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Crisis cocalera: el rol de Tumaco cambió y ahora es centro de almacenaje de coca

El municipio, que fue por más de 10 años uno de los mayores cultivadores y exportadores, ahora es un gran punto de almacenamiento en el Pacífico, donde hay pocos compradores y los grupos armados persiguen con fiereza a las familias que optan por la sustitución voluntaria.

Camilo Pardo Quintero
05 de mayo de 2023 - 01:52 p. m.
Buena parte de la droga que exporta sale del puerto de Tumaco. Sin embargo, la crisis de los cultivadores de hoja de coca ha transformado el mercado.
Buena parte de la droga que exporta sale del puerto de Tumaco. Sin embargo, la crisis de los cultivadores de hoja de coca ha transformado el mercado.

“En todo el puerto de Tumaco nos están persiguiendo porque ya no le queremos jalar al negocio de la coca. Desde el Parque Colón hasta Bucheli hay informantes de las disidencias que tienen ubicadas a las familias que estamos en pie con los programas de sustitución voluntaria. Vemos en nuestro pueblo un deseo colectivo de aprovechar nuevos cultivos. Es que si lo miramos desde los números no nos da… la coca ya no es rentable, los narcos están temblando por eso y su única salida es amenazarnos para que sigamos con su mercado”.

Este relato es de Esther*, una tumaqueña que por más de 15 años se dedicó a la siembra de coca en su finca. Después del desarme paramilitar, las disputas territoriales en esa zona del Pacífico nariñense se centraron en una guerra sin tregua entre las extintas FARC y carteles colombianos -y transnacionales- que vieron en ese distrito el lugar ideal para controlar las salidas marítimas y llenar de coca a Centroamérica y México.

“Había épocas de treguas. Cuando los señores del cartel de Sinaloa llegaron a Tumaco, Barbacoas y Esmeraldas en Ecuador, póngale que en el año 2006, fueron astutos para negociar con la guerrilla. Me acuerdo bien de que en 2007 se llegaron a dividir las rutas internas para salir por el Pacífico e incluso las actividades de producción; si los narcos ponían lo de los motores de las lanchas, las FARC le metían al transporte y almacenamiento previo al viaje. Se repartían ganancias y como estamos hablando de un negocio cochino eso explotó y la tregua se volvió una plomera bárbara que nos dejó a los tumaqueños en mitad de todo eso”, agregó la campesina.

En contexto: Crisis cocalera: oportunidad para que el Estado ofrezca alternativas a comunidades

Lógicas como éstas, de querer ganar poblaciones y poder monopólico de economías ilegales, hicieron que Tumaco se convirtiera para 2013 en el municipio colombiano con más área de coca cultivada, 6.611 hectáreas, cifra que mantuvo tendencia al alza hasta 2021.

De hecho, hace una década fue cuando el negocio de la coca en Colombia comenzó a subir exponencialmente sus tendencias de cultivo, que llevaron a que en 2021 el país viera su máximo histórico en producción potencial de clorhidrato de cocaína, representada en 1.400 toneladas. Tumaco durante estos últimos años estuvo rozando los picos de Tibú (el municipio con más coca sembrada, con 22.000 hectáreas para 2022) y entre lo que se producía allí, en otros tres municipios de Nariño, en Putumayo y en Norte de Santander, acumularon el 62% del total de esa droga, según cifras del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas.

Esta es ahora una tendencia que va a la baja y que toca explicar con pinzas de acuerdo con el lugar que se analice. El caso de Tumaco es particular, pues allí hay presencia de grupos armados dedicados al narcotráfico y persiste la influencia de carteles mexicanos, pero con una dinámica de caída de precios, falta de compradores y cuyos impactos se ven reflejados en la economía diaria de distintas regiones.

Lea: La guerra de disidencias en Tumaco que se ensañó con Mariela Marínez y su familia

“Pasamos de ser autopista a alacena”

Estando en zona rural del puerto de Tumaco, Colombia+20 se encontró con que el precio del kilo de coca era llevado hasta enero de 2023 por compradores mexicanos y guatemaltecos a los $4 millones de pesos. Ahora, demandantes de esta zona y provenientes de Ecuador no ofrecen más de $1 millón de pesos el kilo y se estima, según fuentes locales en Tumaco, que sus ganancias no superarían el 45%.

El defensor de derechos humanos Uberley Ramírez le explicó esa situación a este diario para hacer un estimado de cómo en la “Perla del Pacífico” está funcionando el mercado de la coca actualmente.

