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La guerra y el algoritmo: así reclutan los grupos armados a jóvenes en TikTok y Facebook

Una de las investigaciones más completas elaboradas en el país sobre reclutamiento digital documentó cómo TikTok, Facebook, Telegram y los videojuegos son usados por disidencias de FARC, Clan del Golfo y ELN entre otros para engañar a jóvenes e ingresarlos a sus filas. El Estado Mayor Central, que comanda Iván Mordisco, es la estructura que más usa esta estrategia. Estos fueron los hallazgos.

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Redacción Colombia +20
03 de diciembre de 2025 - 09:25 p. m.
Un mensaje tomado de una red social donde el Ejército Gaitanista de Colombia o Clan del Golfo hace un llamado a que jóvenes ingresen a sus filas.
Un mensaje tomado de una red social donde el Ejército Gaitanista de Colombia o Clan del Golfo hace un llamado a que jóvenes ingresen a sus filas.
Foto: El Espectador y Vivamos Humanos
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La escena parece una más de la vida cotidiana de un adolescente. Un joven desplaza con el dedo y casi sin parar los videos que le salen en su cuenta de TikTok. Hay memes, retos, música popular y videos de baile. Entre todos aparece un clip “diferente” un joven sonríe desde una motocicleta, porta un arma, escucha vallenato y usa los colores y símbolos de un grupo armado. En los comentarios, varios preguntan: “¿Cómo hago para entrar?” ““¿Aceptan mujeres de 15?” “Necesito trabajar” “Cuánto pagan”.

El video supera las 200.000 reproducciones. Para el algoritmo, es un éxito. Para el país, una alerta roja.

Lo que parece un clip más del universo digital es, en realidad, la puerta de entrada a una estrategia de captación de menores de edad por parte de grupos armados, de la que se ha venido hablando con fuerza los últimos dos años.

Una investigación reciente de Vivamos Humanos y la Coordinadora Humanitaria —una de las más completas elaboradas en el país sobre reclutamiento digital— documentó cómo TikTok, Facebook, Telegram y los videojuegos se han convertido en vitrinas donde las estructuras armadas exhiben poder, engañan a adolescentes y abren canales de contacto privado que terminan en reclutamiento forzado.

“Los contenidos en estas plataformas contienen elementos musicales propios de los grupos criminales, contenidos narrativos que explican el papel de los grupos y los enfrentamientos con otros grupos armados, la exhibición de jóvenes uniformados, armas, presencia de mujeres en labores de logística y muestras audiovisuales con armas, motocicletas, vehículos, cabezas o insignias propias de los grupos criminales y delincuencia organizada”, dice el informe.

Del scroll al reclutamiento: así se activa el contacto

Para comprender cómo las interacciones digitales se convierten en acercamientos reales, los investigadores realizaron un experimento. Crearon una cuenta anónima, interactuaron con contenido de grupos armados y establecieron comunicación directa con un reclutador. “Se realizó un contacto directo con un integrante del Ejército Gaitanista de Colombia… Se les preguntó cómo era el proceso para el ingreso y cuáles eran las condiciones dentro de la estructura para ejercer la actividad armada”, dice el documento.

El resultado confirma lo que ya sospechaban varias organizaciones territoriales: las ofertas de ingreso se presentan como empleos informales, sin requisitos más allá de disponibilidad inmediata. Una conversación típica, descrita paso a paso en el informe, incluye promesas de pago, logística, alimentación y traslados. La estética viral es apenas la antesala de una negociación que ocurre en privado.

Entre toda la cantidad de grupos armados que usan estas tácticas, -la disidencia conocida como Estado Mayor Central (EMC) al mando de Iván Mordisco y que no está en negociaciones con el gobierno de Gustavo Petro- es la estructura con mayor incidencia: aparece en 61% de los 95 casos documentados entre 2023 y julio de 2025.

El EMC, además, es el grupo que más ajusta a esa operación propagandística: “Es relevante como característica en el EMC la forma en que se adapta, ya que antes existía una estructura centralizada pero que ‘ahora cada bloque tiene una identidad propia y hacen su propaganda de acuerdo al territorio’”, se explica en el documento.

El Clan del Golfo (autodenominado como Ejército Gaitanista de Colombia, EGC) y otras disidencias publican videos aspiracionales que suman miles de interacciones y activan el flujo de preguntas de jóvenes que buscan “trabajo”, “ingreso” o “oportunidad”.

