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En Colombia hay una ley para las mujeres rurales desde 2002. El objetivo de la norma es mejorar la calidad de vida, particularmente de las más pobres, y cerrar las brechas que existen en el campo entre ellas y los hombres. Sin embargo, casi 15 años tuvieron que pasar para que mucho de lo consignado en esa, la Ley 731, se hiciera realidad. (También le puede interesar: Desigualdad con rostro de mujer rural, resultados del Censo Nacional Agropecuario)
Para hacerse una idea de la situación, si bien hombres y mujeres tienen niveles de analfabetismo similares (12 %), sucede que en el 60 % de los casos son los hombres quienes toman las decisiones de producción sobre la tierra, y cuando son ellos quienes deciden, hay un 22 % de acceso a maquinaria, frente a 12 % de ellas. Esos son sólo algunos datos del Censo Nacional Agropecuario.
Visitación Asprilla es chocoana y desde el año pasado está al frente de la Dirección de la Mujer Rural del Ministerio de Agricultura, cuya creación la ordenó el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018. El mandato fue cumplir la ley de 2002, que, por demás, no es la única norma que al respecto ha existido en Colombia. En 1994 hubo antecedentes e incluso existió una oficina de mujer rural, que cerró en 1999.
Desde que Asprilla llegó al cargo, en vez de apresurarse a formular nuevas políticas, la tarea titánica ha sido recoger información de cuántas son las mujeres rurales, cuáles son sus condiciones, qué medidas han tomado las entidades competentes en cuanto a educación, salud, mercado laboral, entre otros, para trabajar sobre lo construido y mejorarlo.
En diciembre pasado se cumplió uno de los mandatos de la 731 de 2002: crear un comité en el que participen diferentes entidades del Gobierno, para coordinar esfuerzos, revisarlos y evaluarlos. Con algo indispensable: la participación de las mujeres en esa instancia.
Se acaba de crear un comité, en el que participan varias entidades del Gobierno, con el fin de revisar todo lo referente a las políticas para las mujeres rurales en Colombia. ¿En qué consiste?
El artículo 34 de la Ley 731 dice que debe existir un plan para hacer revisión, evaluación y seguimiento a todos los planes, programas y proyectos que existan para beneficiar a la mujer rural. Le da la facultad a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer de formularlo con el acompañamiento del Ministerio de Agricultura, es decir, con la Dirección de Mujer Rural. Antes de que estuviera la Dirección ya se había hecho un trabajo muy dinámico para que ese decreto pudiera existir.
En la nueva norma aparecen todas las funciones que debe tener el comité que hará ese seguimiento y su composición. Hay participación de las mujeres, porque este no es un tema sólo del Ministerio, la dirección o la Consejería. Aparecen todos los ministerios y entidades del gobierno que deben tener en sus planes, programas y proyectos acciones para favorecer a la mujer rural. Tiene una representante de las comunidades indígenas, raizales, palenqueras, afrocolombianas, campesinas, rom y LGBTI. La Consejería y la Dirección estamos planificando todas las acciones para poner en marcha este comité, con la ayuda del Ministerio del Interior para escoger a las mujeres teniendo en cuenta su diversidad étnica. La idea es que la escogida para representar a su grupo poblacional o étnico sea lo más representativa posible. Es muy complejo, porque no existe la cuantificación de las mujeres rurales ni cuántas organizaciones existen. Estamos en ese trabajo, con las TIC, Agronet, con la oficina de Comunicaciones, porque una de las acciones en nuestro plan estratégico es tener un sistema de información de mujer rural. Para eso estamos recibiendo apoyo técnico de la Unión Europea.
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La idea es tener un formato en la página del Ministerio, con la opción de que la mujer se pueda inscribir como parte de una organización o de manera individual, porque no toda mujer conoce la importancia de estar asociada. La idea también es favorecer a todas las mujeres rurales. Hay otra discusión que se generó y era que se tenía que trabajar sólo con organizaciones. No es posible, porque tenemos una diversidad por ejemplo cuando hablamos de los consejos comunitarios de los afros o de los resguardos indígenas, que tienen patrones culturales y no podemos romperlos. Las organizaciones en esos territorios son mixtas. Si estamos hablando de equidad e inclusión nos toca trabajar con ellos para que ellos también nos ayuden a sensibilizar, y el tema de género y la Dirección de Mujer Rural no son sólo para trabajar con las mujeres, porque un hombre empoderado y sensibilizado es un aliado.
¿No se sabe cuántas son las mujeres rurales?
Estamos en ese trabajo de diagnóstico a través del Viceministerio de Desarrollo Rural, la Unión Europea, el DANE, el DNP. Es un trabajo articulado porque queremos presentar esa información formalmente, del Gobierno. Existen muchas organizaciones de mujeres, y unas son más visibles que otras porque tal vez su representante o junta directiva tiene la oportunidad de estar interactuando con las administraciones municipales, departamentales o nacionales. Otras no tienen la misma dinámica, y la idea es ayudar a visibilizarlas, recopilar la información, y lo estamos haciendo por diferentes medios: por teléfono, Whatsapp, correo. Les solicitamos a las entidades que nos apoyen con eso (recopilación de información) cuando van a territorio o con la información que les llega. Estamos siendo ese centro de acopio para tener esa sistematización.
