Con la presencia de Petro, así se vivió la conmemoración de los nueve años del Acuerdo de Paz

Varios de los firmantes de paz asisten a la Conmemoración del Acuerdo de 2016,

Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Este miércoles 26 de noviembre se cumplen nueve años de la firma de los Acuerdos de Paz entre el entonces gobierno de Juan Manuel Santos y la extinta guerrilla de las Farc.

El evento de conmemoración se estará realizando en el Auditorio Teresa Cuervo Borda del Museo Nacional de Colombia, en Bogotá, y será un espacio de diálogo y balance del Acuerdo convocado por el Gobierno Nacional, la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación (CSIVI), la Misión de Verificación de la ONU y Colombia+20 de El Espectador.

La sesión se abrirá con un saludo protocolario a cargo del ministro del Interior, Armando Benedetti; la directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas; el firmante de paz y presidente del partido Comunes, Rodrigo Londoño; y el jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, Miroslav Jenča. Este bloque permitirá actualizar el contexto sobre los avances y retos de la implementación.

También tendremos la intervención del investigador de la Fundación Ideas para la Paz, Gerson Arias, quien presentará un análisis sobre la participación democrática y las garantías de seguridad, cuestiones centrales del Acuerdo y particularmente relevantes en la coyuntura actual.

En este espacio participarán Alejandra Miller, directora de la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN); Pastor Alape, firmante del Acuerdo Final de Paz, ex integrante del último secretario de la FARC-EP y actualmente, delegado en la CSIVI por el componente Comunes; Raúl Rosende, jefe Adjunto de la Misión de Verificación de la ONU y Diógenes Quintero, representante de las curules de Paz por Catatumbo.

“Hoy concretar la paz tiene que ver con concretar que el territorio sea incluido y que progrese. Ayúdennos, se le ha dicho a Estados Unidos, a China. No hay una sola montaña entre Tumaco y China o Tumaco y California. El transporte entre estos lugares es más barato que de Tumaco a Bogotá. El territorio excluido está al borde de los grandes ríos de Colombia. Otra concepción podría integrar los territorios si el mundo ayudara, y para eso necesitamos otros pares para poder solucionar este tema. El mundo dice ayudarnos, pero en momento de estos proyectos en concreto no aparecen”.

El presidente complementó con un punto que considera relevante: la tierra. “La equidad social tiene que ver con la distribución equitativa de la tierra fértil. No ha sido posible cambiar las normas y es necesario hacerlo si queremos rapidez en el tiempo. Las normas no permiten esa rapidez, las normas existentes están hechas para el gran poseedor de tierras. No lo quisieron cambiar en el Congreso. Se le hizo conejo a las normas que permitan redistribuir la tierra colombiana, que estamos hablando de 15 millones de hectáreas”.

“Esta es una historia también reciente, pero el principal sistema de lavado de dólares del narcotráfico después de la destrucción de los carteles, sobre todo de Panamá, y el papel que cumplían los bancos de Panamá y el señor Noriega, fue lavar los dólares en la compra o en la adquisición forzosa y violenta de la tierra. Por eso tenemos millones de desplazados y este proceso no se ha reinvertido. Por eso solo tenemos un millón de hectáreas, ya deberíamos tener las tres, o estar cerca de ese número, y de las siete millones de hectáreas tituladas, es diferente repartir que titular. Aunque la repartición tiene que haber una titulación, no toda tierra titulada es para repartir, porque son personas que viven por generaciones en sitios donde nunca se ha triturado la tierra. Este es el punto de mayor avance, y necesita normas mucho más eficaces, la jurisdicción agraria del Congreso está detenida, la reforma agraria no fue excluida de la Comisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, luego aquí debería haber una veeduría, señor Miroslav, no porque no hayamos avanzado, no porque este gobierno no lo hizo lo suficiente, lo hizo y lo está haciendo, y alcanzaremos más antes de terminar, sino porque las normas vigentes no lo permiten”.

En su llegada al recinto, el presidente Gustavo Petro afirmó: “Hemos viajado ya nueve años desde la firma del Acuerdo. Han pasado varias cosas. El famoso plebiscito que le dio un primer golpe, después el gobierno que dijo en su consigna que había que hacer trizas la paz, una decisión popular sin duda. No es una sociedad unida alrededor de la construcción de la paz. Eso lo estamos viviendo hoy. El que no sea una unidad, un bien común, tal como dijese Bolívar alguna vez, es quizás el primer factor por el cual el proceso de paz aún no puede llegar a un 100 % de ejecución”.

Para el presidente Petro, tres son los ejes fundamentales que concentran la paz. Sin embargo, se centró en hablar de la desigualdad. “Cómo un país a tan grandes desigualdades puede ser pacífico. Si uno mira los países más desiguales del mundo, ninguno lo es. Entonces, hay alguna articulación entre desigualdad y violencia. Si la constituyente propuso equidad social, por qué no lo alcanzamos. Aquí tenemos que discutir en términos políticos”.

