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Con la promesa de “pacificar” Barranquilla, el presidente Gustavo Petro lanzó el martes un anuncio sobre la paz urbana.
Se trata de la posibilidad de abrir un nuevo tablero de diálogo entre el Gobierno y las bandas criminales juveniles que hacen presencia en la ciudad. El anuncio lo hizo durante un evento en la capital del Atlántico donde además aprovechó para criticar la gestión del alcalde Alejandro Char en términos de seguridad.
Según información recogida por la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) solo en abril el departamento registró 54 homicidios, 29 de ellos en Barranquilla, seguido de Soledad con 14 casos, Malambo con 9, Puerto Colombia y Galapa con 2 homicidios. La crítica situación impulsó al mandatario a proponer un diálogo con las estructuras juveniles.
Sin embargo, algunos analistas señalan que la propuesta de Petro no deja de ser confusa, pues el anuncio se dio sin mayores detalles.
“Quiero hablar en Barranquilla a esas bandas y a esos jóvenes porque voy a iniciar un diálogo de conversaciones del Gobierno con las bandas juveniles de Barranquilla. Queremos reunirlos, que hagan la paz, que no ataquen a su vecino, que no ataquen al otro joven, que le dejen de prestar servicios al traqueto y al político que van de la mano, que empiecen con nosotros la formación del liderazgo popular. Este Gobierno les ofrece la mano, que a sus presos en las cárceles los vamos a escuchar, que vamos a pacificar a Barranquilla, ya que el alcalde no pudo”, dijo el presidente.
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“El presidente habla de unas bandas juveniles en Barranquilla, pero esas bandas juveniles no representan el crimen organizado de la ciudad. Los que lo representan son organizaciones puntualmente identificadas como Los Pepes, Los Leones, Los Rastrojos Costeños y los Costeños, incluso el Clan del Golfo. Es confuso que hable de bandas juveniles cuando tienen un alcance muy limitado en el mapa criminal de la ciudad”, señaló Nicolás León, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación.
Para Luis Fernando Trejos, investigador en temas de conflicto y profesor de la Universidad del Norte, también llama la atención que el presidente se refiera directamente a los jóvenes.
“Lo que hay que entender es que si bien varios jóvenes pertenecen a las estructuras criminales que hoy se disputan el control de Barranquilla, esas estructuras no son lideradas por jóvenes. Tendría que negociar o dialogar con quienes hoy están al frente de las organizaciones y no con sus combatientes, por así decirlo”, señaló Trejos.
A esa confusión inicial se le suman otros factores que podrían obstaculizar un eventual proceso de diálogo con bandas criminales en Barranquilla. Por un lado, la clara ruptura entre el Gobierno Nacional y la administración local puede ser un factor negativo. Además, es claro que el tiempo de la paz total juega en contra y es una carrera contrarreloj.
“El ruido más evidente es la ruptura entre el Gobierno Nacional y la administración municipal en cabeza de los Char. En un escenario de negociación con las bandas esto sería un punto débil para fortalecer el diálogo. Además, los tiempos de la paz total son un desafío. Pensar en la consolidación de un proceso de negociación en poco más de un año que le queda al gobierno y en época electoral es una dificultad mayor que se suma”, agregó el investigador.
Para explicar el fenómeno de las bandas criminales juveniles en Barranquilla, el mandatario señaló entre sus componentes principales el auge de las economías ilegales, el abandono estatal y la precariedad de acceso a la educación superior. “Esos muchachos que por miles están siendo enrolados en ese tipo de organizaciones que llaman bandas lo hacen porque no tienen universidad”, así lo explicó Petro desde la capital del Atlántico.
Sin embargo, para León es importante tener en cuenta otras dinámicas que rodean a las bandas criminales. “No solo están motorizadas por el narcotráfico, sino que hay una diversificación de sus portafolios ilegales que hay que revisar a fondo y que es importante en un eventual escenario de negociación para llegar a caracterizarlos y definirlos con mayor fortaleza. Esos jóvenes de alguna forma permiten la dinamización de otras economías ilegales y de cumplir funciones como la supervisión de cargamentos de droga en en los puertos, el microtráfico en las ciudades y el tema de la extorsión”, apuntó.
Los diagnósticos es uno de los temas que también resalta Trejos en el escenario de un espacio de diálogo con las bandas en Barranquilla.
“Lastimosamente muchas veces llegan con diagnósticos errados y eso hace que las estrategias que se formulen sean desenfocadas. Me preocupa que limiten todo el tema de inseguridad en el área metropolitana al narcotráfico y se desconoce todo el portafolio de renta de criminales que se están moviendo”, dijo Trejos.
Precisamente, el presidente Petro abordó también el papel de los puertos como epicentros del tráfico de drogas y armas. “Hay que preguntarse por qué (pasa ese fenómeno), porque ahí no están haciendo ninguna revolución. Olvídense, ahí están traqueteando. Están usando el puerto de Barranquilla para sacar cocaína, para traer textiles que arruinan a los industriales y armas para que el pueblo se mate entre sí”, denunció. Además, señaló un patrón que calificó de preocupante: el crecimiento de los homicidios en zonas de frontera y puertos estratégicos como Buenaventura, Tumaco, Cartagena y Santa Marta.
