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A través de mensajes enviados por las redes sociales de Whatsapp y Facebook, Martín Cruz Vega, conocido en la guerra como Rubín Morro, ha contactado a 15 exguerrilleros que desertaron de las filas de las Farc durante la guerra (considerados traicioneros de la lucha guerrillera), con el fin de juntarlos con los firmantes del Acuerdo de Paz y así buscar a los excombatientes desaparecidos en medio de la confrontación armada.
Aunque no hay una cifra exacta ni una entidad que lleve el registro de los exguerrilleros desaparecidos en el conflicto armado, el excomandante del frente 5 dice que comenzarán por buscar a siete compañeros que, en su mayoría, murieron en combates en zonas rurales de Pereira, Medellín y algunos municipios de Chocó. “Pocos guerrilleros tuvieron la posibilidad de que los enterraran dignamente en un cementerio. Nosotros los enterrábamos donde pudiéramos en la selva y los dejábamos siempre al lado de un árbol, una piedra o algún detalle que nos sirviera para después hallarlos”, señala Cruz.
Los desertores de las Farc, como su nombre lo indica, son personas que decidieron huir de la guerra para incorporarse a la vida civil o, simplemente, para entregarse a las fuerzas estatales y acogerse al proceso de desmovilización del Gobierno. En algunos casos, quienes fueron descubiertos en la huida eran sometidos a sanciones que se definían en un consejo de guerra y que podían ir desde hacer trabajos pesados físicamente hasta el fusilamiento.
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Por eso era habitual que quienes lograban abandonar las filas no volvieran a saber nada de sus comandantes. Muchos cambiaban de nombre, de vivienda y hasta de aspecto físico para pasar inadvertidos. Algunos de ellos han sido contactados por Morro, el único exjefe guerrillero que hasta ahora ha incluido indirectamente en la implementación del Acuerdo de Paz a los desertores. “El contacto ha sido difícil porque para ellos es raro que los busque alguien que estuvo hasta el final en las Farc, pero siempre les digo que no los voy a censurar ni a juzgar porque la guerra es una opción de vida y la mayoría de ellos tuvieron impactos psicológicos por los bombardeos”.
Aunque su trabajo político está en el equipo de comunicaciones del Partido FARC, Rubín Morro se abanderó de una causa que considera noble y que asumió como propia, porque tiene a cinco familiares desaparecidos, entre los que están una hermana y un sobrino. “Si todos (los ex-Farc) buscáramos a los desertores podríamos hacer la tarea más rápido, porque hay información que nosotros no tenemos, son 120 mil desaparecidos por la guerra”.
La historia de este exjefe guerrillero es particular. Nació en 1962 en Marquetalia (Tolima) cuando su padre, identificado con el seudónimo de Morro Pelado, se unía a la lucha armada y participaba en la fundación de las Farc. Durante su tiempo en la guerra dirigió el Bloque Efraín Guzmán y perteneció al Bloque Noroccidental José María Córdova, que operó en sus últimos años en los departamentos de Córdoba, Antioquia y Risaralda. Tras estar 37 años en la guerrilla, menciona que no recuerda a cabalidad su vida y trayectoria guerrillera. “A veces me queda difícil acordarme de todo, entonces, para hacer memoria de mi vida, decidí buscar a guerrilleros que estuvieron conmigo en esos momentos”, cuenta.
El contacto con quienes podrían considerarse sus antiguos enemigos se ha dado de la manera más informal. “Los he contactado a través de Facebook. Uno encuentra el perfil o ve un comentario, y a través de una persona se llega a otra y así fui recopilando teléfonos y contactándolos por Whatsapp”.
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Sin embargo, no todo ha sido tan sencillo. Cuenta que hay muchas personas que le han cerrado las puertas y se niegan a entablar contacto con él. “También ha sido complejo encontrar a algunos desertores de los que nadie da razón y que tienen información valiosa”, asegura.
Al primer desertor que contactó le decían Gafas y lo encontró por Facebook. Morro quería reconciliarse con él y lo buscó para saber de su vida, pero en medio de la charla recordaron a una exguerrillera que fue explosivista y que murió mientras manipulaba un artefacto. “Recuerdo que nosotros la enterramos y ahora la familia la está buscando. Ella fue la primera en la lista de los compañeros que buscamos. A través de él llegué a otras dos compañeras que también saben dónde quedó enterrada y así comenzó el grupo de Whatsapp”, que hoy en día tiene 15 integrantes.
Uno de los desertores le dijo a Colombia 2020 que, pese a que no fue firmante del Acuerdo de Paz, se siente agradecido de este contacto. “Nos parece muy importante ayudar con la búsqueda de nuestros compañeros que fueron nuestra familia en la lucha guerrillera y que ahora están dados por desaparecidos, pero algunos de nosotros tenemos conocimiento de su paradero. Nos reconforta mucho poder entregárselos a su familia que tanto han luchado por encontrarlos”.
Otra exguerrillera que desertó mucho antes de que se pensara en el Acuerdo de Paz y que ahora hace parte del grupo de Whatsapp, contó que fue contactada a través de un familiar que todavía guarda relación con uno de los exmandos medios de las Farc. Sobre su participación, aseguró que “es importante participar en la búsqueda de desaparecidos porque fueron compañeros con quienes estuvimos en la guerra y lo mínimo que podríamos hacer es ayudar a que sus familias les den cristiana sepultura”. Además, afirmó que no tiene ninguna vinculación con el partido FARC y que su trabajo responde simplemente a aportar a la paz así hagan parte del Acuerdo. “Lo hacemos por sentido común y como colombianos, porque tanto nosotros los desertores como los firmantes de la paz somos iguales y no podemos seguir sembrando odios”.
La ruta ya está trazada para emprender la búsqueda. Con los nombres de los primeros siete exguerrilleros enterrados en las selvas del occidente del país, buscan financiación y acompañamiento de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) y las Naciones Unidas, con quienes esperan recorrer Colombia para reconstruir los lugares donde pueden estar los cuerpos. “Sabemos que en muchas zonas donde nosotros operábamos hoy existen otros grupos armados y no será fácil, pero buscaremos negociar con ellos para encontrarlos”.
Por ahora esperan hallar a quienes fueron sus compañeros, pero no descartan la idea de hacer lo mismo con los civiles que resultaron víctimas de la guerra.