La paz nace en nuestros corazones si somos suficientemente fuertes para sostener pensamientos positivos alrededor de su importancia y la que tiene la dignidad de los demás. A través de nuestras actuaciones, lo tóxico que habita en ciertos espacios podría desaparecer, logrando una mejor convivencia a pesar de nuestras diferencias. En términos de Pinker, debemos ser conscientes de los ángeles que habitan en nosotros.
En un país en conflicto armado desde hace seis décadas, con millones de víctimas, atravesado por graves problemas sociales, políticos, económicos y judiciales que intoxican nuestra mente y corazón, pasan desapercibidas a veces las actuaciones de miles de seres humanos que intervienen en conflictos con repercusión jurídica y judicial logrando superarlos. Cada vez que un consultorio jurídico o un centro de conciliación de una universidad actúan se genera un contexto más amplio de civilidad y democracia.
En el año 1976, en un escenario impensado para algunos que desconocen la historia, en la Escuela Militar de Cadetes del Ejército Nacional, por decisión gubernamental, empezaría a funcionar un programa de derecho bajo el liderazgo de un hombre de estado como Jhon Agudelo Ríos; un ciudadano ejemplar y fundamental para la construcción de paz en el país (Ver: La estirpe civilista de las FF. AA. como aporte para superar la actual crisis).
Apenas dos años después, los estudios de leyes fueron autorizados bajo la creación de una Facultad de Derecho, que para graduar abogados necesitaría de la creación y puesta en funcionamiento de un consultorio jurídico como escenario de servicio para toda la comunidad y de formación práctica de los futuros profesionales.
El 29 de octubre de 1981, el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá en su sala de gobierno autorizó la creación del epicentro de servicio y formación práctica de los constructores de democracia neogranadinos (en 1980 se crearía por la Presidencia una unidad administrativa especial, que luego se denominaría hasta 1982, “Centro Universitario Militar Nueva Granada”), el primer gran ejemplo de proyección social de la posterior universidad.
Durante cuarenta años ininterrumpidos, y desde hace treinta acompañados de un reconocido centro de conciliación, civiles y militares le sirven a la sociedad, no solo evitando más controversias y conflictos que lleguen a las diferentes jurisdicciones, sino excepcionalmente en la representación judicial y extrajudicial de personas sin posibilidad de pagar a un abogado titulado.
Hoy la Universidad Militar Nueva Granada, ente autónomo, desligado jurídicamente del sector defensa, pero sirviéndole a toda la comunidad preservando el amor por la fuerza pública, a través de su Consultorio Jurídico, atiende a miles de personas anualmente en cincuenta satélites ubicados a lo largo y ancho de la capital y también en municipios aledaños. 4901 seres humanos neogranadinos se han formado bajo la cariñosa pero estricta asesoría de muchos de los mejores litigantes y asesores, acompañados de un personal académico – administrativo, cálido y altamente capacitado para responder las exigencias de la población más necesitada.
La casa de estudios neogranadina es el mejor ejemplo de la unión, compañerismo, convivencia, fraternidad y construcción de una Colombia mejor para todos y en donde se demuestra que las fuerzas armadas son una parte esencial del pueblo sin las cuales no puede gestarse ningún escenario de transición, posacuerdo o el anhelado posconflicto. Felices cuarenta años para el Consultorio Jurídico de la Universidad Militar Nueva Granada. ¡Calidad con calidez humana! ¡plus ultra!