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“Les faltó compasión”: Íngrid Betancourt a ex-Farc

Un día después del histórico encuentro con quienes ordenaron su secuestro, la excandidata presidencial destaca que los excombatientes reconozcan el crimen y el daño que hicieron, pero dice que aún tienen el corazón duro por la guerra.

Gloria Castrillón Pulido
25 de junio de 2021 - 04:43 p. m.
Íngrid Betancourt durante el encuentro con los líderes de la exguerrilla de las Farc ante la Comisión de la Verdad. / Mauricio Alvarado
Íngrid Betancourt durante el encuentro con los líderes de la exguerrilla de las Farc ante la Comisión de la Verdad. / Mauricio Alvarado
Foto: Mauricio Alvarado / El... - Mauricio Alvarado

Unas horas después del duro reclamo que les hizo a los exjefes de la extinta guerrilla de las Farc, en un encuentro propiciado por la Comisión de la Verdad, en el que participaron otras seis víctimas de secuestro, Íngrid Betancourt luce algo cansada, pero con el mismo ímpetu para seguir reclamando. Reconoce los avances en la búsqueda de la verdad, sigue defendiendo el Acuerdo de Paz, llama a la sociedad a “desengatillarse” y le pide al país no caer en la desesperanza.

¿Cómo amaneció después del encuentro con exjefes de las Farc ante la Comisión de la Verdad?

Cansada, extenuada mental y emocionalmente, con sentimientos encontrados porque siento que se perdió una oportunidad. Quedé con ganas de más. Pero al mismo tiempo muy positiva al saber que es un camino largo, que estamos avanzando, que este era un paso necesario, que habrá más pasos y que tenemos que hacer una reflexión y decantar lo que sucedió.

Vea acá la entrevista en video:

¿Qué oportunidad se perdió?

Se perdió la oportunidad de podernos mirar como seres humanos. Las víctimas llegamos a ese encuentro con la tarea hecha. Llegamos a vernos con los que fueron nuestros verdugos. Todos tuvimos un encuentro el día anterior y apenas comenzamos a hablar, lloramos. Eso creó mucha solidaridad entre nosotros, me encontré con personas que vivieron el secuestro y que conocí ayer (miércoles), y el hecho de haber llorado juntos me hizo sentir que son mis hermanos. Para mí el contraste fue tan violento de ver que nosotros nos habíamos desnudado y estas personas de las Farc se suben impávidas, con unos discursos acartonados de política y reclamándole al Gobierno, no nos miraban ni siquiera a nosotros. Ni siquiera nos pidieron perdón.

¿Valora algo de lo que pasó ayer, a pesar de lo que faltó?

A pesar de que no fueron hasta donde nosotros hubiésemos querido, sí hubo una declaración contundente en contra de la guerra. Eso fue muy importante. Timochenko en algún momento lo dijo, hablándoles a los jóvenes de que la guerra no es el camino. También valoro que no hablen de retenciones sino de secuestro. Timochenko hizo un esfuerzo de expresar la magnitud del horror con superlativos. Es decir, tratando de expresar algo que intelectualmente comprenden. Pero una cosa es comprender intelectualmente y otra es sentirlo y vivirlo. Creo que les faltó compasión. Esto no es una crítica o señalamiento. Me pregunto cómo vamos a lograr que ellos puedan sentir el dolor, que sufran con nosotros. Las víctimas en un contexto de total deshumanización necesitamos ver que ellos sufren con nosotros. El perdón ya se los dimos, el sentimiento de odio no existe en nosotros.

El escenario puede intimidar mucho, ¿no cree que en ese camino hacen falta encuentros más personales, sin cámaras, sin libretos?

Había una secuencia de momentos programados por la Comisión de la Verdad. Del lado de quienes fuimos víctimas de las Farc se vio el esfuerzo de estar ahí, de exigirnos a nosotros mismos por el bien del país, de nuestra familia, a pesar de que nos remuevan los recuerdos y nos dé vergüenza sentir lo que sentimos y llorar en público. Del otro lado, cuando se les da la oportunidad de hablar, ellos les hablan a las cámaras y no a nosotros. Le hablan a una Colombia abstracta, se mantienen en una coraza emocional, siguen en la imposibilidad de sentir. Hoy no están ni Marulanda, Raúl Reyes o el Mono Jojoy para hablar, pero Timochenko sí. Si ellos toman la decisión de montar unos campos de concentración y tenernos ahí como animales, botándonos la comida por entre las rejas, separados de nuestras familias, encadenados, ¿dónde está la reflexión de lo que nos hicieron vivir? Ahí hubo decisiones inhumanas, como la de no liberar a Norberto Pérez, el papá de Andrés Felipe Pérez, que se estaba muriendo de cáncer. ¿Qué les quitaba a ellos liberarlo? No quisieron mostrar humanidad, en un momento en el que pudieron reconciliarse. Perdieron la oportunidad en ese momento, y ahora que la tienen, vuelven y sacan el discurso acartonado y político. Nosotros desde este lado nos sentimos insatisfechos, casi que sentimos ofensa. Es un desequilibrio: nosotros desnudos frente al país y ellos acorazados. Entiendo que este proceso es difícil. Pienso que ellos de alguna manera la han tenido fácil.

