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El corazón humano late entre 60 y 100 veces por minuto, cuando estamos enamorados usualmente late más rápido, sin embargo estamos seguros que si este año hubieran revisado el nuestro, lo tendríamos a mil. El octavo Festival Internacional de Cine por los DD.HH. se suma a la fiesta de la paz, cinco años después del acuerdo que cambió el rumbo del país.
Seguimos latiendo después de ocho años, seguimos latiendo con lo difícil que es latir en Colombia, con lo complejo que es trabajar por las culturas, por las historias, por el cine, en el país del Sagrado Corazón.
Seguimos latiendo y este año presentamos 50 películas y más de 40 diálogos y conversaciones que nos han hecho latir. En estos ocho años nos hemos consolidado como uno de los festivales de Cine y DDHH más grandes de América Latina. Hemos sido escenario dela diversidad social y política de nuestro país, nuestra región y el mundo.
Hemos puesto en el centro, en el foco, a las víctimas, a los y las luchadoras por los DDHH, a las comunidades, a las que todo y más les debemos. Y por eso no nos queda más que decir “latimos, sigamos latiendo”.
Pero ¿para qué latir? El 2021 nos mostró un estallido social sin precedentes en la historia reciente de Colombia, las y los jóvenes se fueron a las calles con un sueño profundo y simple: cambiar el país. Los y las jóvenes son los maestros este año, y es la vida imponiéndose sobre la muerte, es la esperanza superando las noches oscuras, porque noches oscuras hemos vivido en Colombia.
En Siloé y en el Paso del Comercio, en Usme, en las calles de Bogotá, en territorios bombardeados, en el Catatumbo y en el Cauca. Y las lecciones que desde todas las regiones nos llegan, es que ante la vida solo nos queda seguir vivos, luchando y latiendo.
Sería injusto si no agradeciera a las personas que han hecho posible este latido; este año abrimos el festival con Héctor Abad, tuvimos a Ingrid Betancourt, la Comisión de la Verdad, las familias de las víctimas por abuso policial, los activistas por los derechos humanos, invitados internacionales y nacionales. Nos regocija mostrar una programación que reivindica una cultura de diálogo en una sociedad polarizada. Agradecer al programa Estado de Derecho de la Fundación Konrad Adenauer, varios años ha sido nuestro socio en esta aventura por la vida, el cine y la paz.
Creemos que el cambio que requiere Colombia se dará solo a través de la cultura. Por eso seguimos latiendo, por muchos festivales más y por todas esas historias que nos recuerdan que seguimos vivos, que seguimos latiendo. Gracias a todos por hacer parte de nuestra historia.