De las 16 curules, solo tres mujeres llegaron. Frente a la inclusión de las mujeres en el tema de la reincorporación, Miller dijo: “Cuando llegamos a la ARN, empezamos a buscar los factores de arraigo a la vida civil y a la democracia. Nuestra tarea es esa. Hay unos que son tradicionales: la familia, la vivienda. Ahí hay que trabajar. Pero vimos que la participación política no estaba ahí, y empezamos a notar que un firmante o una firmante que dejaron las armas, que está aspirando a un cargo, son personas que están buscando transformaciones en democracia. Particularmente para las mujeres ha sido más difícil en todo. Ahí nos hemos impuesto en la tarea de trabajar con ellas y en participación política, en darles instrumentos para que sean reconocidas por el Estado”.

Alape, quien dice que Comunes seguirá siendo un movimiento político, respondió ante el panorama del fin de las 16 curules para la paz de cara a las elecciones del próximo año: “Es el desafío que asumimos en la transición armada. Podríamos hacer una reflexión y es que ese resultado generó una transformación política en Colombia. Puede que eso no lo haya recogido el partido Comunes, pero sí fue gestor. Si no se hubiera firmado este Acuerdo, habría sido imposible. Ese es un aprendizaje que va en curso. Hoy estamos saliendo a buscar el voto ciudadano, estamos buscando las alianzas propias y teniendo un debate de cómo mantenernos. Queremos mantener nuestra representación en el Congreso.

“Celebrar los aniversarios y realizar este tipo de reuniones son como un remedio en contra de la amnesia. Todo proceso de paz tiene sus marchas y contramarchas. La estigmatización sigue y seguramente la expresión más horrífica es el asesinato de firmantes. Esa es una de las principales debilidades. Ahora bien, frente a esos problemas inocultables, existen algunas expresiones concretas de avances. La paz debe fortalecer la democracia y a pesar de los problemas hay tres indicadores: uno, el despliegue de mesas electorales en territorios alejados; el segundo es la transición de los firmantes. Todo acuerdo de paz tiene esa transición del combatiente a ser un ciudadano que pasa a hacer política, esa es una expresión concreta de avance; y el tercer punto son las curules de paz y las circunscripciones de paz. El Acuerdo de Paz de Colombia es muy innovador y así lo ha reconocido la comunidad internacional. El darle participación a las víctimas, proteger sus derechos e incluir territorios que no lo estaban avances me parece avances concretos”.

Diógenes Quintero, representante de las curules de Paz por Catatumbo, dio una noticia importante en medio del panel: “Ha sido clave para el país, incluso para la agenda del Gobierno, sobre todo en lo que tiene que ver con lo social, las iniciativas que hemos hecho desde esta curul. Aquí queremos darles una noticia que es maravillosa para quienes venimos de las regiones más apartadas y es que los problemas de desarrollo con enfoque territorial se iban a acabar en 2027, pero a través de un proyecto nuestro aprobamos en último debate que estos programas van hasta 2037″.

“Haber llegado a este nuevo Gobierno demostró un avance porque apostó a un debate político en democracia- Este Acuerdo que permitió desmontar a la guerrilla más poderosa del continente lo que demostró es que desmontó las razones violentas para hacer la política”, dijo Alape

Para Alape, el conflicto armado terminó con la firma del Acuerdo. Reconoció que hay estructuras de violencia, pero con otros objetivos, no entorno a la política.

Alejandra Miller, directora de la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN) empieza hablando acerca de este punto que puso sobre la mesa Cindy Morales, editora de Colombia +20. Así, Miller empezó señalando cómo la violencia deforma la democracia, y cómo resulta imperativo seguir avanzando en que la paz y el Acuerdo sigan avanzando.

“La precaria implementación llevó a que muchos territorios se repitieran muchos factores de la guerra”, dijo Miller, y por eso destacó que el Gobierno quiso apostar a una transformación territorial por medio de la Paz Total.

Miller resumió su intervención en cinco puntos que considera relevantes: el primero tiene que ver con parar la guerra, las hostilidades. “Las violencias distorsionan las democracias. La Paz Total es algo que nos tiene que funcionar”. Lo segundo que señaló es implementar el Acuerdo de paz; lo tercero, replantear reformas estructurales; redistribución del poder territorial y la participación política en los territorios (considera que esto no se hizo después de la dejación de armas) y último, la legalización y regularización de drogas ilícitas.

Les recordamos que este panel cuenta con el investigador de la Fundación Ideas para la Paz, Gerson Arias, quien presentará un análisis sobre la participación democrática y las garantías de seguridad, cuestiones centrales del Acuerdo y particularmente relevantes en la coyuntura actual.

En este espacio participarán Alejandra Miller, directora de la Agencia de Reincorporación y Normalización (ARN); Pastor Alape, firmante del Acuerdo Final de Paz, ex integrante del último secretario de la FARC-EP y actualmente, delegado en la CSIVI por el componente Comunes; Raúl Rosende, jefe Adjunto de la Misión de Verificación de la ONU y Diógenes Quintero, representante de las curules de Paz por Catatumbo.

