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Las mujeres constructoras de paz y las elecciones

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Kenneth Burbano Villamarín
19 de diciembre de 2025 - 08:24 p. m.
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El acontecer político en Colombia copa toda la atención de la opinión pública e inquieta en su diario vivir a la ciudadanía con la proximidad de las elecciones de 2026. Los partidos políticos, las consultas, la conformación de listas y las alianzas se convirtieron en asociaciones inicuas para conseguir votos, desde luego hay excepciones. Todo este proceso debería causar alegría si lo pretendido es renovar el compromiso con los valores democráticos. Pero no, esta época electoral genera inseguridad, miedo y la alteración del orden público se recrudece; muchos candidatos para figurar utilizan un fárrago, entre más pendencieros mejor, todo un contrasentido, pues la violencia verbal es el detonante para la agresión física.

En 2025, uno de los sucesos más escandalosos y repugnantes fue el protagonizado por el representante a la Cámara, Miguel Polo Polo. La Corte Constitucional mediante sentencia T-375 de 2025, le ordenó reparar a las víctimas de los falsos positivos, luego de que el mencionado congresista violentara una manifestación artística llamada “Mujeres con las botas bien puestas” realizadas por el Colectivo de Madres de Falsos Positivos (MAFAPO). La Corte consideró que la expresión artística de las MAFAPO está protegida constitucionalmente, mientras que las acciones del congresista no están amparadas por la libertad de expresión. La sentencia de tutela no se ha cumplido, se espera que la Corte aplique las sanciones respectivas.

Lo anterior es un ejemplo que obliga a realizar un proceso de reflexión sobre la importancia de votar a conciencia. Nadie que promueva el odio, la discriminación y el sectarismo puede ser elegido o reelegido, sea cual fuere su partido o movimiento político; asimismo, aquellos que tienen como propuesta la eliminación del otro para recomponer la sociedad. Los electores tendrán que decidir entre aspirantes y jefes políticos disímiles, muchos de ellos permanentemente inmersos en escándalos, en problemas judiciales, disciplinarios e incluso familiares. Es preciso revisar con cuidado los antecedentes personales, la gestión, los logros obtenidos como servidores públicos, que la memoria no falle. Abrir la puerta a nuevos liderazgos y representantes oxigena la política, sin dejar de lado la revisión de quien los respalda.

Al finalizar el presente año está pendiente el cumplimiento de la sentencia de tutela mencionada a favor del Colectivo de Madres de Falsos Positivos (MAFAPO); también 23 asociaciones, colectivos y organizaciones le exigen al presidente Petro firmar el decreto que reglamenta la Ley 2364 de 2024 “Por medio de la cual se reconoce y protege de forma integral la labor y los derechos de las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada”. Este decreto es necesario, entre otros aspectos, para que las instituciones puedan cumplir con las obligaciones derivadas del Registro Único de Mujeres Buscadoras, materializar la especial protección constitucional que las ampara y los deberes del Estado; la ley fue promulgada hace 18 meses.

Para las próximas elecciones hay que elegir a quien haya asumido un compromiso serio de salvaguarda de los derechos humanos; lideresas, candidatas y candidatos que con acciones afirmativas, solidaridad, ejecutorias reales y compromiso defienden esta causa, o que en sus propuestas la consideran prioritaria. En nuestro país hay millones de víctimas que requieren ser escuchadas, atendidas y reparadas, no instrumentalizadas ni utilizadas con fines electorales. Lamentablemente el ejercicio del voto libre en numerosas zonas del país está prohibido, la dominación territorial de los grupos al margen de la ley y las permanentes infracciones al Derecho Internacional Humanitario así lo determinan.

Se identifica con los principios democráticos el candidato o candidata que proponga el diálogo para superar los conflictos y la violencia, sin que la comisión o participación en crímenes de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra tenga una alternativa diferente de responder ante la justicia, o que mientras hay acercamientos o negociaciones se pueda seguir cometiéndolos. Por otro lado, los procesos judiciales en ocasiones no logran satisfacer las demandas de justicia con respecto a personas relacionadas con la comisión de graves delitos, pues bien, ahí está a la mano la sanción moral por parte de los ciudadanos y el castigo político en las urnas.

No cabe duda de que ayer y hoy en Colombia las mujeres asumieron con valentía la lucha contra la impunidad y la búsqueda de la reconciliación, madres, hijas, hermanas, esposas, compañeras, familiares, lideresas, defensoras de los derechos humanos, son constructoras de paz, ejemplo vivo de perseverancia, valor y dignidad. Este año quedó demostrado: “las cuchas tienen razón”.

✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com, nortega@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.

 

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