¿Lo dice porque no han ido a la cárcel?

Lo digo porque uno mira en contraste la situación de los paramilitares, no digo de todos, pero hubo quienes pasaron por la cárcel. Incluso muchos de las Farc. Estoy hablando de Sombra. He recibido cartas de su parte. En lo que él escribe uno siente una reflexión diferente, una vibración del alma diferente. Él fue quien nos tuvo en esos campos de concentración, pero el hecho de estar en una dificultad humana de pronto hace que mire de otra manera. Ellos la han tenido fácil en el sentido de que llegan del poder de las armas al poder del Congreso. Eso es parte de lo que nosotros aceptamos, es parte del Acuerdo de Paz y está bien. Y me pregunto si eso es la razón por la cual ellos han sido incapaces de ponerse en nuestros zapatos.

¿Cree que los máximos responsables no llegan a ese nivel de empatía porque no convivieron con ustedes en esas dificultades?

Esa puede ser una razón, pero creo que hay algunos que estando muy cerca de nosotros siguen con el corazón endurecido. Es un trauma de la guerra. Cuando uno recibe una orden y mata a un ser humano con el que habla, come, juega ajedrez, es porque algo en la cabeza no funciona o algo en el corazón se rompió. Y eso fue lo que sentí: dureza del alma.

¿Qué sigue ahora? ¿Tienen previstos nuevos encuentros, tal vez más íntimos?

No hay nada programado. Yo creo que ahora ellos están frente a su realidad y frente a lo que nosotros les estamos diciendo. Y pueden estar a la defensiva y decir “estos son unos burgueses, que no entienden, son nuestros enemigos”, y ponerse en la lógica de la guerra, de tratar de ignorar y de condenar la posición de las víctimas. Ayer Timochenko dijo una cosa que a mí me sorprendió, dijo ‘yo espero que aquellos que no nos han perdonado, les tiemble la conciencia por no perdonarnos’. Cuando él dijo eso, pensé ¿qué le remuerda la conciencia a quién? La conciencia está de este lado. Nosotros queremos que les remuerda la conciencia a ellos, nosotros ya los perdonamos. Si ellos no pueden llorar, bien, yo entiendo. Hay gente que tiene emociones diferentes y las maneja de manera diferente, pero que uno sienta que pueden identificarse con nuestro dolor. Si no pueden llorar, pueden de pronto compartir las imágenes y entender el horror. Yo creo que esto es un proceso y lo que viene ahora es que ellos busquen en su alma dónde está el remordimiento. Que se den el permiso. Pero para eso tienen que dejar de pensar en términos ideológicos, tienen que dejar de justificarse. Dejar de sentir que lo que hicieron fue por una buena causa, porque estaban luchando por el pueblo. Tienen que soltar eso.

¿Qué pasó en Íngrid Betancourt para perdonar, a pesar de todo lo que ha sucedido?

Es que el odio es un veneno para uno. Uno está todos los días con la sed de venganza y el otro ni se entera. Uno está envenenándose a uno mismo. La liberación no es solamente física, la liberación emocional es poder perdonar y eso lo hicimos to dos por necesidad. El perdón es un hecho. No sentí odio al verlos, ni animadversión, es más, deseo que les vaya bien. Pero como ser humano, simplemente estoy constatando que el trabajo no está hecho. Y que espero por ellos y por Colombia que se pongan a la tarea de escudriñar su alma y darse el derecho de tener remordimiento.

¿Estaría dispuesta a un encuentro privado?

Estoy dispuesta a todo lo que nos permita consolidar la paz en Colombia. No me voy a prestar a manipulaciones. Entre ellos y nosotros hay todavía mucha desconfianza. Acercamiento hubo porque estuvimos físicamente en el mismo sitio, que ya de hecho es muy grande; pudimos vernos a los ojos, cuando les estaba hablando los estaba mirando a los ojos y sé que ellos estaban entendiendo lo que les estaba diciendo. Sé que para ellos fue duro. No quiero que ellos se atrincheren, que se sientan juzgados y a la defensiva. Lo que quiero decirles, y se los dije, “esta es nuestra Colombia”. La de ellos y la mía. Tenemos que armar ese tejido roto y parte de volvernos a acercar es con el alma.

¿Estaba previsto que ustedes se dieran la mano, que tuvieran algún contacto físico?

