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‘La verdad’ de Mancuso y la importancia de los datos para la paz de Colombia

Camilo Cetina*
05 de junio de 2023 - 11:33 p. m.

El pasado 25 de mayo, el Presidente Gustavo Petro sugirió -en reacción a las declaraciones hechas por Salvatore Mancuso ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)-, que el conflicto armado en Colombia sirvió para la comisión de crímenes de lesa humanidad, lo cual podría implicar que el Estado colombiano sea procesado por la Corte Penal Internacional (CPI) si la justicia doméstica no actúa frente a los horrendos hechos revelados por el confeso jefe paramilitar.

Aunque la discusión que recogieron algunos medios de comunicación se enfocó en la jurisdicción de la CPI, el mensaje del Presidente se centraba en la necesidad de establecer la verdad sobre la gravedad de los delitos incluidos en dicha declaración.

Hoy en día el esclarecimiento de la verdad sobre las atrocidades conocidas por la JEP, el desarrollo de diálogos de paz y la implementación de los acuerdos están determinados por una piedra angular: los datos.

Por ejemplo, el potencial de los datos (en particular, el big data) para esclarecer la verdad en un conflicto fue explotado en Guatemala a principios de este siglo. Examinando y detectando los profundos silencios en los registros que quedaron de la extinta Policía Nacional de ese país, un grupo de analistas y archivistas contribuyeron a establecer la responsabilidad penal de antiguos jefes y oficiales de la Policía por violaciones de derechos humanos.

Se descubrió allí, cómo políticos y burócratas no sólo censuraron la información y destruyeron registros sino que -también- generaron silencios utilizando términos engañosos y una clasificación equívoca en los registros de sucesos cotidianos.

El uso de los datos en materia de construcción de paz está siendo apenas explorado. En el siglo XX, lo que informaba el diseño y la implementación de los procesos de paz estaba en el dominio físico (desde fronteras y recursos en disputa hasta información de fondo en forma de textos que servía de base para las negociaciones) y cerrado a algunas pocas personas.

Hoy cualquier persona con un dispositivo móvil puede pronunciarse públicamente sobre asuntos relacionados con la búsqueda de la paz o la implementación de ésta. El agregado de comentarios y voces específicos puede informar progresivamente u oponerse destructivamente a las negociaciones oficiales.

Aún más alarmante es que las partes interesadas de alto nivel en las negociaciones de paz tienen muy poco control sobre las tendencias de las redes a través del cual pueden surgir ideas, preocupaciones y críticas. Todo ese acervo de información se produce y reside en Internet y la web, donde se consume, difunde, edita, discute y archiva -lo cual genera más datos sobre esas ‘conversaciones’-.

En el ecosistema de actores con presencia internacional en materia de paz está surgiendo un movimiento que reutiliza los conjuntos de datos disponibles para aplicarlos a la consolidación de la paz. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrolló UN Global Pulse, como iniciativa sobre big data e inteligencia artificial para el desarrollo, la acción humanitaria y la paz.

Universidades como Princeton o Stanford están desarrollando Proyectos de Estudios Empíricos del Conflicto (ESOC) para el análisis de grandes conjuntos de datos para determinar y predecir patrones sobre la insurgencia, la guerra civil y otras fuentes de violencia políticamente motivada.

Aún está por explorar hasta qué punto el fenómeno de explotación de los datos están entrelazados en la consolidación y el mantenimiento de la paz. Sin un estudio tan sólido, no se puede asumir fácilmente que los grandes datos, su existencia y consumo, siempre sirven para fortalecer la paz.

Es muy posible que el big data contribuya más a la desestabilización en democracias frágiles, especialmente aquellas con poca alfabetización mediática y canales de propaganda arraigados. Aquellos que apoyan la violencia posiblemente defenderán los grandes datos tanto como aquellos interesados en cómo se puede empaquetar esta información para la paz.

Cómo aprovechar al máximo este potencial progresivo y no violento de los grandes datos para salvar vidas y construir la paz es uno de los desafíos más importantes en este siglo, en particular en Colombia.

El Fondo Colombia en Paz está implementando un proceso de innovación digital para contribuir en este frente. Por un lado, creó un portal de datos abiertos para explorar información relacionada con la contratación, el gasto y la toma de decisiones en la asignación de recursos para la implementación del acuerdo.

Por otro, está desarrollado ambientes de datos compartidos para que las diferentes entidades consulten información en tiempo real sobre la gestión de los recursos, el avance de los proyectos, el perfeccionamiento de contratos, y otros aspectos de la gestión pública.

Parte de la construcción de paz, pasa por lo digital: hay que iniciar con la transparencia y la generación de ambientes colaborativos para el consumo de datos e información, que tal vez ayuden a crear soluciones específicas para la terminación del conflicto en Colombia, a esclarecer la verdad sobre el conflicto y a consolidar una paz total que es, en últimas, el anhelo de la Nación colombiana.

(*) Director Ejecutivo Fondo Colombia en Paz

Por Camilo Cetina*

 

Sancho13(17834)25 de junio de 2023 - 12:10 p. m.
Lo único que hace falta ,con toda la cantidad de datos, testimonios hechos existentes,es que la fiscalía actúe. Pero como ahí está montado Barbosa con aparentes relaciones con los actores,eso no va a suceder. Que hacemos Dios mío,para que haya justicia en este país
Atenas(06773)06 de junio de 2023 - 12:43 a. m.
En otras palabras, lo q’ afirma Cetina es el debido hacer, o lo lógico y coherente cuando un hecho de por sí grave, como es la violencia en país, no puede ni debe tomarse a la ligera y a partir de emociones, de simples relatos y más cuando quién los profiere es tenebroso criminal, y así alude a la lora q’ dio Mancuso sobre lo ya conocido y trillado. En concreto, q’ más q’ relatos es preciso aportar nuevos datos viables de verificar en lugar de darle crédito a quien tanto gusta pontificar.
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