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Cuánto dolor sigue arrastrando Colombia con la pérdida de vida humanas, de jóvenes que no alcanzan a disfrutar las bondades de esta tierra, de mujeres y hombres que entierran a sus hijos e hijas o familias desarraigadas del espacio geográfico que les dio sustento, emigrantes y exiliados que no volverán.
“Remolino de alas /Ignotos lugares /abrazos para no volver” (Amazonía entre sombras)
Las cifras danzan y conmueven a sectores sociales, pero no a muchos altos mandos cuya misión es cuidar de los habitantes de Colombia, no conmueve a quien estuvo al frente del Estado y las Fuerzas militares. ¿Cómo podemos leer que 6.402 muchachos de sectores populares fueron fusilados extrajudicialmente por el Ejército para hacerlos aparecer como bajas en combate?
¿Acción u omisión? Todos apunta a que poco a poco se desenreda una realidad que aún esconde al autor o autores intelectuales ¿Quién dio la orden? Es la pregunta de sus familiares. Y los 120 mil desaparecidos, los líderes y lideresas asesinados, los guerrilleros y soldados muertos…Colombia es un país de ausencias.
¿Qué finalidad tiene la política? ¿Hacer posible lo imposible? Y ¿Cuál la de ciertos políticos? Con excepciones, la mentira, la ambición, el enriquecimiento, la fama, el fraude, defectos que se han fortalecido con el incremento del narcotráfico y la presencia y acción del paramilitarismo -que han apostado por la toma del poder político y el Estado- se han instalado en personas que construyen argumentos a tal punto que les quita el sentir y el aprecio por la vida de otras y otros, no sólo quienes no piensan igual.
Los sentimientos, inherentes a la condición humana, se pueden bloquear para dar paso a unas normas que dejen actuar sin importar los medios, trabajan para lograr el fin, y las personas dentro de estos parámetros constituyen grupos, movimientos y partidos en busca de una homogeneidad y el ejercicio para influenciar a la ciudadanía.
El odio, la rabia y el deseo de segar la vida del opositor (no es una expresión simbólica, es el enemigo al que en Colombia no sólo se le desea la muerte, se mata) es otra característica que suma a las apuestas políticas, polarizadas con lenguajes atrincherados, ofensivo, denigrante… ¿Seguiremos con esta forma de hacer política? ¿Seguiremos siendo un país de ausencias y distancias?
Pasó la posguerra, la Guerra fría, la invasión a Vietnam, el auge del movimiento guerrillero en el mundo, la invasión a Irak con un largo etcétera y en Colombia, el conflicto continúa cada vez con actores nuevos sin que desaparezcan los anteriores, la derecha cada vez más hacia la derecha y la denominada izquierda con propuestas liberales. Sí hay cambios.
Los nuevos partido, grupos y movimientos no se consolidan como tal, y a pesar de sus propuestas progresistas, copian estilos de la rancia política de los viejos partidos, lastre que no permite un avance para un nuevo país.
El cambio no sólo es de estructuras, el cambio debe ir acompañado de otra forma de hacer política con los intereses del ser humano al centro, con otra forma de relacionamiento desde el respeto, la dignidad y los derechos, un enriquecimiento espiritual y un acercamiento con la naturaleza. Más verdades para hacer política y darle fin a al atraso económico, falta de justicia, a esta progresión geométrica de ausencias y distancias.
Dice la filósofa del Siglo XX, Hannah Arendt, que “La historia del conflicto entre la verdad y la política es antigua y compleja, y nada se ganará con la simplificación o una denuncia moral. A lo largo de la historia, los que buscan y dicen la verdad fueron conscientes de los riesgos de su tarea; en la medida en que no interferían en el curso del mundo, se veían cubiertos por el ridículo, pero corría peligro de muerte el que forzaba a sus conciudadanos a tomarlo en serio cuando intentaba liberarlos de la falsedad y la ilusión, porque, como dice Platón en la ultima frase de su alegoría de la Caverna: ´no lo matarían si pudieran tenerlo en sus manos´”. (Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política).
Hemos logrado avances, negociaciones acuerdos que son ensombrecidas con la maraña de hechos y circunstancias que envilecen la política, con las armas que no silencian quienes invocan caminos que perdieron vigencia o quienes buscan enriquecerse con el desprecio por la vida y por quienes por su falta de grandeza no suman y siguen mintiendo. La paz total necesita ser acompañada con propuestas, ya experimentamos negociar con uno u otro.
La verdad y la política van de la mano para cambiar el paisaje de un país de ausencias y distancias.
“Trasiego con tu ausencia/sobre el insondable desierto/de un punzante dolor. /Indescriptible amargura, /inefable tristeza. /Vacía mi existencia”
“La distancia/con su aliento lejano/redime recuerdos/crea leyendas/borra figuras/deshace querencias. /La distancia, / la dis… tan… ciaaa /eclipsa el tiempo/ahoga penas… (Amazonía entre sombras).
Cambiemos el curso que hemos dado a nuestra historia, lo merecemos. Si queremos la paz necesitamos generosidad. Construyamos la paz buscando que la casa sea grande y quepamos todas, todos, usted y yo, aquella y aquel…