Se había contemplado la posibilidad de un diálogo, de sentarnos con Rodrigo Londoño y con el padre De Roux a hablar. Pero era un riesgo emocional para todos, para ellos y para nosotros. Habíamos dicho vamos a ver qué sucede, si se logra esa magia, si se dan las cosas. Y no se dieron. No hubo contacto físico, no nos saludamos. Él salió por su lado, yo salí por el mío. Pero es un primer paso que se dio y habrá más.

Usted habló del momento de poder ir a la capilla de Cristo Rey y hablar con su padre, ¿qué le va a decir sobre esto que sucedió?

Lo voy a hacer el domingo antes de coger el avión. (Silencio). Yo le hablo a mi papá todos los días y lo siento muy, muy cerca. Yo sé que él está conmigo y que me guía y me coge de la mano. Pero el hecho de ir donde están sus huesos, donde está lo que queda de él en este espacio, es un gesto de amor.

¿Qué piensan sus hijos de esto que ha hecho usted?

Ellos tenían mucho miedo de que yo viniera, porque cada viaje que hacemos, uno está con el trauma de lo que se vivió. Las despedidas son difíciles porque yo algún día me despedí de ellos y no volví, esa es la realidad. Cada vez que nos despedimos estamos con esa angustia. Ellos estaban viendo todo por el streaming desde Francia. Yo creo que ellos tienen un amor por Colombia muy fuerte y se alegran de que estemos caminando hacia algo que puede ser la reconciliación. Yo no pierdo las esperanzas, sé que algún día va a haber una reconciliación. Pero también pienso que antes de la reconciliación es necesaria la redención. Salir de las garras del pecado, en términos teológicos. Pero esto no es pecado, estos son los sistemas que nos construimos mentalmente para no ver al otro como un ser humano. Quiero que ellos logren verse a ellos mismos como un ser humano y a nosotros como otros seres humanos.

¿Qué significa este momento cuando unos jóvenes están reclamando sus derechos, hay una honda polarización política y se aproximan las elecciones, cómo no llenarnos de desesperanza?

Creo que hay mucha esperanza. Si miramos dónde estamos en relación con lo que hay atrás, tenemos un instrumento, este Acuerdo de Paz que hizo que las Farc dejaran de matar, la mayoría de ellos están hoy en día recorriendo este camino con nosotros. Sí hemos avanzado mucho. Le digo a Colombia que se “desengatille”. Desengatillarse es un concepto que comienza por una voluntad de tratar de entender humanamente lo que nos está sucediendo. Si todo lo que sucede en el país, en las personas que vemos, a quien nos habla y no nos habla, lo filtramos por la matriz ideológica y lo volvemos un blanco o negro, bueno o malo, y no tratamos de entender la fibra humana de todo lo que nos está sucediendo, no hemos salido del problema. Pero creo que ya estamos saliendo, que Colombia ya está aburrida de la polarización. Y además tenemos urgencias sociales, ya no podemos seguir a cuenta de que insultamos al uno y al otro, posponiendo darle solución a todo eso.

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Razola(78292)26 de junio de 2021 - 02:12 a. m.
Con tanto ir y venir además de tanta retórica se nota es un afán de protagonismo o insinuación electorera aunque no este en la baraja por ahora.
Carlos(c4fkg)26 de junio de 2021 - 01:11 a. m.
Esas alimañas (terroristas farc) les hace falta una dosis de plomo para que sepan lo que es el dolor si es que lo sienten. O Cárcel de verdad .. verdad no paraísos como están acostumbrados. Y a la sra Ingrid deje tanto show mediático.
Carlos(c4fkg)26 de junio de 2021 - 01:07 a. m.
Que puede esperar Sra. Ingrid de unos asesinos curtidos como estos . Ah? Nada bueno . Esos personajes son peor que las Hienas (animales carroñeros) . Compasión ? Esa palabra escasamente la han escuchado ... pero que del corazón les salga algo de compasión ? No creo.
laura(pbmbo)25 de junio de 2021 - 09:54 p. m.
Una cosa es el proceso de paz que innegablemente es positivo y otra los ex Farc, en especial sus dirigentes. Uno se sorprendía al ver a un "revolucionario" asesinar a una señora de algún pueblo porque no pagaba los 5 millones de su secuestro. Ahora está claro: nunca fueron revolucionarios. Solo eran y son matones de baja estofa. Bajo esta nueva visión, ya no sorprende que asesinen por 5 millones.
Marco(13775)25 de junio de 2021 - 08:47 p. m.
Comprendo y estoy de acuerdo con el reclamo de las victimas de tan horrendo crímen. Pero sería bueno que así como no logran olvidar su martirio, también ha debido-hace rato- manifestar el apoyo a las manifestaciones pacíficas, pues esa juventud corre el riesgo de convertirse en nuevas guerrillas, que es lo que busca el uribismo para volver a tener motivos para sus discursos incendiarios, .....
  • Marco(13775)25 de junio de 2021 - 08:49 p. m.
    .....tener como caballito de batalla y ahora sí continuar manipulando a sus adeptos enceguecidos e idiotizados.
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