las comunidades porque la vía represiva genera dinámicas violentas.

3. En el ámbito de las relaciones con el Estado y la sociedad la promoción de relaciones constructivas entre Estado y sociedad es de suma importancia para generar y aumentar la confianza en las instituciones. Colombia como toda América latina se caracteriza por niveles mínimos de confianza en instituciones importantes para la seguridad y la justicia.

4. En sitios dónde los grupos armados tienen relaciones transfronterizas o internacionales las estrategias también necesitan abordar estas dimensiones. En el tema de las economías ilícitas, como las drogas, hay que cambiar los incentivos no sólo en el lado de la oferta sino también respeto a la demanda. En la trata de personas es prioritario combatir a los que cobran y no criminalizar la migración. En relación con la minería ilegal podrían ayudar mecanismos de certificación y el monitoreo de cadenas de producción.

La mezcla específica de medidas en estas cuatro dimensiones será distinta entre los grupos, pero necesita adicionalmente tres elementos comunes para todos: el marco normativo debe ser la garantía de derechos humanos individuales como colectivos; políticas de justicia para las víctimas los cuales se merecen tanto verdad como recompensas; y un monitoreo transparente y crítico. Aquí actores de la sociedad civil, los más perjudicados de la violencia generalizada como selectiva, podrían jugar un papel de suma importancia. Frente a las experiencias del pasado necesitarían protección tanto del gobierno como de actores internacionales acompañando el proceso de paz total.

Estrategias de construcción de paz son contenciosos y suelen reproducir conflictos existentes o generar conflictos nuevos. Su viabilidad y éxito dependen de acuerdos sobre su contenido y los procedimientos fundamentales. Para esto hay que construir alianzas amplias y marginalizar aquellos actores que sabotean los mismos. Colombia podría enseñarle al mundo cómo se puede construir una paz más allá de la ausencia de la guerra.

* Politóloga, Investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y del Área en Hamburgo y Profesora del Centro de Estudios de Conflicto de la Philipps Universidad, Marburg.

Por Sabine Kurtenbach*

 

Atenas(06773)24 de marzo de 2023 - 10:36 p. m.
Y cómo se presta una entelequia como esta de la paz total pa q' x doquier siempre resulte un entelerido debajo de una piedra con sus utopías; total, el papel aguanta con todo. Y como es costumbre, y pa despistar calentanos, siempre llaman "guerra" a lo q' fue simple accionar criminal de unas bandolas q' se vendían con banderas de lo social, si cual un gran basurero q' ahí pueden tirar cualquier miasma.
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