Carmen Lydia Cáceres: tras duras batallas la envolvió el silencio

13 de abril de 2023 - 11:14 p. m.
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Esta mujer de amplia sonrisa subió al bus de la revolución en Colombia como un gran número de jóvenes que soñaban con el amor, con un mundo justo y lo vivían, vivíamos con alegría, entrega y convicción.

En su escrito “El Álvaro que yo conocí” deja notar cómo su presente y futuro se suma a la de los sueños de aquel entonces. “Y es que sí, la vida de Álvaro fue apasionante en toda la dimensión de la palabra, fue como vivir en una constante montaña rusa. Yo me subí a esa montaña en el año 63, cuando coincidimos en la presentación del examen de admisión a la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional y encontré un joven adolescente aún, tenía 17 años y hablaba de los clásicos de la literatura, conocía de teorías políticas, de Marx y Engels, pero disfrutaba intensamente también las historias de “indios y vaqueros” que encontrábamos en las droguerías o puestos de periódicos”.

Esta estudiante enamorada dejó a su Álvaro Fayad porque él decidió abandonar la Juventud Comunista y marcharse a las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), cuando regresó porque no le convenció esta organización, y encontró ocupado el espacio del amor, no le quedó otro camino que la tusa. Carmen Lydia no iba a esperar eternamente, cuenta entre risas Myriam Rodríguez.

Myriam salió de la cárcel antes de la amnistía (Ley 35 de 1982), inició sus visitas en la cárcel de La Picota a su compañero, Carlos Pizarro. Fue entonces el inicio de la gran amistad entre estas dos mujeres que se conocían sólo de vista, pero luego lucharon juntas por la amnistía, las Madres del chal blanco, y lo hicieron con flores frente al Palacio de Nariño, visitaron a monseñor Darío Castrillón y a cuanta personalidad las recibiese.

En un vídeo publicado por la Fundación Carlos Pizarro, “a vuelo de pájaro” dice Carmen Lydia que ser la compañera de Álvaro Fayad y haber vivido en la clandestinidad le significó muchas limitaciones para la vida.

Nunca estuvo en la cárcel, pero como si hubiese estado mientras su compañero quedó detrás de los muros después de un Consejo Verbal de Guerra contra miembros del M-19, en la Colombia democrática consagrada al Corazón de Jesús.

Carmen Lydia anduvo de un lugar a otro y “después de la muerte de él (13 de marzo de 1986) fue como un poco estar sola, sin ningún respaldo de la organización…y como resolver la vida…sola”.

Según escribió en un mensaje la Red de Mujeres excombatientes, de la insurgencia que dejó las armas en los años 90: “…cuidando un nido deshecho por la guerra, alimentando la vida con sus propias especias, luchando, luchando siempre por la seguridad de sus hijas, por ella, por la vida”.

Sintió amargura por el poco reconocimiento que líderes de su organización han hecho a Fayad pese a su estatura política, al papel dentro de su organización y los aportes a la construcción de la paz. Fue un hombre íntegro que vivió la tortura, la represión y le apostó al cambio.

Luego de un allanamiento a la casa de Carmen Lydia, decidió marcharse para España. A su regreso continúa la gran amistad, no hay cambios en la situación económica, sus trabajos son transitorios y precarios. Por los vaivenes de la clandestinidad no presentó su tesis para titularse como psicóloga.

En el ir y venir dentro de sus difíciles condiciones, contó con amigas que la acompañaron por décadas y otras que fueron llegando a su vida para abrirle la puerta, para brindarle con sororidad un espacio, un espacio con mayúscula en medio de la soledad que no le quitó ni el buen humor ni la sonrisa.

Myriam recuerda anécdotas de su vida junto a Carmen Lydia, de sus múltiples viajes por razones de seguridad o su convivencia para apoyarla. La pandemia la pasaron juntas entre historias, películas, telenovelas, comidas, cafés, risas y la paranoia por el virus.

En su cuenta de Facebook, Alejandra Jaramillo publicó:

Viví cerca de Carmen Lydia un par de años cuando recién empezaba la universidad y marcó mi vida para siempre. Con ella aprendí a cocinar, aprendí a escuchar y sobre todo aprendí el arte de maternar. Se mantuvo siempre fiel al cuidado de sus hijas, ni la idea inminente de la revolución la llevó a separarse de ellas. Yo la oía, la seguía y quería vivir la vida con la magia con que ella la vivía. Sin sus historias no habría tomado la decisión de mi vida: hacerme escritora. Gracias, Carmen Lydia, que tu muerte sea un lugar grato, como los que tú sabías construir!

No estamos preparadas, preparados para la muerte, pese a que vivimos en un país en el que no cesan las pérdidas, no estamos preparadas porque la muerte se presentó ante Carmen Lydia, el 5 de abril de este 2023 en Valencia, España. Dolió y dolió mucho no sólo por su partida, sino porque tras duras batallas la envolvió el silencio. Murió lejos y lejos de todo… ¿Por qué?

Las organizaciones que han firmado acuerdos de paz necesitan replantearse el camino y el qué hacer con la situación de las personas que militaron o estuvieron cerca, qué hicieron de sus vidas, una búsqueda por un mejor país, que no fueron dos o tres, fueron cientos y miles.

Al igual que Carmen Lydia, Myriam afirma que luego de la desmovilización (8 de marzo de 1990) mucha gente no tuvo acceso a los apoyos. “No hubo preocupación. Sálvese quien pueda”.

Una gran revolución es el cuidado entre mujeres, el apoyo entre quienes lo necesitan. Las estructuras pueden cambiar, pero si en el mundo personal no lo hacemos. ¿De qué revolución o cambio hablamos?

Hoy nuevamente escribo, digo y grito:

¡Qué retumben! ¡Qué retumben! / que retumben / las voces del silencio.

Y para ese profundo sentimiento…

Amiga, infinitas de amor/presente distancia/aquí o allá/ con brisas o borrascas/ en pie estará/una montaña itinerante/ ¡Nuestra amistad! (Amazonía entre sombras)

 

Norma(12580)14 de abril de 2023 - 11:04 p. m.
Muy conmovedor relato de un camino de solidaridades vividas, cimentadas en la amistad y el compartir los ideales de un mundo mejor, entregando todo. Los espacios que crearon luego de la firma de paz, para crear propuestas que hicieran posible mantener el compromiso con la paz a pesar del asesinato de Pizarro, de los menguados apoyos de los programas de reinserción, no hicieron mella para persistir y convocar siempre frente a la nueva propuesta. Mujeres Admirables!
CGS(c1k1o)14 de abril de 2023 - 12:42 p. m.
Es muy cierto el abandono en q quedan muchos luchadores(as) sociales
Atenas(06773)14 de abril de 2023 - 02:37 a. m.
De los avatares de la vida cuando se toman caminos diferentes a surtir tortuosos y complejos procesos, a la postre de mejores réditos, y en su lugar se opta x atajos q' inevitablemente conducen al abismo.
Juan(45350)14 de abril de 2023 - 12:54 a. m.
Excelente!!! Humano...muy humano
Hernando(58851)14 de abril de 2023 - 12:29 a. m.
Me atrevo a sugerirle a Fabiola que lidere la organización de un grupo, estilo FUNDACION que sirva de apoyo, en todo sentido, a esos colombianos que, debido a la humanidad y solidaridad abrumadoras que nace en sus corazones, renuncian a una vida cómoda y que, en algún momento se trunca su ideal y quedan al vaivén de la incertidumbre y abandono, encuentren una mano bienhechora, pues la merecen.
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