“En los indicadores internacionales de Naciones Unidas, del gobierno de EE. UU. o los observatorios de política de drogas en países de la Unión Europea siempre Tumaco estaba cerca de la cabeza de producción y exportación de coca en Colombia por estar activo en toda la cadena del mercado. Los carteles mexicanos, sus intermediarios centroamericanos o los compradores ecuatorianos que llegaban desde Manta o Esmeraldas ofrecían cerca de $5 millones de pesos y sus ganancias eran de más del 200%. Negocio redondo. Como no pasaba en otras zonas del país, Tumaco siempre fijaba sus precios y la gran plusvalía en el ofrecimiento de Tumaco como matriz cocalera era que desde aquí mismo conseguían y tenían acceso rápido a los pagos de lancheros, al impuesto de gramaje y si querían incluso se guardaba la coca aquí. Todo cambió y por eso es importante tener en cuenta el papel del puerto en las nuevas lógicas del narcotráfico”, sostuvo Ramírez, quien es el director de la Red de Derechos Humanos del Pacífico Nariñense (RedHpanas).

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De acuerdo con estudios de su organización, con información cruzada que han hecho con consejos comunitarios en los que hay familias cocaleras y con el Movimiento Campesino de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam), la arroba de coca para un campesino está tan devaluada que le genera la misma ganancia otro tipo de cultivo; uno de los motivos principales por los que la sustitución voluntaria va con más auge en el Pacífico nariñense.

“Tenemos en este momento una “descocalización” en el imaginario colectivo de la gente. El principal contacto que siguen teniendo los narcos y las familias cocaleras sometidas al negocio está en Ecuador, a la altura de San Lorenzo, Manta y Esmeraldas y el común denominador es que o vienen por la coca para exportarla desde Ecuador, o utilizan a Tumaco sólo como un puerto de almacenamiento. Consecuentemente, eso lleva a que el valor de la materia prima se reduzca y eso afecta el precio de la coca. En otras palabras, pasamos de ser autopista a alacena de los narcotraficantes y todos los interesados en la coca”, explicó Uberley.

¿Una noción desdibujada de seguridad?

Emilsen Angulo, alcaldesa de Tumaco, insiste en que la crisis en el mercado cocalero podría ser un aliciente en la seguridad de su municipio.

“Esto significa para el mediano plazo una disminución significativa en los enfrentamientos entre los grupos que quieren controlar el narcotráfico y sus rutas. Sin embargo, en política social necesitamos acompañamiento del Gobierno Nacional, pues si hay familias que dejan la coca lo más lógico es que necesitan cultivos lícitos para sobrevivir. Y hablo desde garantías constitucionales: no puede haber erradicaciones o cosas similares sin consultas previas y se deben reconocer siempre a los sujetos de especial protección -pueblos étnicos- que viven aquí. Que la coca y su ausencia no solo apague los deseos de los violentos, sino que fomente la calidad de vida de un lugar como nuestro Tumaco”, sostuvo.

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Para el líder comunal Jhonifer Cuero, este análisis puede ser algo simplista y necesita mayor elaboración. Este hombre, beneficiario de una estación piscícola en zona rural de Tumaco y quien por años tuvo que sortear su vida con actores de la guerra dedicados al narcotráfico, cree que ante una crisis cocalera el deber comunitario y del Estado está en ofrecer garantías de acceso a tierras y velar por la seguridad humana.

“Si no fuera por colectivos como el Fals Borda, aquí la estigmatización y persecución sería igual que en las fechas anteriores a la firma del Acuerdo de Paz. Poco han respetado las consultas previas y poco se ha hecho para respetar las costumbres de la gente que quiere ver un cambio real. Tumaco ahora no exporta en masa, sino que almacena cantidades altísimas de coca… eso ha hecho que la estigmatización siga, que persigan a las familias cocaleras, que se les criminalice y que muchas de estas cosas se queden en la impunidad. El nuevo papel de Tumaco en el negocio de la coca es el de resistir, ver cómo el valor en mercado de la materia prima de la cocaína se desploma y anhelar por una sustitución sana”, afirmó.

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Para Ulises*, una persona cercana a la lideresa social tumaqueña Mariela Marínez, la seguridad debe ser algo innegociable en un marco de crisis cocalera. Solo así no se repetirán hechos como los que acabaron con la vida de su ser querido.

“Qué error pensar en estos días de crisis que al cultivador de coca lo enriquecían por su labor. Apenas y podía mantener a su familia… imagínese ahora. Los cultivos lícitos están llamados a retomar el protagonismo con el plátano, la yuca y la piscicultura, pero sin garantías reales para cuidar la vida no hay nada. A Mariela la asesinó la Segunda Marquetalia en parte por defender esa dignidad; decirle no más a la gente que solo quería riqueza a costa de la droga y del sufrimiento de todos. Maldito el día que llegaron hasta acá, maldito el día que la coca le comenzó a poner precio a la vida de la gente y ahora me solidarizo con Esmeraldas, en Ecuador. Son nuestros vecinos y ahora blanco de la exportación de droga como la que se tenía acá, que para ellos y sus comunidades no es más que perdición y muerte. Viven un dolor como el que tuvimos con Mariela, pero a diario”, concluyó.

*Cambio en el nombre de la fuente por seguridad

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ALBERTO(30619)05 de mayo de 2023 - 04:52 p. m.
Que gran noticia, el narcotráfico acabándose solo, sin matar o apresar campesinos y sin destruir (fumigar) la Naturaleza.
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