¿Quién es la líder de los guambianos que acompañó al presidente a recibir el Nobel de Paz?

Liliana Pechené conoce la violencia que han padecido los indígenas Misak como pocos. Este jueves se subió al avión presidencial para acompañar al presidente Juan Manuel Santos a recibir el Premio Nobel de Paz. Les contamos la historia de quien está a punto de posesionarse como gobernadora de su resguardo.

Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez
10 de diciembre de 2016 - 12:58 p. m.
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Uno de los sectores que más víctimas ha puesto la guerra son los indígenas, la Unidad para las Víctimas tiene registradas a más de 200 mil. El miércoles 8 de diciembre el presidente Juan Manuel Santos viajó a Oslo, Noruega, para recibir el premio Nobel de Paz. En la comitiva que viajó en el avión presidencial se encontraban siete víctimas. Entre estas iba una mujer indígena de la etnia Misak: Liliana Pechené

Desde el pasado siete de octubre, fecha en la que se anunció que el ganador del Premio Nobel de Paz del 2016 era Juan Manuel Santos, el primer mandatario ha dicho que ese reconocimiento es dedicado a las víctimas de la violencia. “Este Nobel es, sobre todo, de las millones de víctimas a lo largo y ancho del territorio nacional”, dijo en un discurso que dio en uno de los municipios más afectados por el conflicto armado; Bojayá, Chocó.

Liliana nació en Silvia, Cauca. Sus padres, Gerardo Pechené y Faustina Muelas, se dedicaban a la agricultura. Ella es la menor de tres hermanas y resume su infancia en una frase: “Fui una niña que creció en medio del campo, en medio de la cebolla, conociendo el territorio y los problemas de las comunidades indígenas”, rememora. 

A medida que iba creciendo aprendía de las violencias que durante casi 500 años ha padecido su etnia. Como varias comunidades indígenas, los Misak (también conocidos como los guambianos) reconocen el inicio de la violencia contra ellos en la llegada de los españoles a América. En la memoria de los aborígenes están muy claras las figuras de Juan de Ampundia y Sebastián de Belálcazar quienes llegaron a Colombia a conquistar una extensión de tierra que incluía lo que hoy conocemos como el departamento del Cauca. Desde ese tiempo las tierras que eran suyas empezaron a ser usurpadas, entre 1535 y 1900 las hectáreas de los Misak se redujeron de 657.830 a 16.152.

La violencia no cesó con el fin de la invasión española. Luego de que la independencia fuera declarada, los problemas continuaron. El libertador, Simón Bolívar, firmó el Decreto Ley del 11 de octubre de 1821 mediante el cual eliminó las figuras de los cabildos y los resguardos argumentando que los indígenas y los mestizos deberían tener exactamente los mismos derechos. Los Misak sufrieron arbitrariedades de parte de los españoles, de los criollos que lograron la independencia, de presidentes colombianos como Enrique Olaya Herrera, de la Iglesia Católica y de un sinnúmero de actores estatales, guerrilleros y paramilitares que hicieron parte del conflicto armado en Colombia. 

En parte toda esa historia de violencia contra la comunidad se conoce gracias al trabajo de Liliana. Ella y un grupo de jóvenes guambianos realizaron un trabajo de documentación para contarle al país por todas las violencias que han tenido que pasar y cuáles son sus demandas. El grupo recorrió los archivos históricos de Popayán, de Quito y el Archivo General de Indias. Una de sus conclusiones es que el pueblo no se extinguió gracias a su tradición de paz. “A los Misak nos reconocen por ser un pueblo de no violencia”, afirma Liliana.

El trabajo que ha desempeñado Liliana en su comunidad la llevó a liderar el proceso que devino del Auto 004 del 2009, emitido por la Corte Constitucional, en el cual se hace un llamado para que el Estado tome medidas urgentes para salvaguardar a 34 pueblos indígenas que fueron declarados en alto riesgo de desaparición por los embates del conflicto armado en Colombia. 

El reconocimiento de la comunidad Misak del Cauca sobre el trabajo de Liliana en el proceso del auto es extendido. María Velasco, bibliotecaria de la Biblioteca Pública Misak, dice que no conoce muy bien a Liliana, pero que sí sabe del trabajo que ha desempeñado en la coordinación del Plan de Salvaguarda del Étnica del pueblo Guambiano, una de las medidas que la Corte Constitucional le ordenó construir al Estado colombiano. 

El liderazgo que Liliana ha adquirido en la comunidad la llevó a ser elegida para representar a los guambianos en el proceso de reparación colectiva frente a la Unidad para las Víctimas. “Su trabajo ha sido excelente. Ha estado muy de la mano la apropiación de nuestro territorio. Ha sido una excelente mama para dirigirnos”, afirma el taita Marcos Fidel Calambá.

La violencia que ha vivido y estudiado, y el liderazgo que ha adquirido en su comunidad hacen que opine con propiedad acerca del proceso de paz que se adelantó entre el gobierno y la guerrilla de las Farc. “Nos queda el mayor reto más difícil, la implementación de los acuerdos en los territorios. Creo de manera firme que esto será posible cuando desarrollemos lo que las comunidades consideren lo más sano para curar las graves heridas que ha dejado la guerra”, enfatiza. 

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Los líderes de las regiones tendrán un papel muy importante en la implementación de los acuerdos. Liliana se posesionará como gobernadora del resguardo de Guambía, ubicado en el municipio caucano de Silvia, el próximo 1 de enero y una muestra de lo que será su administración podría encontrarse en lo que habla del futuro que le espera a los guambianos: “El derecho de los pueblos indígenas debe seguir siendo parte de la implementación para encontrar los caminos de la reconciliación y de la sanación en los territorios”.

Su liderazgo, como cualquiera, no está exento de discrepancias. Una persona que pidió no ser identificada dijo que tiene muy buenas expectativas por lo que es un liderazgo nuevo y es una mujer quien va a gobernar una comunidad donde los cargos de poder político siempre han sido ocupados por hombres. Sin embargo, opina que tiene preocupaciones porque “Liliana ha generado distanciamientos entre mayores y ha liderado pensando más en el exterior que en la comunidad misma”. El taita Calambá la defiende diciendo que no ha visto esas divisiones de las que algunas personas hablan.

Todo está por decirse frente al rumbo que va a tomar la comunidad Misak, lo que está claro por ahora es que ella fue a Oslo a acompañar al presidente en representación de su comunidad. El taita Calambá dice que el hecho de que ella haga parte de la comitiva de víctimas que acompaña al presidente “fortalece a los pueblos indígenas”.

Frente al futuro del país y a la construcción de la paz, Noruega Liliana le habla a los colombianos desde Noruega: “Los invito a pensar con el hígado, como dicen nuestros mayores. Eso quiere decir pensar en un proceso sano para nuestro ser: Colombia”  
 

Por Nicolás Sánchez A. / @ANicolasSanchez

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