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En 1975 el dictador Francisco Franco, antes de morir dio la orden para fusilar a cinco militantes del Frente Revolucionario Antifascista Patriótico (FRAP) y de ETA, mientras que en la democrática Colombia sesionaba un Consejo Verbal de Guerra, militares de alto rango juzgando a civiles que luego enviaron condenados en primera instancia al destierro, a la isla prisión Gorgona, creada a finales de los 50 para alejar a los molestos guerrilleros liberales tras la firma del Gran Pacto de la Exclusión: el Frente Nacional.
En ese consejo de Guerra hizo presencia el reconocido jurista Eduardo Umaña Luna que renunció luego de observar las arbitrariedades cometidas y falta de garantías para los acusados y fue en ese Consejo que Jairo Calvo hizo su propia defensa política, ante los tribunales, un compendio histórico sobre las causas que lo llevaron a declararse en rebelión.
“El señor fiscal hablaba de la actual descomposición social del Estado colombiano, hablaba de la actual situación de violencia, que recorre los campos y las ciudades de esta patria, pero se abstuvo de mencionar las causas del origen histórico de esta violencia y de esta descomposición social. Estamos de acuerdo en la descomposición social del Estado colombiano, así también de la actual situación de violencia; pero vamos un poco más allá y vamos a hablar un poco del origen histórico de esta violencia, así como de las causas y los culpables de ella. ¿Estamos de acuerdo en que hay que condenar a los culpables de esta violencia? Si.
¡Y que hay que castigarlos! Sí, pero también tenemos que decir muy clarito cuáles son los culpables de esta violencia.
No es la primera vez que a un revolucionario se le plantea el problema de la comparecencia ante un tribunal militar, que ha de juzgarlo por el presunto delito de rebelión, como es el caso, y no de asociación para delinquir como quieren hacerlo aparecer”.
Colombia ha presumido de una democracia vivida bajo la sombra de la constitución de 1886, dígase en permanente estado de sitio, que en la “floreciente” década de los 70´s el Estado inició las desapariciones de las que se tengan información (caso de Omayra Montoya), Consejos Verbales de Guerra, torturas ¿Cuánto tendrían que contar las caballerizas de Usaquén? ¿Cuántas mujeres violadas en ese mismo lugar?
Nuestro país no tenía un Francisco Franco, el dictador español que murió después de ordenar Consejos Verbales de Guerra que dictaban sentencia en dos días y de ordenar los últimos fusilamientos de Juan Paredes, Ángel Otaegi, (militantes de ETA político-Militar), Ramón García Sanz, José Luis Sánchez Bravo y Xose Humberto Baena (militantes del FRAP). Fue en la madrugada del 27 de septiembre de 1975.
El canta-autor Eduardo Aute lo dijo poéticamente con profundo dolor y rabia en su canción “Al alba” como oposición a la pena de muerte y al régimen:
Miles de buitres callados
Van extendiendo sus alas
¿No te destroza, amor mío
Esta silenciosa danza?
Maldito baile de muertos
Pólvora de la mañana
Presiento que tras la noche
Vendrá la noche más larga
Quiero que no me abandones
Amor mío, al alba
Al alba, al alba Al alba, al alba
Pero nuestro país no tenía un dictador ¿Acaso lo necesitaba? Por ese Consejo Verbal de Guerra que sesionaba también en septiembre de 1975 y otras violaciones a los derechos humanos, Colombia fue condenada por el Tribunal Russell o Tribunal Internacional contra Crímenes de Guerra.
El abogado Carlos Gaviria Díaz fue nombrado observador internacional en el Consejo de Guerra que se seguía contra 23 presuntos integrantes del Ejército Popular de Liberación (EPL) y elaboró un informe sobre la justicia penal militar, mientras que Juan Bosh, expresidente de República Dominicana, participó como delegado del Tribunal en un foro en Bogotá donde escuchó testimonios de organizaciones populares.
A las condenas en España sobrevivieron Manuel Blanco Chivite y Pablo Mayoral que ante la pregunta ¿por qué los indultaron? La respuesta fue contundente ¿Por qué nos condenaron?
Y mientras en España sonaban los fusiles en Medellín continuaba sesionando el Consejo de Guerra en la IV Brigada y Jairo Calvo seguía en su defensa:
En esta situación nosotros los revolucionarios, no somos quienes fomentamos el desorden, ni mucho menos los culpables de la crisis del capitalismo, somos eso sí, actores conscientes y consecuentes. Si luchar contra la miseria, la explotación y la represión y luchar por la libertad… Si esto es delito, si somos culpables.
Si decir la verdad y señalar a los culpables de los males de la humanidad, si eso es un crimen, si somos culpables…
En España hubo una transición a la democracia y se instaló de nuevo la monarquía, en Colombia, Oscar William Calvo, vocero y representante de un partido de izquierda (Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista) y una organización guerrillera (EPL) propuso en la firma de los acuerdos de paz en 1984 una Asamblea Nacional Constituyente elegida por el voto directo, que luego dio vida a una Constitución más democrática. ¿Cómo es hoy la democracia en Colombia? Novela con final abierto.
