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Croacia apoyará al Sena en atención psicosocial para víctimas en Colombia

La Sociedad para la Asistencia Psicológica de este país capacitará a profesionales del Sena para mejorar los servicios de salud física y mental. El tratamiento de traumas provocados por la Guerra de los Balcanes servirá de experiencia para el caso colombiano. 

Carolina Ávila Cortés / @lacaroa08
20 de septiembre de 2018 - 12:25 p. m.
Dean Ajdukovic, director de Programas de la Sociedad para la Asistencia Psicológica (SPA). Cuenta con más de 120 artículos científicos sobre la recuperación de traumas después de la guerra. / Mauricio Alvarado - El Espectador.
Dean Ajdukovic, director de Programas de la Sociedad para la Asistencia Psicológica (SPA). Cuenta con más de 120 artículos científicos sobre la recuperación de traumas después de la guerra. / Mauricio Alvarado - El Espectador.

Uno de los reclamos constantes de las víctimas del conflicto armado colombiano ha sido la poca, por o decir nula, atención psicosocial que han recibido para superar las duras secuelas que han vivido. Esa es la importancia que tiene el programa de fortalecimiento de capacidades para apoyo psicosocial, que pretende incluir a cerca de 160 profesionales de las áreas de la salud y las ciencias humanas del país, que se firmó este 19 de septiembre. 

Su propósito es mejorar la atención de enfermedades psicológicas de población afectada por el conflicto armado y excombatientes reincorporados a la vida civil. Bogotá, Barranquilla, Medellín, Cali y Montería son las ciudades elegidas para empezar las capacitaciones a profesionales del Sena por parte de la Sociedad para la Asistencia Psicológica (SPA), una ONG de Croacia, y el Grupo de Expertos en Psicotrauma Arq de Holanda.  

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“En Croacia lamentablemente tuvimos que enfrentar problemas muy similares a los que vivió Colombia durante el conflicto. Adquirimos un conocimiento en temas de salud mental y ahora sentimos que es nuestra obligación ofrecer nuestra mano a aquellos que pasaron por una experiencia turbulenta similar”, afirmó el embajador Zeljko Vukosav, durante la firma de lanzamiento de esta iniciativa. 

El equipo europeo apoyará al Sena durante dos años a partir de su experiencia en atención a las poblaciones afectadas tras el colapso de la exYugoslavia. También conocida como la Guerra de los Balcanes, este conflicto de 10 años tuvo repercusiones en el aumento de los casos de depresión, estrés postraumático, desórdenes mentales y en la dificultad en establecer relaciones interpersonales, en especial en niños y jóvenes, sin hablar de las secuelas producto de la violencia sexual que vivieron cientos de mujeres.

El proyecto cuenta con el respaldo del Fondo Fiduciario para la paz de la Unión Europea (UE). Más de $2.500 millones son el presupuesto para mejorar la capacidad institucional y técnica del Sena. También tiene el apoyo del Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia.   

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Según el jefe de Unidad de América Latina y el Caribe de la División de Cooperación de la Unión Europea, Jorge De la Caballería, este es el único proyecto de este tipo que está apoyando el Fondo de la UE ya que “ayudará en la implementación del proceso de paz”.

Por su parte, Edgar Adrián Zambrano, director (e) de Relaciones Cooperativas del Sena, explicó que el siguiente paso es definir un comité de coordinación del proyecto y comenzar el proceso de selección de los instructores. “Así, a partir de noviembre podremos empezar las capacitaciones impartidas por Croacia a través de los centros de formación del Sena”.

Quien lidera el equipo croata es Dean Ajdukovic, director de Programas de la Sociedad para la Asistencia Psicológica (SPA) y profesor de psicología social en la Universidad de Zagreb, en Croacia. Cuenta con más de 120 artículos científicos en temas como la recuperación de traumas y asistencia psicosocial después de la violencia organizada, o la reconstrucción social de comunidades afectadas por la guerra. Habló con Colombia2020 sobre su trabajo y la metodología que van a desarrollar en este proyecto. 

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¿Cuál ha sido su enfoque de trabajo en Croacia a partir de la guerra que vivieron? 

Nosotros vivimos la guerra dentro del país, y en ese sentido tiene alguna semejanza con Colombia. En medio del conflicto, la visión de quiénes somos nosotros y quiénes son los enemigos se vuelve muy clara, pero en nuestro caso, miembros del mismo núcleo familiar escogían los bandos opuestos, lo que les traía una gran dificultad a los niños, por ejemplo, por la presión de elegir a quiénes eran leales.  

Hay traumas como la intrusión, que ocurre cuando estas personas recuerdan todas las cosas que pasaron hace cinco, diez o veinte años como si les sucedieran ahora, lo cual es demasiado perturbador. Otra consecuencia es que son personas que llegan a estados de irritabilidad de forma más fácil. Eso genera problemas en las familias, los lugares de trabajo o en su comunidad. 

No es suficiente con ayudarles a controlar los síntomas de los traumas. Hay que darles la oportunidad a esas familias de hablar sobre lo que significó que sus miembros se fueran para el bando contrario. Esto no puede ser borrado. 

¿Cuál debe ser la atención apropiada según su experiencia?

Eso no es un asunto netamente clínico, va más allá. En la misma comunidad habrá gente que escogió luchar o unirse a alguno de los bandos, pero cuando la violencia termine tendrán que comunicarse, construir relaciones de nuevo. Si el trauma persiste entonces esas relaciones no van a desarrollarse. 

Tenemos que trabajar en resolver el trauma, pero también en la forma en que ayudamos a construir la confianza entre estos dos bandos. Si gradualmente resolvemos el trauma, será mucho más fácil que las personas con diferentes perspectivas comprendan que esto no tiene que ser una barrera y que pueden trabajar juntas en beneficio de su comunidad. 

¿Y acá en Colombia cómo será la metodología de trabajo? 

Estas personas necesitan espacio para expresar sus propios sentimientos, compartir sus experiencias y reconocer las situaciones similares que el otro también ha vivido. El método es acercar de una manera no ofensiva a personas que han estado en lados contrarios.

¿Pero cómo acercarlos cuando hay un pasado de 52 años de guerra? 

Estos 50 años de guerra deben significar el conocimiento del otro. Preguntarse cuál es la mirada del contrario de su pasado y cuál frente al futuro. Quizás en ese futuro encuentren puntos en común. 
Nuestro entrenamiento acá no es una varita mágica, es ayudar a generar un proceso a través de las ciencias aplicadas. Que lo principal es el contacto entre los opuestos, pero un contacto en el que estén en el mismo nivel, sin relaciones de dominación. No es solo un asunto solamente clínico, sino un proceso social.

Por Carolina Ávila Cortés / @lacaroa08

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