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Un importante espaldarazo internacional recibió ayer la implementación del primer punto del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc, que trata sobre reformas rurales. Fortalecer y apoyar el campo colombiano, con asistencia técnica, es el compromiso que renovaron el comisario europeo para la Cooperación Internacional y el Desarrollo, Neven Mimica, y el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva.
El anuncio lo hicieron luego de reunirse con el presidente Juan Manuel Santos y está enmarcado en el programa “Impacto en la seguridad alimentaria y nutricional, resiliencia, sostenibilidad y transformación” (First).
En diálogo con Colombia 2020, el comisionado Mimica dio más detalles sobre el propósito de su visita en Colombia y respaldo al desarrollo rural.
¿Cuál es el propósito de su viaje?
Vengo con el director general de la FAO, José Graziano da Silva, y mi objetivo es dar testimonio del compromiso de la Unión Europea, al más alto nivel, de acompañar la implementación de los acuerdos de paz, en particular en lo que se refiere al punto 1, sobre reforma rural integral. Además, en nuestras reuniones con el presidente Juan Manuel Santos y la canciller María Ángela Holguín aprovecharemos para revisar el estado general de la cooperación UE-Colombia. Hay que señalar que además de la reforma rural del Acuerdo de Paz, la UE ha sido invitada a acompañar el punto sobre reincorporación y el que tiene que ver con la creación de la unidad especial en la Fiscalía para la lucha contra el crimen organizado. Es un orgullo para nosotros la confianza que las partes nos demuestran.
¿Cuál es la importancia del campo en el posconflicto colombiano?
Nos parece, como quedó en el Acuerdo de Paz, que tiene una importancia fundamental para consolidar la paz en Colombia. No en vano la UE viene apoyando el desarrollo rural integral y la construcción de paz en el país desde hace más de 20 años. Desde los Laboratorios de Paz a principios de siglo, pasando por los programas de Desarrollo Local Sostenible y en la actualidad con nuestros apoyos presupuestales que refuerzan la implementación de las políticas públicas de Colombia con el Ministerio de Agricultura, el de Medio Ambiente o de Comercio Industria y Turismo, la Unión Europea ha hecho una apuesta por reforzar el desarrollo rural integral como vehículo para hacer posible la paz.
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¿Por qué es importante para la UE que Colombia haga un tránsito a una paz sostenible en el campo?
Está universalmente establecido que existe un vínculo muy fuerte entre seguridad y desarrollo. No puede haber desarrollo en regiones que están afectadas por el conflicto y la violencia. Pero a la vez, una vez estabilizada una situación de conflicto, es necesario que se produzca un desarrollo económico que beneficie a las poblaciones más vulnerables para poder consolidar esa oportunidad de paz. El Acuerdo de Paz en Colombia ofrece esa oportunidad de fomentar el crecimiento en las regiones apartadas que sufrieron la guerra y reducir las brechas de pobreza que dieron origen al conflicto.
¿Cuál es la importancia del Fondo Fiduciario para la Paz de la Unión Europea?
El Fondo Fiduciario es sobre todo una expresión de la importancia que tiene para la Unión Europea el proceso de paz que ha arrancado en el país. Creemos que es un momento histórico, por supuesto para Colombia, pero también a nivel global, una oportunidad de terminar con uno de los conflictos más antiguos que existían en el planeta. El Fondo, que cuenta con una dotación de 95 millones de euros (más de 320 mil millones de pesos), recibe contribuciones financieras de las propias instituciones europeas y de una mayoría de nuestros estados miembros. Es por lo tanto una muestra del apoyo decidido que queremos dar a la consecución de una paz sostenible y duradera en Colombia. Con este Fondo trabajamos desde la base, con un enfoque territorial donde los programas se diseñan en consulta con las comunidades y las autoridades locales.
¿Qué inversiones, con fondos de la Unión Europea, vienen para el campo colombiano?
