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El asesinato de Florilba Ramos Morano y Ferney Elago Caviche, firmantes del Acuerdo Final de Paz y miembros del pueblo indígena Nasa, ha encendido nuevamente las alarmas sobre la crítica situación de seguridad de los excombatientes de las antiguas FARC.
El crimen ocurrió en el municipio de Silvia, Cauca, una de las regiones con más riesgos para los firmantes en proceso de reincorporación, especialmente aquellos con pertenencia étnica.
Organizaciones como el Componente Comunes del Consejo Nacional de Reincorporación, la Corporación Nacional de Reincorporación Comunitaria (CNRC) y la Asociación Nacional de Firmantes con Pertenencia Étnica Construyendo Paz (ANFECP) condenaron enérgicamente estos hechos, que calificaron como un grave atentado contra la reconciliación nacional y el espíritu del Acuerdo de Paz.
En un comunicado conjunto, las organizaciones señalaron que la muerte de Florilba, “una valiente mujer indígena”, y de Ferney representa una pérdida irreparable para sus comunidades y para el proceso colectivo de reincorporación.
También denunciaron la ausencia de acciones efectivas por parte del Estado para proteger a los firmantes del acuerdo, y exigieron una investigación diligente que permita identificar y sancionar a los responsables.
“Hacemos un llamado a las autoridades competentes para investigar diligentemente estos crímenes, se identifique y penalice a los responsables, así como a garantizar la protección de todas las y los firmantes del Acuerdo de Paz, especialmente a quienes pertenecen a comunidades vulnerables y en situación de Reincorporación”, dice el comunicado.
Además, exigieron garantías específicas y urgentes para los firmantes con pertenencia étnica, quienes siguen siendo blanco de violencia estructural y sistemática. “El Capítulo Étnico del Acuerdo Final de Paz debe cumplirse en su totalidad”, recalcaron.
Las organizaciones recordaron que la paz no será posible mientras se siga atentando contra la vida y la dignidad de quienes apostaron por ella. “Somos la tierra, somos el agua, somos la vida, somos la paz. Pero también somos resistencia. Y desde esa resistencia levantamos la voz: ¡Ni un muerto más!”, concluyeron.
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📣#Comunicado Con profunda preocupación observamos como continúan estos lamentables hechos sin acciones efectivas por parte de las instituciones y entidades del Estado colombiano. Hechos que constituyen un grave atentado contra #ConstrucciónDePaz y la lucha por la… pic.twitter.com/Lf1ci01Jnh
— Reincorporación Comunes (@CNRCOMUNES) July 15, 2025
Según cifras de Indepaz, más de 470 firmantes del Acuerdo de Paz han sido asesinados desde 2016, muchos de ellos en territorios con presencia de economías ilegales y disputas armadas, como el norte del Cauca.
La situación de quienes firmaron la paz siendo parte de pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes es aún más crítica, dada la doble vulnerabilidad étnica y política que enfrentan.
La violencia no da tregua, pero la exigencia de justicia y garantías tampoco. La muerte de Florilba y Ferney, como la de tantos otros firmantes, no puede seguir quedando impune.
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