En su intervención, Gerson Arias resumió el balance de estos nueve años de la firma del Acuerdo en seis puntos: “(i) un exitoso proceso de desarme y tránsito a la vida civil de los integrantes de las FARC que ha contrastado con diferentes niveles de cumplimiento en otros puntos de lo acordado; (ii) el deterioro de la seguridad territorial y el limitado efecto transformador de las medidas ejecutadas, (iii) un arreglo institucional para la implementación con efectividad debatible en materia de resultados, de ejecución de recursos y de coordinación entre entidades con tareas asignadas, (iv) compromisos todavía pendientes en materia de justicia y reparación a víctimas, superación de brechas entre lo rural y lo urbano y frente a la resolución del problema de cultivos de uso ilícito, entre otros asuntos, y (vi) comunidades que se movilizaron alrededor de la planeación participativa de la paz territorial que ven con preocupación como esa garantía de participación se ha ido desdibujando, lo cual es un reto pero también una oportunidad”.

Miroslav Jenča, representante de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, empezó su intervención diciendo: “Este encuentro es una posibilidad para afirmar que la paz no es un acuerdo firmado, sino un compromiso que se renueva día a día. Es preciso reiterar que el histórico acuerdo planteó una hoja de ruta buscando atender a las causas de conflicto y hacer frente a la violencia en algunas regiones y sentar las bases para la reconciliación. La Misión ha acompañado los esfuerzos de implementación integral del Acuerdo con énfasis en las comunidades, víctimas y territorios más vulnerables”.

El representante de la Misión de Verificación de la ONU fue enfático en decir: “Quiero reiterar que la Misión sigue firme con la implementación del Acuerdo. La construcción de una paz estable y duradera. Al conmemorar nueve años quiero subrayar que este proceso sigue siendo una oportunidad única para demostrar que la paz y la reconciliación es posible, y que la democracia se fortalece cuando se incluyen todas las voces, incluyendo las de las víctimas del conflicto”.

En su intervención, Rodrigo Londoño, firmante de paz, reconoció la importancia de la firma del Acuerdo; también destacó el compromiso de los firmantes con la implementación y cuestionó los incumplimientos del Estado en este mismo sentido.

“Un hecho político de enorme trascendencia, quizás el más importante en décadas, cuya implementación integral no nos cansaremos de hacer con el pueblo de Colombia. Los firmantes de paz estuvimos por más de medio siglo enfrentado al Estado colombiano”, empezó diciendo Londoño.

Más adelante, el presidente del partido Comunes manifestó: “Hemos dado la cara a las víctimas y compadecido a instancias judiciales. Hemos sido sentenciados por crímenes de lesa humanidad que hemos reconocido. Expresamos dentro de los marcos procedimentales nuestras diferencias sin desconocer su autoridad. Fuimos hacedores del acuerdo final y aspiramos a que se aplique conforme a su letra. Al firmar el acuerdo y comprometernos a su cumplimientos, las dos altas partes acudimos a una salida civilizada, sin vencedores ni vencidos. Nuestros adversarios y nosotros reconocíamos que éramos compatriotas, hermanos, que no debíamos odiarnos”.

“El punto de víctimas, el cinco, se ocuparía de las responsabilidad y sanciones de todo los involucrados. Dentro de los marcos de una justicia restaurativa y no punitiva que daría prioridad a los derechos de las víctimas, de los cuales el derecho a la verdad era fundamental”, señaló Londoño.

Londoño se mostró critico frente al compromiso y las pocas garantías que ha dado el Gobierno Nacional por la implementación del Acuerdo de Paz. “Nueve años después podemos aseverar que el cuerpo de mandos de la antigua insurgencia ha honrado la palabra. No ha sucedido así con los hechos más graves por parte del Estado. Pese a ello, y pese a lo pactado, aquellos que no comparecen se encargan de cargar con los peores estigmas a la antigua insurgencia y sus mandos”.

Asimismo, señaló la gravedad en temas de inseguridad para los firmantes: “Los pasados 18 y 19 de noviembre, en Puerto Concordia y Granada, departamento de Meta, fueron asesinados dos firmantes de paz más, una cifra que para los nueve años supera las 480 víctimas. En lo corrido de este año, suman ya 37 firmantes muertos”.

El evento de la conmemoración del Acuerdo de Paz empieza con la intervención de Gloria Cuartas, directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz.

“Hoy es un día de gratitud con el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y quienes se sumaron en un momento complejo del país a creer en una salida política del conflicto, pero también los gobiernos que continúan. Independiente del momento que estamos viviendo, si una enseñanza ha dejado el acuerdo es que hay una obligación política y moral de estar en el centro de la política pública”, aseguró Cuartas.

En sus palabras de apertura, Cuartas reconoce que no estamos en una época fácil ni a nivel nacional ni internacional. “Seguramente la inversión de los gobiernos no han llegado con la celeridad y la prontitud que ha hecho la cooperación internacional. Los momentos difíciles del mundo ponen un punto crítico frente a esto, pero sabemos que el acuerdo de paz en Colombia es fundamental como una escuela conjunta de aprendizajes y por el compromiso que se asumió con miles de hombres y mujeres que dieron el paso definitivo de construcción de la paz”.