"Este proceso de paz va a ser un referente mundial": embajadora sueca en Colombia
Marie Andersson de Frutos dice que este es el primer proceso en el mundo donde hay mujeres plenipotenciarias en la mesa y donde las víctimas son en el centro de la negociación.
Edinson Bolaños* / @eabolanos
Una mujer sueca y muy feminista. Conocedora de los territorios colombianos donde se ha librado la guerra. Ella es Marie Andersson de Frutos, embajadora de Suecia en Colombia, quien a finales de mayo pasado aprobó más de $2.000 millones para 20 iniciativas productivas de zonas afectadas por la guerra, donde se viene trabajando en la construcción de paz y reconciliación. La embajadora habla con Colombia2020 sobre cómo su país ve el actual proceso de paz, sobre la preocupación por la vida de los defensores de derechos humanos, por el rearme paramilitar y por cuánto tiempo durará la cooperación internacional en Colombia después de la guerra.
-¿De qué manera su país está comprometido con la paz de Colombia?
Estos fondos son una pequeña parte de un gran portafolio de Suecia donde metemos más de 200 millones de dólares durante cinco años. Vamos a trabajar conjuntamente con el Gobierno de Colombia y la sociedad civil en una paz sostenible. Este es un paso en estos esfuerzos. Es que ya la gente dice, “ahora tenemos que ver cambios, no es suficiente sentarse a hablar, tenemos que empezar a trabajar”, son mensajes claros cuando viajo a las regiones. Que queremos tener salarios y sobrevivir, entonces, este es uno de muchos mecanismos donde entramos para ver si es posible inyectar energía y productividad en las zonas rurales.
-¿Cómo ven desde Europa la oposición al proceso de paz en Colombia?
Lo que nosotros podemos hacer es hablar de lo que pensamos, de nuestra propia experiencia en el tema de la paz como un prerrequisito para el desarrollo. Con estas experiencias entramos fuerte y creemos en la paz. En cualquier sociedad donde estamos y donde hay guerras trabajamos fuerte para lograr puentes donde las partes puedan hablar, llegar a un acuerdo de paz. Es importante que en Colombia haya distintas opiniones, pero espero que todo ese miedo que ellos tienen de lo que va a pasar con la paz no sea correcto.
-¿Cómo lograr que estas personas escépticas crean en el proceso?
Mi sueño es que todo el mundo pensara en la paz. Hay diversificación, distintos partidos, distintas maneras para desarrollar la sociedad desde la derecha hasta la izquierda, pero en mi sueño yo quisiera que todo el mundo abrazara la paz.
-¿Cómo impacta en América Latina esta paz?
Por ejemplo, hay muchos refugiados de Colombia en Ecuador y el gobierno ecuatoriano quiere resolver este problema. Piden a otros países en el mundo ayuda, recoger estos refugiados. Cuando no hay control de territorio esto también impacta en países vecinos. Ya es tiempo de paz. Las guerrillas son para la historia, ahora queremos trabajar para el futuro.
-¿Cuál fue la participación de Suecia en la época de la seguridad democrática donde la confrontación con las Farc fue intensa?
Desde que empezamos la cooperación internacional, siempre hemos trabajado por la protección de los derechos humanos y la construcción de paz. Desde 2003 tenemos una meta muy clara: trabajar por una paz negociada. Esto es lo que hemos hecho sistemáticamente desde ese año. Empezamos mucho antes, aunque no teníamos un portafolio tan grande como hoy. Diría entonces que, a pesar de la guerra y de que sufríamos con la gente que fue afectada, siempre trabajamos para lograr una paz negociada, convencidos de que Colombia lo va a lograr.
-¿Qué piensa de los acuerdos que hasta ahora se han logrado en La Habana?
Tenemos mucha admiración por las partes que están allí haciendo un esfuerzo tan grande. Para mí es un honor poder estar aquí durante este periodo. Es muy interesante para el mundo, porque es el primer proceso en el mundo donde hay mujeres plenipotenciarias en la mesa y donde las víctimas son en el centro de la negociación. Por eso, sin duda, este proceso de paz va a ser un referente mundial.