Los hallazgos muestran que la magnitud del reclutamiento digital no es marginal ni accidental. La investigación documentó 40 casos directos en TikTok, identificó 70 cuentas presuntamente asociadas a grupos armados y registró publicaciones que superan las 200.000 vistas con un promedio de 76.485 interacciones.

La lógica del algoritmo —que privilegia lo viral, lo emocional y lo llamativo— permite que videos con armas, motocicletas, consignas o estética insurgente circulen sin restricciones, amplificados por hashtags o palabras clave que facilitan su acceso. La estrategia se acompaña de un aumento sostenido del reclutamiento forzado desde 2023, dirigido especialmente a jóvenes entre 12 y 20 años, una franja etaria en la que la exposición digital se cruza con vulnerabilidades socioeconómicas y territoriales profundas.

La operación digital también llega a los videojuegos, donde chats internos permiten conversaciones privadas con adolescentes, creando un entorno de aparente cercanía y confianza.

Este mapa digital coincide con el territorial. El reclutamiento en redes se concentra en zonas con histórica presencia armada: Catatumbo, Putumayo, Nariño, Cauca, sur de Bolívar, Magdalena Medio y Cesar. Allí, la propaganda del ELN, EMBF y EMC circula con mayor fuerza.

Mientras que videos del EGC predominan en Antioquia, sur de Bolívar y Córdoba, y los vinculados a las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN). Esta coincidencia entre geografía física y geografía digital permite a los grupos proyectar poder y reforzar vínculos donde el control territorial ya es fuerte.

Las niñas y jóvenes están en doble riesgo

La investigación recoge testimonios y reflexiones que muestran cómo los daños del reclutamiento digital se despliegan en múltiples capas: familiares, comunitarias, culturales y espirituales. “Las afectaciones están representadas en el abandono escolar, el temor, pérdida de oportunidades y proyectos de vida, la instrumentalización y el aislamiento”, se detalla en el informe.

Estos efectos no son individuales porque alteran la estructura misma de las comunidades. Líderes culturales pierden jóvenes que antes participaban en procesos artísticos y de cuidado colectivo. En pueblos étnicos, la salida de un menor rompe ciclos de conocimiento, prácticas espirituales y transmisión de saberes.

Para las mujeres y niñas, el impacto es aún más profundo. El documento subraya una preocupación que se repite en varias regiones: “La preocupación por las mujeres y niñas es mayor, dado que al interior de sus familias la presencia de grupos armados ha representado un riesgo doble: tanto por ser mujeres, como por verse obligadas a velar por la seguridad de sus hombres familia e incluso de sus territorios y comunidades.”

Las mujeres son objetivo directo de los reclutadores —que las buscan para roles logísticos, domésticos o de explotación sexual— y, además, son quienes deben proteger a hijos, hermanos y sobrinos. En muchos casos son ellas quienes confrontan a los reclutadores, quienes acuden a organizaciones humanitarias y quienes cargan el peso emocional y físico de evitar que sus hijos sean captados por una estructura armada.

Frente al vacío institucional, las comunidades han creado sus propios mecanismos de protección: vigilancia colectiva de niñas, niños y adolescentes; restricciones acordadas sobre el uso del celular; acompañamiento entre mujeres; redes locales de alerta; y prácticas culturales para fortalecer el arraigo. Estos esfuerzos funcionan, pero compiten contra un ecosistema digital diseñado para maximizar el consumo y una maquinaria armada que entiende cómo activar emocionalmente a los jóvenes.

“La instrumentalización de realidades de vulnerabilidad, marginalidad y la normalización de la criminalidad como herramienta para reclutar los individuos con un fin lucrativo y de poder territorial, refleja cómo los grupos armados usan el contenido digital para proyectar sus discursos, ideología, símbolos y propaganda con fines de reclutamiento”, asegura el documento.

El país enfrenta el desafío urgente de entender que el reclutamiento de hoy no empieza en la vereda, sino en la pantalla. La protección de niños, niñas y adolescentes exige una respuesta que combine regulación digital, presencia territorial, apoyo comunitario y la capacidad de disputar un territorio que las estructuras armadas han logrado conquistar sin que por ahora nadie la haga frente: el algoritmo.

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