Durante más de 50 años la familia Lemus ha vivido de las casetas en la playa, heredada del padre y sostenida hoy por hijos y sobrinos en el corregimiento de Salgar, en Puerto Colombia. Pero en los últimos meses las olas no solo han traído brisa, sino que han arrasado con parte de su clientela y algunas de las estructuras hechas de madera.
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“El mar ha venido con una arremetida que acabó la playa. Antes teníamos 12 cabañas, ahora apenas podemos montar siete u ocho”, expresó Miriam Lemus. La afectación no es nueva, por años el mar de leva se ha estado llevando parte de la playa y las casetas, pero este año ha sido particularmente crítica.
Según la Dirección General Marítima (Dimar), la erosión costera se ha presentado en zonas como Sabanilla y Solinilla, y ha registrado una pérdida de hasta 55 metros de playa en algunos puntos, mientras que en sectores de Santa Verónica el retroceso de la línea de costa ha sido de entre 30 y 40 metros, afectando significativamente el uso turístico de la zona.
La erosión costera, de acuerdo con la Capitanía del Puerto de Barranquilla, se da por diversos fenómenos: “Condiciones hidrodinámicas, como vientos, olas, tormentas, el aumento del nivel del mar producto del cambio climático y desplazamientos de sedimentos que alteran la estabilidad de las playas”. Aunque a la lista también se suman factores humanos, como la extracción de arena, la construcción informal de quioscos y estructuras sin estudios técnicos, como la construcción de espolones, diques o malecones, que pueden agravar la situación.
Por ello, la Capitanía advirtió que, siguiendo su misionalidad y competencias, efectúan constantemente inspecciones a los litorales con el fin de verificar el estado de los mismos, evidenciando y reportando a los entes territoriales, pues es evidente que en los últimos años la erosión ha aumentado.
La familia Lemus tiene sus casetas justo al lado de un espolón (estructura de protección costera), lo que ha reducido el espacio disponible para instalar sus puestos. “Estamos en un rincón. Cuando los otros colocan sus cabañas, ya no nos queda espacio”, indica Lemus.
No solo se está perdiendo parte de la zona de arena, sino las mismas casetas, pues el oleaje, asegura Miriam, tumba a cada rato al menos cinco o seis casetas. El negocio familiar sigue abierto, pero a medias. Venden almuerzos y alquilan las pocas cabañas que pueden levantar cada fin de semana, pero la situación ha alejado a los turistas.
“Antes el mar estaba superlejos, pero ahora viene con fuerza. Y cuando llega la temporada de lluvias, el arroyo se mete al parqueadero. Nos toca proteger las casetas y a nosotros mismos, con lo que tenemos”, añadió Miriam.
Soluciones
Desde la Alcaldía de Puerto Colombia, María Clara Donado, secretaria de Turismo del municipio, aseguró que han hecho un censo en el que se registraron 287 personas afectadas en las tres playas más comprometidas por la erosión costera: Solinilla, Playa Modelo y el sector izquierdo del muelle. Allí han entregado ayudas económicas, mercados, han instalado sacos para mitigar el avance del mar y han hecho limpieza de playas con apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente e Infraestructura.
“Tuvimos más de 120.000 turistas en Semana Santa y una activación económica de más de $4.000 millones. Pero esas tres playas sí se vieron afectadas. No al 100 %, pero las ventas fueron más bajas de lo esperado”, explicó Donado.
El censo, según la Alcaldía, se actualiza cada año con funcionarios en terreno, quienes solicitan documentación a los dueños de casetas e identifican a los trabajadores activos para entregar las ayudas.
Paralelamente, agrega la funcionaria, en coordinación con la Gobernación del Atlántico están adelantando estudios para la estabilización de playas mediante el mantenimiento de los espolones en Salgar y la posible instalación de nuevas estructuras en sectores aún desprotegidas y donde la erosión costera crece.
A largo plazo han tenido acercamientos con la empresa holandesa Fugro, la cual propone soluciones basadas en modelado digital y análisis geotécnico, que presentó un proyecto al Comité Local de Playas para su aprobación y que podría aprovechar incluso la estructura del muelle caído como parte del diseño final.
Sumado a eso, durante una reunión con el gobernador Eduardo Verano, acordaron evaluar los estudios previos realizados por la Gobernación, la Universidad del Magdalena y la Dirección Marítima (Dimar) para diseñar un plan piloto en Santa Verónica que sirva como modelo para futuras intervenciones en el litoral atlanticense.
En este sentido, la empresa holandesa propone utilizar tecnologías avanzadas de modelado y monitoreo, incluyendo imágenes satelitales y datos topográficos, para comprender mejor los procesos de erosión y reconocer qué pasos se deben seguir.
Sin embargo, Donado afirmó que las soluciones no solo están en manos de la Alcaldía y la Gobernación, sino que también se requieren acciones para empoderar a los dueños de casetas, y de esta forma asuman un rol activo en la protección de sus espacios, que incluye la inversión e instalación de carpas armables y desmontables, en lugar de estructuras fijas de madera y palma, que son difíciles de retirar y vulnerables ante el incremento del oleaje.
Esta propuesta la acompañan mesas de trabajo con las asociaciones de caseteros para promover conciencia sobre la necesidad de adaptarse a las condiciones cambiantes del mar y adoptar prácticas más sostenibles, reduciendo pérdidas materiales y mejorando su capacidad de respuesta, pues se trata, como lo mencionaba Lemus, de prácticas familiares de las que dependen varias personas, que requieren acciones conjuntas, pues a la par también se está poniendo en juego el potencial turístico del municipio. l riesgo.