Frente a este tema puntual, Trejos resaltó que lo ideal es tener una estrategia real para controlar la situación. “Por los puertos sale la droga en contenedor, pero por la costa salen las lanchas rápidas. Y lo que se corre es el riesgo de que si aprietan los puertos, pues crezca entonces la salida de drogas por lancha”, agregó.
La propuesta de un diálogo no es del todo nueva
Hasta la Consejería Comisionada de Paz llegó la carta de dos cabecillas de las principales bandas criminales de Barranquilla para solicitar un espacio en la paz urbana de Petro.
En abril de este año, las estructuras “Los Costeños” y “Los Pepes”, encabezadas por Jorge Díaz Collazos, conocido como Castor, y Digno Palomino le pidieron al comisionado Otty Patiño instalar una mesa de paz en la capital del Atlántico, apoyaron la petición en una especie de tregua que las mismas bandas establecieron para reducir los índices de homicidios en la ciudad e incluso mencionaron una posible entrega de armas.
Frente a esa solicitud, el comisionado Patiño señaló una serie de condiciones para avanzar en un espacio socio-jurídico. “Si esos grupos ya quieren desmovilizarse, bienvenidos a la paz. Si solo quieren mesa y diálogos, no”, dijo en diálogo con Caracol Radio.
“Por eso sorprendió también ayer que el presidente hiciera ese anuncio, después de que Otty Patiño lo había desestimado. Esas mesas de diálogo socio-jurídico han tenido impactos positivos que han variado según el territorio y las temporalidades. Por lo general, lo que suele suceder cuando se establecen las mesas es que hay una disminución del homicidio porque las mesas tienen una particularidad y es que están acompañadas de treguas entre los grupos que se disputan los territorios. Sin embargo, son frágiles”, explicó Trejos.
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Esa fragilidad se refleja en que la paz urbana todavía no tiene una hoja de ruta clara para dialogar. “En este tipo de escenarios es necesario dejar claro que la vía va a ser el sometimiento. Cada vez la balanza se inclina más a que va a haber una salida acordada en conjunto entre el Gobierno Nacional y la Fiscalía. Es decir que no va a haber un nuevo marco jurídico. Ese debe ser el principio fundamental de cualquier inicio de una negociación con este tipo de estructuras”, apuntó el investigador Nicolás León.
La propuesta de Petro con las bandas en Barranquilla se enmarca en la apuesta de paz urbana que se instaló inicialmente en Buenaventura, Quibdó y Medellín como estrategia para desescalar la violencia en esas ciudades.
De los tres laboratorios urbanos, el que se instaló en Medellín es el único que se mantiene con compromisos vigentes andando, por ejemplo, un piloto de extorsión que va hasta el próximo 21 de junio, más la tregua indefinida entre las principales bandas criminales.
Sin embargo, el espacio socio jurídico en Quibdó recientemente se quedó sin un jefe de delegación por parte del Gobierno tras la salida de David Racero, quien fue reemplazado por Brenda Rentería, quien un mes después de su nombramiento presentó su renuncia. A eso se le suma que no se logró extender la tregua entre las cinco bandas criminales que hacen presencia en esa región: Locos Yam, Mexicanos, RPS, Cabí y los Zetas. La fuerte presencia del Clan del Golfo en esa zona es una amenaza constante al espacio de diálogo.
Mientras tanto en Buenaventura la mesa de diálogo también ha sufrido impactos importantes como la ruptura de la tregua entre Shottas y Espartanos lo que provocó que en los primeros meses del año en el puerto se registraran por lo menos 50 homicidios y que marzo cerrara como el mes más violento en dos años en esa región del país.
¿Una apuesta política?
Más allá de la viabilidad de la propuesta del presidente Petro de abrir un espacio de diálogo con las bandas criminales en Barranquilla, a pesar de las otras experiencias de la paz urbana, para algunos analistas el punto está en conocer si se tratan de anuncios por época electoral o anuncios dirigidos directamente a resolver los problemas en esa ciudad.
Para Luis Fernando Trejos se podrían pensar en al menos tres escenarios tras el anuncio del mandatario. El primero tiene que ver con un anuncio pensado en el público que lo escuchaba durante la inauguración de los cabildos populares y una de las actividades para promover el tema de la consulta popular. A eso se le sumaría una oportunidad de paz.
“En la ciudad de Barranquilla, los primeros cuatro meses del año empezaron a mostrar una disminución en el homicidio que ya podría estar mostrando una tendencia de que se ha logrado frenar el problema y se podría estar pasando a la fase de consolidación, que es cuando ya empieza a decrecer el homicidio. Podría ser que el presidente vea una ventana de oportunidad para meterse con fuerza ya en el plano político-electoral de cara a las elecciones del próximo año. En la medida en que él abra una mesa en Barranquilla y esa mesa tenga que se traduzca en disminución del homicidio, él le roba la bandera a la casa Char. Puede ser la ineptitud de una casa política tradicional local en términos de seguridad versus la eficacia del Gobierno Nacional del cambio”, explicó Trejos.
En ese mismo contexto, el profesor Trejos apunta a que podría ser un salvavidas para la paz total en términos de que se logre abrir una mesa con algún tipo de resultado.
“Ante el desgaste que tienen las mesas que fueron iniciadas hace mucho tiempo, las más longevas, que están bastante decaídas, una mesa urbana en un territorio que para él es un bastión electoral puede ser significativo de cara a las elecciones del próximo año, puede ser muestra de que la paz total no está muerta”, concluyó.
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