Nos han dado la Tierra

“Nos han dado la tierra”, Juan Rulfo.

Para recorrerla.

Indira y su abuela Jacinta recogen lirios y los venden en el cementerio. El corto del director Igor Galluk es un recorrido de un día por la tierra que se nos ha dado como dice Rulfo, como lo presiente Rulfo.

A través de una fotografía luminosa y cálida, una cámara sigilosa sigue el oficio de Jacinta. Traspasa el interior de su hogar en el que Indira se levanta, mientras Jacinta afuera se alista para salir. Y continúa abriéndose camino.

Ellas, distantes en el tiempo, comparten el oficio de recorrer la tierra, recoger sus frutos, trabajarla.

Una tierra que si bien es la tierra de la gran América, del sur de la Argentina profunda, la de pueblos milenarios que la han recorrido siempre, en algo es la de Rulfo. En el esplendor de hallarnos conectados. En su premonición

Ésta es rica, amarilla y fértil, una tierra para todos. Una tierra que se nos ha dado ella misma y por la que Jacinta ruega: — “pachamama, madre tierra señora, como dueña del pueblo, pachamama señora, bien nos vas a cuidar”.

Esta tierra que es de todos, en el corto de Galluk con especial contención y esmero esta afirmación se pone en recelo. ¿Acaso, puede ser de todos, si con un gesto, una frase, un acuerdo no cumplido, un estribillo en la radio, “la tierra del olvido”, se abre la sospecha de un desplazamiento, un nuevo orden, un olvido?

La vendedora de flores nos muestra al son de la danza de la Paloma enamorada de Atahualpa Yupanqui, en su carreta llena de flores, la belleza de un paisaje, de un territorio habitado por lo femenino, de una cotidianidad tranquila y sin ruido, dulce y fuerte, de una raza telúrica y solitaria, la evidencia del peligro.

¡Recomendada!

*Esta reseña fue publicada en alianza con el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. Su séptima edición se lleva a cabo de manera virtual, del 5 al 13 de noviembre. Las 60 películas seleccionadas podrás verlas en la página https://www.cineporlosderechoshumanos.co

“Nos han dado la tierra”, Juan Rulfo.

Para recorrerla.

Indira y su abuela Jacinta recogen lirios y los venden en el cementerio. El corto del director Igor Galluk es un recorrido de un día por la tierra que se nos ha dado como dice Rulfo, como lo presiente Rulfo.

A través de una fotografía luminosa y cálida, una cámara sigilosa sigue el oficio de Jacinta. Traspasa el interior de su hogar en el que Indira se levanta, mientras Jacinta afuera se alista para salir. Y continúa abriéndose camino.

Ellas, distantes en el tiempo, comparten el oficio de recorrer la tierra, recoger sus frutos, trabajarla.

Una tierra que si bien es la tierra de la gran América, del sur de la Argentina profunda, la de pueblos milenarios que la han recorrido siempre, en algo es la de Rulfo. En el esplendor de hallarnos conectados. En su premonición

Ésta es rica, amarilla y fértil, una tierra para todos. Una tierra que se nos ha dado ella misma y por la que Jacinta ruega: — “pachamama, madre tierra señora, como dueña del pueblo, pachamama señora, bien nos vas a cuidar”.

Esta tierra que es de todos, en el corto de Galluk con especial contención y esmero esta afirmación se pone en recelo. ¿Acaso, puede ser de todos, si con un gesto, una frase, un acuerdo no cumplido, un estribillo en la radio, “la tierra del olvido”, se abre la sospecha de un desplazamiento, un nuevo orden, un olvido?

La vendedora de flores nos muestra al son de la danza de la Paloma enamorada de Atahualpa Yupanqui, en su carreta llena de flores, la belleza de un paisaje, de un territorio habitado por lo femenino, de una cotidianidad tranquila y sin ruido, dulce y fuerte, de una raza telúrica y solitaria, la evidencia del peligro.

¡Recomendada!

*Esta reseña fue publicada en alianza con el Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. Su séptima edición se lleva a cabo de manera virtual, del 5 al 13 de noviembre. Las 60 películas seleccionadas podrás verlas en la página https://www.cineporlosderechoshumanos.co