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Alexander Diaz, conocido como Calarcá Córdoba, comandante disidente con el que el Gobierno de Gustavo Petro lleva negociando desde 2023 volvió al centro del debate nacional por un escándalo que sacudió a la Fuerza Pública y las autoridades de inteligenciadel país.
Noticias Caracol divulgó el contenido de computadores y USB incautados durante un retén militar, en el que él mismo cayó, donde aparecían presuntos intercambios de información con el general Juan Miguel Huertas, actualmente jefe del Comando de Personal –un área que nombra, retira y ordena traslados de cualquier integrante del Ejército, entre otras funciones-, y con Wílmar Mejía, funcionario de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).
Según ese medio, los archivos incluirían alertas sobre operaciones militares y circulación de información sensible, así como una propuesta del general para armar una empresa de seguridad fachada con los disidentes.
Más allá de esa polémica, Calarcá tiene una trayectoria documentada dentro del conflicto armado. Díaz ingresó a las FARC en 1998 con apenas 16 años como parte del Frente 40, que opera principalmente en el Meta. De acuerdo con Insight Crime también integró el Bloque Oriental, responsable de incursiones urbanas y labores de inteligencia.
En 2016, Díaz se incorporó al proceso de paz impulsado por el gobierno de Juan Manuel Santos y fue ubicado en una zona de reincorporación en el Meta. Sin embargo, como lo ha dicho Calarcá en varias ocasiones, abandonó el proceso y regresó a la actividad armada bajo el mando de Miguel Botache Santillana, conocido como Gentil Duarte, quien estructuró el Estado Mayor Central (EMC), ahora en manos de Iván Mordisco.
Calarcá volvió a sentar en una mesa de paz con el EMC. Sin embargo, en marzo de 2024, el presidente Gustavo Petro ordenó el levantamiento del cese al fuego con la disidencia Estado Mayor Central (en la que estaban Mordisco y Calarcá) tras el ataque que ordenó Mordisco a Toribío y en la que murió la mayora indígena Carmelina Yule.
La posición de esa estructura armada sobre ese cese al fuego – Mordisco quería levantar la mesa y Calarcá quedarse en el proceso- fragmentó el grupo y desde entonces hubo dos disidencias: el Estado Mayor Central, que se fue del proceso, y el Estado Mayor de los Bloques y Frentes (EMBF) que sí quedó en los diálogos y cuyo mando, aunque es confederado, la figura más notoria es Calarcá.
En contexto: Así nació el grupo que se separó de Mordisco y que ahora negocia la paz con Petro
Actualmente el poder de Calarcá se centraliza en el Bloque Jorge Suárez Briceño, que opera en Caquetá, Guaviare y Meta.
El EMBF hace presencia igualmente en varias zonas del país, aunque tienen control territorial principalmente en Catatumbo (con eje en Tibú), el norte, nordeste y Bajo Cauca antioqueño, y el sur de Bolívar. También en regiones como San Vicente de Caguán (con eje en las sabanas del Yarí y otras áreas del Caquetá), sur del Meta, áreas de San José del Guaviare y Putumayo.
Según Insight Crime, su estructura está profundamente involucrada en el tráfico de drogas en zonas amazónicas, una región que concentra cerca del 5% de los cultivos de coca del país y conecta con rutas clave hacia Venezuela y la triple frontera con Perú y Brasil.
También tiene participación en la minería ilegal, con control de áreas con depósitos de oro y coltán en la Amazonía y actividades en zonas mineras del nordeste de Antioquia, lo que diversifica sus fuentes de financiación.
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