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Como si se tratara de un acuerdo de paz entre dos partes enfrentadas, estas últimas dos semanas los estudiantes del Cauca y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) se dieron la mano y se entregaron mutuamente flores. Esto, pese a que históricamente han terminado enfrascados en duros choques, como ha sucedido en diferentes lugares del país.
“Enfrentamientos entre miles de estudiantes de la Unicauca y la Policía se extendieron por cuatro horas”, registraron los medios locales en octubre de 2011, fecha en la que también murió un alumno de la Universidad del Valle en Cali, por cuenta de una papa bomba. Así eran los titulares de prensa que registraban las marchas. Parecían “untados de sangre, horror y miedo”, como dice el profesor de fotografía, Alfredo Valderruten, quien ha registrado con su lente esos momentos y quien hoy cuenta una historia distinta por cuenta del ejemplo que han dado en las dos últimas manifestaciones los estudiantes y miembros del Esmad.
¿Qué significa para un fotógrafo que ha registrado las históricas protestas estudiantiles un acto simbólico como la entrega de una flor por un estudiante a un policía?
Para mí fue algo atípico. Por lo general, las marchas pretenden enviar un mensaje de resistencia y siempre se ha generado tensión entre los marchantes y el Esmad, encargados de disolver la manifestación. Sin embargo, la marcha del 10 fue especial en la capital del Cauca. Fue cultural, pacífica y alegre. Los estudiantes manifestaron la inconformidad por el recorte presupuestal a las universidades públicas, pero dieron un mensaje poderosos para que la comunidad se sume a esta causa. Cuando llegamos al Parque Caldas, que es un momento muy pesado para la marcha porque siempre restringen el ingreso, tampoco hubo un ataque o alguna forma de restricción del paso. Los miembros del Esmad estaban apostados y muy tranquilos en las fachadas de la alcaldía y la Gobernación cuando fueron sorprendidos por un grupo de estudiantes que les entregó flores a todos.
¿Qué decían entre ellos?
Algunos miembros del Esmad estaban un poco azarados y al principio no querían recibir, pero al final, todos tenían una flor en su mano. Eso generó un ambiente muy agradable, el cual quedó registrado en el lente con el que siempre he registrado las marchas de los estudiantes. Entonces, estos actos simbólicos han sido mensajes muy positivos para contrariar a quienes dicen que estamos tratando de generar disturbios y agredir, porque la realidad es otra.
¿Cómo vivivó ese momento?
La situación a mí me tomó por sorpresa. Cuando empecé a ver el gesto de las flores fue muy agradable, muy emotivo, tanto que uno de los del Esmad se acercó a donde estaba tomando la foto y me dijo: “faltan dos flores para los compañeros”. Eso me pareció un hecho bastante interesante, pues ellos también estaban en la dinámica.
¿Cree que eso es un eco del acuerdo de paz entre las Farc y el Gobierno?
Yo creo que sí hay un contagio de paz. Para pelear se necesitan dos y cuando uno de los dos está en la dinámica de la reconciliación, pues estos son los resultados y las lecciones.
¿Qué piensa de la historia de enfrentamientos entre estudiantes y Fuerza Pública?
Esta es una lucha de largo aliento y no sé qué pueda pasar a futuro en las marchas, lo cual depende mucho de las respuestas del Gobierno a los estudiantes. Siento que esto es tan positivo que debe ser registrado por los medios de comunicación. Aunque para muchos es mejor registrar la sangre, el horror y el miedo.
Como docente caucano, ¿cuál es el mensaje que envía al país respecto a estos actos simbólicos?
El mensaje es que debemos continuar en esta dinámica. Muchas veces las manifestaciones terminan en disturbios y los más afectados son los ciudadanos del común, históricamente ha sido así. Pero en esta ocasión pudimos demostrar que los mensajes también llegan con música, teatro y todo tipo de actos simbólicos. Y de alguna manera estos son hechos que están demostrando que el país mira hoy más que nunca hacia la paz y la tranquilidad.