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En los últimos días la comunidad de la ciénaga de Mallorquín denunció la tala y quema indiscriminada de manglar en esta zona del Atlántico. A raíz de esto, la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) visitó dos sitios donde la comunidad había observado ambas actividades ilegales para comprobar las informaciones recibidas.
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En el primer punto se observaron pequeños puntos de fogatas que fueron hechos en el manglar. Según la entidad, en estas zonas se observa la intención de estas personas por estar en la zona como una actividad recreativa, en especial los fines de semana.
“Se encontraron restos de ceniza de fogatas temporales para cocinar, una colchoneta, leña y restos de escombros. La comunidad manifiesta que las fogatas son hechas por terceros que llegan los fines de semana a hacer sancochos”, se lee en el informe entregado por los funcionarios responsables de la inspección.
La segunda visita se hizo en un zona conocida como La Inmaculada, donde se encontraron las mismas pruebas que en la primera locación y además se recibieron denuncias de la comunidad sobre personas que intentan asentarse en la zona.
Además de esto, los guardias de seguridad del lugar, propiedad del grupo Argos, afirmaron que “esas personas manifestaron que no se retirarían del lugar voluntariamente, debido a que este predio está incluido en el proyecto ecoturístico que se desarrollará en la Ciénaga Mallorquín, por lo que tienen interés de recibir o buscar algún tipo de beneficio económico”, según se observa en el informe de la CRA.
La CRA hace parte del proyecto Ecobloque Mallorquín, el cual busca la recuperación ecológica de la región. También se anunció que la entidad va a tomar las acciones legales necesarias para poder dar con la identificación de las personas que están haciendo actividades irregulares en la ciénaga.
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Este ecosistema es una laguna costera y está ubicada en el norte de Barranquilla. Limita tanto con el mar Caribe, como con la desembocadura del río Magdalena. Debido a la cantidad de especies que hay en esta zona y a la cantidad de árboles, donde destaca el mangle rojo, es una de las zonas verdes más importantes para la capital del Atlántico.