Además del Fondo Fiduciario utilizamos otros instrumentos para apoyar la consolidación de la paz. En total hemos puesto en marcha un paquete de apoyo de casi 600 millones de euros (2.040 millones de pesos), que se compone de una oferta de créditos blandos de hasta 400 millones de euros (1.360 millones de pesos) por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI), un programa de cooperación bilateral basado en apoyos presupuestales a las políticas públicas de Colombia que benefician al sector rural, programas de reacción rápida para apoyar acciones en áreas como el desminado humanitario o la defensa de los derechos humanos.
¿Cuál es la posición de la Unión Europea frente al aumento dramático de la deforestación en 2016 en Colombia?
Es un tema que nos preocupa e impacta áreas de altísima biodiversidad, lo que complica el cumplimiento de los compromisos del país frente a los Acuerdos de París de Cambio Climático. Desde hace varios años, la UE viene trabajando en Colombia con gremios y organizaciones de base para luchar contra la deforestación y la tala ilegal. En el 2016 se apoyó a 24 de las 40 autoridades ambientales regionales del país y este año esperamos llegar al 80 % de ellas (32), incluyendo algunas en donde se ubican las zonas más afectadas por la deforestación. Estamos convencidos de que con un esfuerzo importante a nivel de país para consolidar economías legales y sostenibles se puede revertir la situación.
Los cultivos de uso ilícito como la coca van en aumento también y en varios lapsos la Unión Europea ha apoyado proyectos de sustitución. ¿Cuál es el plan ahora?
El Gobierno ha emprendido la tarea de implementar los Planes Voluntarios de Sustitución de Cultivos Ilícitos, como quedó establecido en el Acuerdo de Paz. Esa tarea es algo que corresponde al Gobierno y a las comunidades. Lo que sí hacemos es apoyar a esos mismos municipios donde se va a acordar la sustitución de cultivos y proponer proyectos que impulsen el desarrollo rural sostenible y beneficien a toda la comunidad. Esperamos que nuestros esfuerzos faciliten la tarea del Gobierno y las comunidades para poder alcanzar los objetivos de reducción de cultivos establecidos.
Un problema grave del campo colombiano ha sido la falta de títulos sobre la tierra de los campesinos. ¿La Unión Europea va a apoyar de alguna manera las campañas de formalización?
Efectivamente, la falta de formalización de la propiedad de la tierra siempre es un problema, porque tiene efectos no sólo de inseguridad jurídica para el campesino, sino también económicos, como la imposibilidad del acceso a crédito, las dificultades para heredar la propiedad de padres a hijos o los riesgos para realizar inversiones en predios rurales sobre las que no se tiene un título de propiedad. Es claro que vamos a apoyar los programas de formalización de la propiedad que se están proponiendo en el Acuerdo de Paz. Esto ya lo hemos venido haciendo desde hace tres años con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a través del Programa de Apoyo Presupuestal a la Política de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial. Hay más de 83.000 familias campesinas que se han beneficiado con programas que formalizan y/o regularizan 847.000 hectáreas de tierras y 12.000 familias de comunidades étnicas con acceso a la propiedad de cerca de 430.000 hectáreas más.
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En muchas zonas el conflicto sigue latente, ¿tienen inversiones pensadas para esas zonas?
Nuestro esfuerzo es, y debe ser, complementario al que hacen los propios colombianos, así como a los esfuerzos de muchos otros socios internacionales que también están apoyando la paz en Colombia. Le corresponde al Gobierno coordinar todas estas acciones y financiamientos y determinar dónde y cómo podemos ser más útiles.
¿Cómo cree la Unión Europea que su apoyo a la paz se puede retribuir?
No buscamos retribución, pero si quiere una respuesta más directa, nuestra mejor retribución es ver a Colombia con una paz sostenible y duradera. No olvidemos que la paz está en los genes de la Unión Europea. Nacimos como un proyecto de paz después de sufrir guerra y violencia y este esfuerzo de reconciliación nos hizo merecedores del Premio Nobel 2012. Ese galardón nos motiva aún más con nuestro compromiso acordado en el Tratado de la Unión Europea de contribuir a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos, la erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos. Con mi visita a Colombia, por tanto, sólo estoy cumpliendo con mi trabajo.