Arauca sólo tiene siete municipios. Y cuatro de ellos conforman una de las 16 circunscripciones transitorias especiales, que quedaron pactadas en el Acuerdo de Paz que se firmó entre el Gobierno y las Farc. Se trata de Arauquita, Fortul, Saravena y Tame, las cuales tendrán la posibilidad de elegir, durante dos períodos constitucionales (2018-2022 y 2022-2026), un representante a la Cámara, que será adicional a los que ya estipula la Constitución y que deberá ser inscrito por grupos significativos de ciudadanos, organizaciones sociales, consejos comunitarios o resguardos indígenas legalmente constituidos. (Vea el especial de circunscripciones especiales de paz)
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Sin embargo, tal como los 167 municipios que integran la totalidad de estas circunscripciones de paz, en estas poblaciones los días transcurren en la incertidumbre de un conflicto que aún no se ha ido y que desde ya plantea retos importantes de cara a las próximas elecciones.
Arauca es una de las regiones históricas de las Farc y tras su concentración aún permanecen otros grupos armados ilegales. De acuerdo con el reciente informe de la Misión de Observación Electoral (MOE), en los cuatro municipios que conforman la circunscripción 2 (C2) persiste la presencia del Eln en dos de ellos (Saravena y Tame). Según registros entre 1996 y 2011, ha habido un arraigo medio de grupos paramilitares y en Saravena la presencia de bandas de crimen organizado es alta.
Una situación que no va desligada de los cultivos ilícitos que, según cifras de 2015, son de una densidad media y permanecen en territorios donde además aflora la violencia política y comunal.
Según la MOE, desde enero de 2016 hasta abril de 2017 se han presentado siete hechos de violencia en tres de los municipios de la circunscripción, que representan el 4,3 % del total de hechos de violencia política y social ocurridos en donde quedan las circunscripciones de paz y el 1,5 % del total nacional.
Ocurrieron en ese período cuatro atentados en Saravena: dos en contra del alcalde Yecid Lozano Fernández, quien milita en el Centro Democrático. En ese mismo municipio ocurrió el secuestro de un líder político. Por otra parte, en Arauquita se registró el asesinato de un miembro de una Junta de Acción Comunal (JAC).
Otro asunto para ponerles la lupa a los cuatro municipios de la circunscripción es la apretada pelea política. El censo electoral rural y urbano, según datos de 2016, es de 101.495 habitantes aptos para votar. En las elecciones locales de 2015 hubo una participación electoral del 59 %, mientras para la segunda vuelta presidencial de 2014 fue de 49 %.
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En estos cuatro municipios, Juan Manuel Santos ganó la segunda vuelta, a pesar de que Óscar Iván Zuluaga, candidato del uribismo, había ganado en primera vuelta en Tame y Saravena.
Asimismo, fue una región que, en su mayoría, apoyó el Acuerdo de Paz durante la votación del plebiscito del 2 de octubre de 2016. En Fortul, Tame y Arauquita, el Sí gano con el 64,1 %, el 48,9 % y el 73,6 % de los votos, respectivamente. El No ganó únicamente en Saravena, con 5,168 votos, que representaron el 51,2 %.
En la circunscripción, los votos para la Cámara en 2014 se repartieron mayoritariamente entre los partidos de la U y Liberal, mientras que para Senado cada municipio tuvo su propio ganador: en Fortul, el Partido Liberal; en Tame, Centro Democrático; Saravena, Partido Liberal, y Arauquita, Partido Verde.
No obstante, la población que está dentro del censo electoral presenta una dificultad alta y extrema en el acceso a los puestos de votación.
Comparada con la circunscripción especial de Nariño, Cauca y Valle del Cauca, conformada por 24 municipios, la circunscripción de Arauca es bastante pequeña, pero sus problemas podrían ser de dimensiones similares.
En la región llanera, la tendencia sobre secuestros, hasta 2014, iba en aumento, al igual que las denuncias por extorsión, según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), a pesar de la disminución de homicidios desde 2011 y de un decrecimiento del desplazamiento en 65,2 % entre 2012 y 2013.
Por si fuera poco, los grupos armados que operan en la región hostigan a la industria petrolera y atacan su infraestructura, mientras aprovechan la posición fronteriza para ejercer control sobre el contrabando. Es decir, un panorama de rentas ilegales que hará muy difícil la campaña para hacerse con el control de la curul que el Acuerdo de Paz le tiene guardada.