¿En lo que lleva la Dirección de Mujer Rural han podido identificar cuáles son las principales privaciones o dificultades a las que se enfrentan las mujeres rurales?
Entre las situaciones o dificultades que las mujeres tienen está por ejemplo el tema de restitución de tierras, porque la mujer tradicionalmente no ha sido dueña de la tierra, sino que aparece a un lado en la titulación. Cuando hay un fallo de un juez, dice que se restituya al hombre y a su señora o compañera. Hemos emprendido la acción desde la Dirección de que ese fallo u orden salga con nombre propio, con claridad, porque si no, eso genera situaciones complejas por ejemplo cuando ellas van a acceder a un crédito: les piden bienes raíces que no tienen. Estamos hablando con el sector financiero, con Finagro, Banco Agrario, para identificar las barreras que las mujeres rurales tienen para acceder a los créditos.
En cuanto a violencia intrafamiliar o sexual, el trabajo es con el Ministerio de Salud. Tiene que ser muy articulado. Nos toca trabajar con enfoque etario: niñas, jóvenes, adultas, ancianas. Entonces, por ejemplo, imagine una comunidad rural, en una vereda una joven sale embarazada y no se sabe manejar el tema: se expulsa del colegio, de la casa, hay rechazo social, y toman a veces la decisión de abandonar la comunidad. Se genera prácticamente un desplazamiento. Hemos venido recopilando y analizando ese tipo de situaciones porque también hemos propuesto un indicador para todas esas barreras que tienen las mujeres rurales, en acceso a vida laboral, a servicios de salud, educación, en todos los ámbitos.
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¿Cómo será ese indicador?
Es para identificar y medir esas barreras y emprender acciones para disminuirlas. Apenas estamos en el proceso de formulación. Queremos que sea indicador que aplique para los sectores del Gobierno Nacional, pues hay barreras de muchos tipos, que el indicador sea transversal a los diferentes sectores.
¿Cómo ayudan en este diagnóstico el censo agropecuario de 2014 o el censo poblacional que está en marcha?
Estamos revisando todo, trabajando con el Sistema Nacional del Cuidado, por ejemplo, y mirando la normatividad y los censos que han existido. Pronto se hará un lanzamiento de un documento en el que se ha venido revisando la situación de las mujeres rurales según el último censo agropecuario. La idea es que las normas que se están expidiendo en torno al Acuerdo de Paz, decretos y resoluciones, en otros ministerios, sean objeto de revisión según las funciones que nos señala el comité interinstitucional. Es necesario que en las acciones que se emprendan o pongan en funcionamiento a nivel de gobierno se tenga en cuenta o garantice el enfoque de género. Por ejemplo, que el Sena tenga una oferta de programas que lleguen a zonas rurales y que sea posible que las mujeres accedan de acuerdo con sus necesidades o expectativas, con horarios flexibles, porque tienen que combinar esa actividad académica con sus actividades diarias, como el cuidado de hijos.
¿En lo que llevan de trabajo han podido encontrar patrones en las actividades que las mujeres hacen en un hogar rural, en cuanto al cuidado de los hijos, a la actividad productiva, entre otros?
No había una ruta que nos diera el horizonte de trabajo. Ahora tenemos un plan estratégico que va a 2020, con cuatro líneas de trabajo: política pública, articulación institucional, mujer y construcción de paz y la de fortalecimiento técnico de la Dirección de Mujer Rural. En la primera línea tenemos por ejemplo el proyecto del sistema de información de mujer rural. En la segunda, que tiene que ver con transversalización del enfoque de género, la idea es que no haya que hacer seguimiento como si fuéramos un ente de control, sino que se den las directrices en las que estamos trabajando con el DNP para que todos los sectores las tengan, hasta en lo territorial, que tengan esa formación. En mujer y paz, nos encontramos para interactuar con las propuestas que hacen las mujeres en la CSIVI, y el fortalecimiento técnico se plantea porque tenemos que estar actualizados de todos los eventos, normas, y todo lo que se da a nivel nacional, departamental o municipal que tenga que ver con mujer rural.
¿Qué recursos hay para ejecutar ese plan?
Además de los recursos que se asignen a la Dirección o el Ministerio, están los recursos de cooperación o alianzas. El Ministerio tiene apoyo de cooperación, de la Unión Europa.
¿Qué va a salir del nuevo comité? ¿Recomendaciones, determinaciones vinculantes…?
Revisaremos todo lo que hay para las mujeres rurales en cada entidad. Entonces, por ejemplo, con el Ministerio de Trabajo, ¿qué planes, programas o proyectos tiene que garanticen la inclusión de mujer rural en la vida laboral? Luego, podemos ver si están bien o si se hacen recomendaciones para mejorar. La idea es que cada entidad cumpla para ir cerrando brechas.
¿Cuándo se reunirá por primera vez?
Hay que hacer un plan de trabajo, un cronograma, plantear el mecanismo para la convocatoria (para las representantes de las mujeres en el comité). Eso nos corresponde a la Dirección y a la Consejería, con la que nos reuniremos esta semana.