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Los podcast de la memoria que serán entregados a la Comisión de la Verdad

Las organizaciones Memria y Luminate entregaron seis becas a personas de todo el país que quisieran narrar y construir memoria con comunidades víctimas del conflicto. Una indígena, una palenquera, un campesino, un artista, un miembro de la comunidad LGBTI y una activista, fueron los ganadores.

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06 de junio de 2020 - 02:50 p. m.
Diana Collazos es una de las jóvenes becarias. Sus podcast se centraron en el trabajo de la comunidad indígena Nasa en el norte del Cauca. / Cortesía
Diana Collazos es una de las jóvenes becarias. Sus podcast se centraron en el trabajo de la comunidad indígena Nasa en el norte del Cauca. / Cortesía
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La voz como un instrumento para no olvidar: esa es la premisa con la que las organizaciones de trabajo sonoro Memria y Luminate, en colaboración con un equipo de la Comisión de la Verdad (CEV), decidieron poner a rodar un proyecto con el que buscaban darle vida a las voces de personas que tienen algo por aportar al rompecabezas del conflicto armado interno.

Viva Voz es el nombre de la beca con la que las entidades eligieron, entre más de 100 postulantes, a seis hombres y mujeres que quisieran elaborar proyectos narrativos de audio sobre experiencias de no repetición en sus comunidades. Es un grupo diverso. Muy diverso. Se podría decir que con ellos está representada la variedad del país.

Diana Collazos Cayapu, por ejemplo, es integrante de la comunidad indígena Nasa del norte del Cauca. Alfonso Marrugo, es activista por los derechos de la población LGBTIQ del departamento de Bolívar. Seider Herlintos Calderón representa a los campesinos del Putumayo. Mili Yulieth Pardo es una joven palenquera, del departamento de Cesar, que rememora a las comunidades negras. Alejandro Cartagena de Aguas es artista joven en Medellín y Lina Marcela Álvarez Camargo trabaja en las zonas rurales del Meta y Santander a través de un colectivo de comunicación alternativo.

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Durante cinco meses y con el apoyo de las entidades, construyeron podcasts de hasta cinco capítulos, con el fin de narrar experiencias locales de sus comunidades sobre la construcción de paz y las garantías de no repetición. Se capacitaron sobre los mandatos de la CEV y sobre asuntos técnicos en producción y posproducción de productos radiofónicos. Aunque muchos ya tenían algo de experiencia en ese campo.

Por la lucha indígena colombiana, Diana Collazos Cayapu ha trabajado desde hace cuatro años. Es estudiante de Comunicación Propia e Intercultural de la Universidad Autónoma Indígena Intercultural UAII, la primera universidad étnica reconocida como pública en Colombia.

En medio de una conversación telefónica, surge una de las más comunes dudas que, dice, le han hecho en su trayectoria como estudiante. ¿En qué se diferencia la Comunicación Social de la Comunicación Propia? “Nosotros, por ser un pueblo indígena, vemos la comunicación no solo con las personas sino con la naturaleza. Es nuestro valor propio y enfocarnos en los saberes de la espiritualidad para la comunidad”, explica la mujer de 24 años.

Su pasión por la comunicación y los procesos radiofónicos comenzó en 2012, cuando miles de integrantes de la guardia indígena subieron hasta el cerro de Berlín (en zona rural de Toribío), con la intención de intervenir en un enfrentamiento armado entre grupos armados ilegales y el Ejército, que estaba custodiando una antena de comunicaciones instalada sobre esta montaña, desde donde se ve un panorama de 360 grados del municipio de Toribío.

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“El pueblo Nasa quiso subir a sacar al Ejército de esa trinchera porque esa montaña para nosotros es sagrada, pero eso generó que los medios de comunicación emitieran que nuestra comunidad indígena estaba humillando al Ejército. Cuando fui a la emisora de Toribío a preguntar porque estaban diciendo eso mediáticamente, me dijeron que no nos habían consultado para tener nuestra versión. Desde ahí me empecé a involucrar en la comunicación, para que eso no nos vuelva a suceder”, narra Collazos.

Su historia, es similar a la de Alfonso Marrugo, el líder de la comunidad LGBTIQ, que desde hace cuatro años está a la cabeza de un proyecto radiofónico con el que visibiliza las historias de esta población. Es el único programa radial de las personas gais, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer de todo el Caribe. Su nombre es Diversa Radio y con este, ha logrado reivindicar la lucha de muchos años. “No somos un programa para personas LGBTIQ. No. Somos un programada que pueden escuchar todas las personas para que conozcan nuestras causas, luchas y desaprendan muchos estigmas que hay alrededor nuestro”, dice el comunicador social.

El caso de Mili Yulieth Pardo es otro ejemplo de lucha y reivindicación juvenil. Es estudiante de sociología y tiene experiencia trabajando con comunidades negras del Cesar. Su labor, en parte, la ha construido con el interés de hacer honor a sus ancestros y ancestras, a las personas palenqueras. Menciona que, “aunque estudio sociología me he interesado por aprender y aplicar los procesos comunicativos en las comunidades para desarrollar los proyectos con ellos en temas de construcción de memoria, reivindicación de lo propio, paz, equidad de género y discriminación”.

Algunas de las estas causas las comparte Lina Marcela Álvarez Camargo, comunicadora social de la Universidad del Meta y especialista en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina. Esta ibaguereña fundó un colectivo de comunicación alternativo con el que visibiliza iniciativas y proyectos sobre paz, feminismo y medio ambiente. También, ha liderado proyectos de producción periodística en niños, niñas y adolescentes.

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La historia de Seider Herlinton Calderón en representación de los campesinos colombianos, se gesta en varios municipios del Putumayo. Es un líder comunitario. Lidera proyectos productivos de cultivos orgánicos y agricultura sostenible y hace parte del Comité del Museo de la Memoria Histórica: sus proyectos profesionales y personales han estado encaminados en buscar espacios de diálogo a través del arte, para las personas que han vivido el conflicto armado.

Desde el arte y la cultura, está Alejandro Cartagena Aguas, un “hijo de un jardinero de pala y guadaña y una mujer que trae las aguas del río Magdalena en su sangre”, como se identifica él mismo. Se ha dedicado gran parte de su vida a recorrer el corregimiento de Altavista (Comuna 70) de Medellín. Desde allá, donde se divisa la capital de Antioquia, muestra que uno de los proyectos que se esconden en esas montañas, es el de construcción de paz y de memoria, a través del rap.

Miguel Botero, integrante de Memria y líder de la iniciativa, dice que “este ha sido un trabajo maravilloso porque sabemos que hay un aporte muy grande para la memoria del país y que además quedará como un archivo histórico que pueden consultar todo el mundo”.Todos estos trabajos y las historias que narraron los seis ganadores de la beca, están reunidas en varios podcast que además serán entregados a la Comisión de la Verdad como una contribución al equipo de No Repetición.

Si quiere conocer los trabajos, puede consultarlos en la página: https://www.vivavoz.org/

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