-¿Qué consejo le daría al Gobierno tras la alarma del rearme de los grupos paramilitares que amenazan los procesos de paz con las guerrillas?
Hay un subgrupo en La Habana, donde trabaja Pablo Catatumbo y el general Óscar Naranjo, que busca medidas de cómo desmantelar a los paramilitares. Claro, esto lo seguimos con mucha atención. La comunidad internacional y la embajada de Suecia estamos siguiendo de cerca este fenómeno, y con preocupación vemos las noticias que hemos recibido sobre esto, pero estamos confiados en que va a haber medidas.
-¿Qué tipo de medidas recomienda?
Los paramilitares hoy en día son actores criminales, los cuales en cualquier país los trataría la Policía. Esperamos medidas a través del sector de seguridad y la Policía, principalmente.
-Hay muchas organizaciones de derechos humanos preocupadas porque se dice que en el posconflicto se va a acabar la cooperación internacional.
Creo que ellos también hablan del acompañamiento, porque no podemos subestimar el apoyo político, y esto es lo que muchas de esas organizaciones piden, apoyo político. Por eso, las embajadas se quedan para seguir viajando a los territorios. Queremos manifestar que la sociedad internacional se queda. Tal vez en unos años no va a haber tanta cooperación internacional financiera, pero los embajadores, los secretarios y todo el personal vamos a continuar acompañando estos procesos políticos en este país.
-Es decir que el apoyo para defensores de derechos humanos va a seguir por mucho tiempo.
Sí. Nosotros, por ejemplo, somos garantes en algo que se llama mesa de garantías, que es una mesa de dialogo entre el Ministro del Interior y todos los defensores del país. Hay otros mecanismos de apoyo, entre ellos, respaldar a estos grupos con reuniones, encuentros, participamos en sus actividades y estamos conscientes, yo diría que toda la comunidad internacional, de lo que están pasando y de las preocupaciones que tienen de cara al posconflicto.
Una mujer sueca y muy feminista. Conocedora de los territorios colombianos donde se ha librado la guerra. Ella es Marie Andersson de Frutos, embajadora de Suecia en Colombia, quien a finales de mayo pasado aprobó más de $2.000 millones para 20 iniciativas productivas de zonas afectadas por la guerra, donde se viene trabajando en la construcción de paz y reconciliación. La embajadora habla con Colombia2020 sobre cómo su país ve el actual proceso de paz, sobre la preocupación por la vida de los defensores de derechos humanos, por el rearme paramilitar y por cuánto tiempo durará la cooperación internacional en Colombia después de la guerra.
-¿De qué manera su país está comprometido con la paz de Colombia?
Estos fondos son una pequeña parte de un gran portafolio de Suecia donde metemos más de 200 millones de dólares durante cinco años. Vamos a trabajar conjuntamente con el Gobierno de Colombia y la sociedad civil en una paz sostenible. Este es un paso en estos esfuerzos. Es que ya la gente dice, “ahora tenemos que ver cambios, no es suficiente sentarse a hablar, tenemos que empezar a trabajar”, son mensajes claros cuando viajo a las regiones. Que queremos tener salarios y sobrevivir, entonces, este es uno de muchos mecanismos donde entramos para ver si es posible inyectar energía y productividad en las zonas rurales.
-¿Cómo ven desde Europa la oposición al proceso de paz en Colombia?
Lo que nosotros podemos hacer es hablar de lo que pensamos, de nuestra propia experiencia en el tema de la paz como un prerrequisito para el desarrollo. Con estas experiencias entramos fuerte y creemos en la paz. En cualquier sociedad donde estamos y donde hay guerras trabajamos fuerte para lograr puentes donde las partes puedan hablar, llegar a un acuerdo de paz. Es importante que en Colombia haya distintas opiniones, pero espero que todo ese miedo que ellos tienen de lo que va a pasar con la paz no sea correcto.
