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A pesar de ser un fenómeno reciente, el Estallido Social ha cobrado una especial relevancia en la reflexión social y política de los últimos años. La necesidad de comprender qué, cómo y por qué sucedió, la urgencia de construir memoria desde las y los protagonistas y, sobre todo, identificar lo que debe transformarse de raíz para garantizar la vida de las y los colombianos han llevado a un Estallido de producción de literatura y de arte sobre aquellos días. Libros, cortos, murales, relatos, artículos y demás formas en las cuales nos comunicamos nos han permitido ver y analizar, desde diversas aristas, lo sucedido.
Los momentos como el Estallido, de concentración de sentimientos, experiencias, y posibilidades que imprimen un sentido a la historia por venir, son heterogéneos y dependen de diversas situaciones. Ahora comprendemos que sus raíces estuvieron en la profunda desigualdad agravada por la pandemia; que se inscribe en una trayectoria de ascenso de la movilización social y que tuvo que ver con las discusiones abiertas por el Acuerdo Final de Paz. Y, por supuesto, que puso de presente el agotamiento del modelo formal de participación ciudadana y la emergencia de múltiples expresiones de movilización. También sabemos que fueron las mujeres, las y los jóvenes, las comunidades étnicas, los pobladores urbanos quienes sostuvieron la protesta y le mostraron al país la posibilidad de ser de otra manera. Pero sin duda, fue la juventud quien asumió el protagonismo de invitar al país a pensar y actuar sobre nuestra realidad.
Con esto en mente, Foro Nacional por Colombia articuló un trabajo de investigación y análisis sobre las dinámicas participativas de las y los jóvenes durante los años 2018 – 2022, para aportar en la generación de conocimiento y propuestas para la garantía del derecho a la participación. Así, el informe ¿Qué ha pasado con la Participación Ciudadana Juvenil en Colombia? 2018 - 2022, lanzado el pasado mes en Cali y realizado a partir de la experiencia de Foro en el acompañamiento de organizaciones juveniles, se centra en Barranquilla, Bogotá y Cali, analizando el contexto socioeconómico juvenil, los diseños participativos y las prácticas participativas desplegadas por los y las jóvenes. En el primer aspecto, encontramos unos años de dramática vulneración de los derechos fundamentales de la juventud, que afectó especialmente a las mujeres jóvenes. En el segundo, resaltó un modelo participativo juvenil basado en la formalidad, cortoplacista y desarticulado distrital y nacionalmente; la ausencia de información oficial clara y actual sobre la situación de la juventud, entre otros obstáculos.
Especialmente, el tercer aspecto analizado destaca por su importancia actual. Durante el Estallido, las y los jóvenes desplegaron de forma novedosa un verdadero caleidoscopio de formas alternativas de participar, desconocidas por lo institucional, que expresaron identidades múltiples, reivindicaciones multiescalares y una alta capacidad de establecer diálogos multisectoriales. Ollas comunitarias, Primeras Líneas, espacios humanitarios, asambleas, “puntos de Resistencia”, entre otros, basados en la horizontalidad y la toma colectiva de decisiones, nos mostraron una ciudadanía juvenil activa y propositiva. Desgraciadamente, esta juventud se encontró con la violencia oficial y el diálogo condicionado por parte de los gobiernos nacional y locales con dramáticas consecuencias para sus cuerpos y sus proyectos de vida, como lo alertó en su momento la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En suma, la participación juvenil del periodo nos mostró la intensificación de lo que Foro ha denominado las disputas participativas entre el diseño institucional tutelado y limitante del derecho y el empuje ciudadano por una participación incidente, autónoma y flexible. En el caso de las y los jóvenes, su acción logró no solo la implementación integral del Sistema Nacional de Juventudes, sino que articuló agendas ciudadanas, propuso medidas para la garantía de los derechos desde sus realidades territoriales y le demostró al país la potencia del encuentro ciudadano para la resolución de los problemas.
De esta manera, los retos participativos actuales en el país están a la orden del día. Necesitamos transitar a un modelo de diálogo social y de gobernanza democrática territorial capaz de poner en conversación las formas institucionales y la participación alternativa. Esto implica complejizar enfoques, innovar en las formas y reestructurar espacios e instancias. Particularmente, conlleva avanzar en tareas participativas pendientes como las del Acuerdo Final entre las que se cuenta una ley de garantías para la protesta y la movilización social, la reformulación de la Política Pública de Participación Ciudadana o la reforma a la Ley 152 de 1994. Aunque algunas de estas tareas las ha asumido el Plan de Desarrollo actual, urge una acción institucional decidida, encaminada a la apertura democrática. Solo de esta manera, la transición política habilitada por el Estallido Social será una realidad y los sueños y proyectos de la juventud colombiana encontrarán terreno fértil para ser, saber y estar en el mundo.
*Foro Nacional por Colombia es un Organismo Civil no Gubernamental sin ánimo de lucro, creado en 1982, cuyos objetivos son contribuir al fortalecimiento de la democracia en Colombia. Desarrolla actividades de investigación, intervención social, divulgación y deliberación pública, asesoría e incidencia en campos como el fortalecimiento de organizaciones, redes y movimientos sociales, la participación ciudadana y política, la descentralización y la gestión pública, los derechos humanos, el conflicto, la paz y las relaciones de género en la perspectiva de una democracia incluyente y efectiva. Foro es una entidad descentralizada con sede en Bogotá y con tres capítulos regionales en Bogotá (Foro Región Central), Barranquilla (Foro Costa Atlántica) y Cali (Foro Suroccidente).