Para sacar sus productos los campesinos del río Tamaná arriesgan la vida cada semana enfrentando la corriente. En balsas rústicas de troncos y bejucos amarrados deben navegar desde los caseríos más remotos del río hasta Nóvita, Chocó, donde comercializan desde racimos de plátanos y chontaduros, hasta reses y cerdos vivos. Más de 150 personas han muerto ahogadas en naufragios y accidentes en el río, de acuerdo con los pobladores. La comunidad de Santa María de Urábara exige que se construya una carretera para “desembotellar” la región.

 

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