-¿Cómo lograr que estas personas escépticas crean en el proceso?
Mi sueño es que todo el mundo pensara en la paz. Hay diversificación, distintos partidos, distintas maneras para desarrollar la sociedad desde la derecha hasta la izquierda, pero en mi sueño yo quisiera que todo el mundo abrazara la paz.
-¿Cómo impacta en América Latina esta paz?
Por ejemplo, hay muchos refugiados de Colombia en Ecuador y el gobierno ecuatoriano quiere resolver este problema. Piden a otros países en el mundo ayuda, recoger estos refugiados. Cuando no hay control de territorio esto también impacta en países vecinos. Ya es tiempo de paz. Las guerrillas son para la historia, ahora queremos trabajar para el futuro.
-¿Cuál fue la participación de Suecia en la época de la seguridad democrática donde la confrontación con las Farc fue intensa?
Desde que empezamos la cooperación internacional, siempre hemos trabajado por la protección de los derechos humanos y la construcción de paz. Desde 2003 tenemos una meta muy clara: trabajar por una paz negociada. Esto es lo que hemos hecho sistemáticamente desde ese año. Empezamos mucho antes, aunque no teníamos un portafolio tan grande como hoy. Diría entonces que, a pesar de la guerra y de que sufríamos con la gente que fue afectada, siempre trabajamos para lograr una paz negociada, convencidos de que Colombia lo va a lograr.
-¿Qué piensa de los acuerdos que hasta ahora se han logrado en La Habana?
Tenemos mucha admiración por las partes que están allí haciendo un esfuerzo tan grande. Para mí es un honor poder estar aquí durante este periodo. Es muy interesante para el mundo, porque es el primer proceso en el mundo donde hay mujeres plenipotenciarias en la mesa y donde las víctimas son en el centro de la negociación. Por eso, sin duda, este proceso de paz va a ser un referente mundial.
-¿Qué consejo le daría al Gobierno tras la alarma del rearme de los grupos paramilitares que amenazan los procesos de paz con las guerrillas?
Hay un subgrupo en La Habana, donde trabaja Pablo Catatumbo y el general Óscar Naranjo, que busca medidas de cómo desmantelar a los paramilitares. Claro, esto lo seguimos con mucha atención. La comunidad internacional y la embajada de Suecia estamos siguiendo de cerca este fenómeno, y con preocupación vemos las noticias que hemos recibido sobre esto, pero estamos confiados en que va a haber medidas.
-¿Qué tipo de medidas recomienda?
Los paramilitares hoy en día son actores criminales, los cuales en cualquier país los trataría la Policía. Esperamos medidas a través del sector de seguridad y la Policía, principalmente.
-Hay muchas organizaciones de derechos humanos preocupadas porque se dice que en el posconflicto se va a acabar la cooperación internacional.
Creo que ellos también hablan del acompañamiento, porque no podemos subestimar el apoyo político, y esto es lo que muchas de esas organizaciones piden, apoyo político. Por eso, las embajadas se quedan para seguir viajando a los territorios. Queremos manifestar que la sociedad internacional se queda. Tal vez en unos años no va a haber tanta cooperación internacional financiera, pero los embajadores, los secretarios y todo el personal vamos a continuar acompañando estos procesos políticos en este país.
-Es decir que el apoyo para defensores de derechos humanos va a seguir por mucho tiempo.
Sí. Nosotros, por ejemplo, somos garantes en algo que se llama mesa de garantías, que es una mesa de dialogo entre el Ministro del Interior y todos los defensores del país. Hay otros mecanismos de apoyo, entre ellos, respaldar a estos grupos con reuniones, encuentros, participamos en sus actividades y estamos conscientes, yo diría que toda la comunidad internacional, de lo que están pasando y de las preocupaciones que tienen de cara al posconflicto.