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Haciendo País

La sonrisa del dolor

Rafael Núñez
29 de julio de 2022 - 09:43 p. m.

Arnobia del Socorro Gutiérrez es quizá el símbolo de resistencia, lucha, dolor y sanación de una sociedad atravesada por la guerra y las violencias. La violencia le arrebató a su hija, hijo y esposo, todos en menos de un año. Ella a través de risas y sonrisas, logra sanarse y sanar a otras víctimas del conflicto armado en nuestro país.

La comuna 13, San Javier, ha sido territorio de violencias y conflictos entre actores armados por varias razones, una de ellas es su lugar estratégico como corredor entre la ciudad de Medellín y la salida hacia el mar por el occidente. -Según Alejandra Balvin, vocera sobre desaparición forzada de Mujeres Caminando por la verdad, organización de mujeres, madres y familias buscadoras -, en la comuna 13 se originó “una ola de violencia que produjo diversos tipos de victimizaciones como desplazamientos, homicidios, desapariciones, por parte de los actores armados que hacían presencia como los Comandos Armados del Pueblo (Cap), guerrillas urbanas del Eln y Farc”.

El 23 de octubre del año 2001, Arnobia y su esposo trabajaban, mientras que Natalia su hija mayor, quien cuidaba a sus tres hermanos, fue sacada de la casa por hombres del Eln. Esa fue la versión que contó el hijo menor de Arnobia cuando ella regresó a su casa y no encontró a su hija Natalia. El contexto de Colombia, la ciudad y su comuna, era de conflicto, de violencia, por esta razón, Arnobia no quiso denunciar. Al año siguiente, en el 2002, a pocos meses de la desaparición de su hija, y aún sin saber nada de ella, hombres armados asesinaron a su hijo y su esposo. Sí, en menos de un año, sucedió todo eso.

El 15 de junio del 2002, llamaron a Arnobia del hospital de Alejandría para indicarle que allá estaba un cuerpo con características similares a las de Natalia. El cuerpo, según indicaba la llamada, era de una Persona No Identificada (PNI) que había sido dado de baja en combate. Sin embargo, Arnobia analizó la situación, y por causa de sus miedos, incertidumbres y zozobras, dijo: 1) ¿Cómo hicieron para obtener mi número personal? ¿Cómo se pudieron contactar conmigo?; 2) No tengo plata para viajar ni con quien dejar los dos niños; 3) podía ser una trampa para ir hasta un municipio y que allá o en el camino le pudiese suceder algo. Con base en estas tres razones, ella decidió no ir, sin embargo, del hospital le dijeron que, en caso de no ir a hacer el reconocimiento, ella sería inhumada (enterrada) como una Persona No Identificada o NN en el cementerio del municipio de Santo Domingo.

En el año 2018, luego de 16 años de búsqueda, Arnobia le cuenta a Mujeres Caminando por la Verdad, organización a la cual ella pertenece que, ella recordaba que en la habían llamado en el año 2002 del hospital del municipio de Alejandría. A partir de esto, se hacen los requerimientos legales y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, hace el proceso de indagación en el municipio. Allá se contactan con el párroco que recuerda haber inhumado un cuerpo con esas características y que, además, existen otras 18 personas inhumadas como PNI o NN. Seguidamente, se realiza la búsqueda en los registros y efectivamente, las características documentadas coincidían con Natalia Andrea.

Luego de esto, iniciaron el proceso de exhumación (sacar el cuerpo). Fue un momento difícil para Arnobia, según palabras de Alejandra Balvin, al momento de sacar el cráneo, su cabello resaltó y eso fue lo primero que Arnobia reconoció. Posteriormente, sacaron la parte del pie y allí se encontraba un escapulario amarrado, en ese momento, Arnobia dijo: “yo no recordaba el escapulario, pero ahora sí lo recuerdo, y estoy segura de que ella es Natalia, mi hija nunca se quitaba el escapulario del pie”. Esa es la parte inicial del reconocimiento, sin embargo, se realizaron pruebas genéticas para comprobar que fuera Natalia y sí, fue en julio del 2022 que Arnobia recibió a su hija de vuelta.

Pese a esta situación, las dificultades, dolores y tragedias de Arnobia no terminan ahí. Hace 7 años le diagnosticaron cáncer de seno, su vida trascurre entre su venta de salpicón con obleas cerca de una estación de Metrocable en Medellín, la quimioterapia y la búsqueda solidaria de los demás desaparecidos de la ciudad y del país. Para Alejandra Balvin, Arnobia es una mujer de admirar, porque ella tiene la capacidad de contar sus tristezas en medio de risas, ella siempre -menciona Alejandra- tiene una sonrisa, una forma de sanar en medio de la risa y eso, es de absoluta admiración.

Arnobia siempre encuentra una linda palabra para cada situación difícil, es una mujer fuerte, con templanza, inteligente, amorosa, cuidadora, solidaria, y fraterna. A pesar del sufrimiento que ha padecido los últimos 21 años, se niega a borrar su sonrisa de la cara, sigue apoyando en la búsqueda de los demás desaparecidos, sigue luchando desde Mujeres Caminando por la Verdad, sigue luchando con su sonrisa, que es el arma más poderosa para sanar y construir un país con verdad, justicia, reparación, y garantías de no repetición.

Gracias Arnobia.

Por Rafael Núñez

 

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