La historia de resistencia de las personas trans que se enfrentaron a la guerra

Las marcas de dolor que dejó el conflicto armado en la población LGBTI del municipio de Chaparral (Tolima) no ahuyentaron las ganas de resurgir y clamar por una dignidad que les quiso ser arrebatadas. Los liderazgos trans como los de Kamila Pérez construyen cimientos allí para que la paz sea sinónimo de diversidad, resistencias, baile y reinado.

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Redacción Colombia +20
25 de enero de 2024 - 11:07 p. m.
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En un municipio como Chaparral, marcado por el conflicto armado, ser una persona con orientaciones sexuales e identidades diversas, implica enfrentar señalamientos, estigmas, prejuicios y agresiones.

Bajo esta situación, cruda, injusta y peligrosa han vivido por años personas como Kamila Pérez, una lideresa transgénero que desde esta zona del sur del Tolima ha demostrado que la diversidad, lejos de ser peligrosa o un factor para juzgar, es un elemento que permite avanzar, construir canales de reconciliación y ver en el prójimo un apoyo.

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Maquillada, vivaz y con una personalidad arrolladora que demuestra con sus pasos fuertes al andar, Kamila se sentó con nosotros en el parque principal de Chaparral para contarnos cómo ella y sus compañeras lograron sobrevivir a una guerra en la que nada tenían que ver.

“Fuimos blanco de mutilaciones, desapariciones y asesinatos sistemáticos por no encajar en ideologías patriarcales que en este territorio nos han limitado a existir y a celebrar nuestra vida. Las personas trans no cabemos en esos pensamientos y vivimos en la lucha por rescatar nuestras identidades. Vencimos la muerte, los prejuicios y la discriminación que tanto nos han puesto en focos de violencia. Las FARC nos persiguieron y la gente del pueblo nos juzgaba por pedir auxilio por eso. Es como si ser trans hubiese sido motivo para merecer la muerte”, reitera.

La justicia se ha olvidado parcialmente de la población trans afectada por el conflicto armado. No es fortuito el exterminio que quisieron perpetrar sobre estas personas ni mucho menos el hecho de que no haya en el país una campaña institucional real para indagar sobre qué pasó, a quienes les interesaba cometer esos daños o cómo se podría trabajar en garantías de no repetición.

De los más de 900 Sujetos de reparación colectiva que se encuentran incluidos en el Registro único de víctimas, solo 4 corresponden a sujetos colectivos LGBTIQ+. Esto como consecuencia de largas esperas y luchas en las que han dejado la vida para ser escuchados. Kamila es un ejemplo claro de esto, pues su organización “Chaparral LGBTI Diversa” figura como el cuarto sujeto de reparación colectiva.

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Cuando hace 24 años el extinto frente 21 de las FARC tenía prácticamente todo el control territorial en el sur del Tolima, la resistencia de las mujeres trans y población LGBTI en Chaparral apenas comenzaba; claro, sin aminorarse o dejar de ser quienes eran en un entorno lleno de miedo y fusiles por doquier.

De los más de 900 Sujetos de reparación colectiva que se encuentran incluidos en el Registro único de vVctimas, solo 4 corresponden a sujetos colectivos LGBTIQ+.
De los más de 900 Sujetos de reparación colectiva que se encuentran incluidos en el Registro único de vVctimas, solo 4 corresponden a sujetos colectivos LGBTIQ+.
Foto: Camila Granados Arango

El 6 de enero de 1999 se llevó a cabo el primer Reinado Trans del Río Tuluní en la región, un espacio para reclamar derechos y visibilidad a partir de la belleza y los talentos culturales. Desfilar y ofrecer sus sueños a un río sacado de un paraíso se convirtió en un ritual de autocuidado, visibilización y construcción de paz. La ferocidad del conflicto, la desproporcionalidad de las FARC y el desprecio de muchas personas de su propio pueblo no fueron impedimento para poner por encima la alegría sobre los escenarios de guerra.

“Este evento siempre ha incomodado al patriarcado. Con alegría y nuestra esencia nos acercamos a la gente, pero la respuesta ha sido por años ponernos prejuicios. Cuando tuvimos que suspender nuestro reinado trans era porque la violencia contra nosotras ya había alcanzado sus límites máximos. Nos dolió, pero seguimos. Esa perseverancia es la que nos ha convertido en lo que somos hoy: una organización sin miedo, y con la paz y los colores como nuestra bandera ,”, cuenta Kamila.

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La ausencia de justicia, verdad, reparación y escucha desde las entidades del Estado para la población trans en Chaparral ha contrastado al acompañamiento que han tenido desde organizaciones impulsoras de derechos humanos y construcción de paz. Con la gestión del Programa de Participación y Reparación Colectiva de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) con la USAID -e impulsos adicionales dados por el Centro Nacional de Memoria Histórica- el colectivo Chaparral Diversa LGBTI y la organización Yapawayra, han avanzado en la garantía de sus derechos.

Se han elaborado documentos, tocado puertas del Sistema Integral para la Paz y puesto en contexto situaciones que ya tienen a la población LGBTI en la agenda de protección y reparación.

Marcos Oyaga, como Coordinador del área de Reparación colectiva del Programa, ha acompañado estos procesos y sus palabras son testimonio de un grupo poblacional que resurgió después de la violencia y ahora es un referente nacional de reparación colectiva y defensa de sus derechos.

“En 2016 comenzamos el proceso con Kamila y su grupo. Encontramos a una organización debilitada y fragmentada por el conflicto. Notamos un liderazgo de hombres gays pero con voces opacas de mujeres trans. Todo eso fue cambiando, porque pasamos del desconocimiento sobre los daños colectivos en el marco del conflicto a un empoderamiento fuerte. Cuando antes se cancelaba el reinado en el río Tuluní por temor a represalias no se pensó nunca que llegaría un día en el que todas estas personas soñaran y materializaran las formas en las que querían ser reparadas “, comenta Oyaga.

Entre el Programa CODHES-USAID, Yapawayra y Chaparral LGBT Diversa crearon documentos y muestras audiovisuales como “Voces incómodas”, un cortometraje que en 2018 mostró la esencia, dignidad e identidad de las trans en el municipio.

“En esos 18 minutos dejamos el corazón, mostramos quiénes somos y por qué vale la pena saber de nuestras luchas. Estoy segura de quien soy y ahora veo el apoyo de mi gente en Chaparral. Codhes fue fundamental para que construyéramos una vértebra en la que pudiéramos posicionar la exigencia de nuestros derechos. Con el CNMH hicimos un trabajo complementario al llevar nuestros casos a la JEP mediante un informe y así seguimos. Más fuertes que nunca”, exalta Kamila.

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Kamila se escribe con “K”. Para ella eso es motivo de orgullo y de originalidad. Visibilizar sus dolores, sus casos para que la justicia revise y actúe, y sentir que no están solas en afrontar traumas del pasado. La fortaleza y resiliencia que han alcanzado es ejemplo y un modelo de construcción de paz en el sur de Tolima.

“Me llamo Kamila. Lo escribo con “K” porque soy diferente, es mi sello de identidad. Estoy orgullosa de ser quien soy y de lo que hemos conseguido. Poco a poco encontramos espacios de inclusión, espacios seguros y de confianza. Tenemos todo para expresar quienes somos y no vamos a repetir nuestro pasado”, explica Kamila Pérez.

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