Un video donde se ve a un hombre insultar a un agente de tránsito, en el Parque del Perro, en Cali, no solo ha causado indignación por la postura racista del sujeto, que le dice frases como “negro basura” al funcionario, sino porque además es solo uno de los ataques contra este tipo de autoridad vial que se registra en las últimas semanas, que incluye, además, la agresión con arma blanca a varios agentes en Neiva, hace ocho días, y el atropellamiento al secretario de Movilidad de la capital vallecaucana en un puesto de control, hace unas semanas.
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En Cali se han registrado 38 agresiones contra agentes de tránsito, este año, mientras que en Medellín han sido 20, y 15 en Manizales. Entre los casos, se ha visto a personas prender en llamas sus vehículos luego de que se los han inmovilizado, también, los golpes a los funcionarios y hasta hubo videos virales en los que conductores arrancan sus vehículos llevándose a los agentes colgados del capó. Pero ¿cómo se llegó a esto?
La figura del agente de tránsito se revivió hace poco. La Política de Convivencia y Seguridad Ciudadana, que se expidió en 2019, estableció que en los distritos y ciudades capitales se desmontará gradualmente la Policía de Tránsito para que las alcaldías establecieran su propio esquema. Por ello reaparecieron los agentes de tránsito, que son civiles desarmados con la capacidad de hacer retenes para el control de las normas de tránsito y, por consiguiente, de imponer comparendos.
Ricardo Montezuma, experto en urbanismo y movilidad, afirma que hay varios factores que se deben tener en cuenta a la hora de ver lo que ha pasado. Por un lado, considera que se ha reducido el respeto y acatamiento a las autoridades, algo similar a lo que ocurre con la evasión del pago del transporte público. “Más o menos la mitad de los motociclistas conduce sin pase, sin el SOAT o sin la revisión técnico-mecánica, y eso hace parte de como se pierde la institucionalidad. También está esa idea de que pobrecito al que multan, porque está trabajando con el vehículo, por lo que los controles comienzan a ser vistos como una persecución”.
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Sumado a esto, asegura que “hay una guerra mediática contra las cámaras y demás elementos tecnológicos, que se basan en la idea de que las multas son solo para recaudar dinero, lo que genera rechazo por esa autoridad”, a lo que finalmente añade la falta de sanciones ejemplares para quienes agredan a los agentes de tránsito.
Por su parte, Clara Inés Quintero, abogada especializada en la valoración del daño irreversible derivado de accidentes de tránsito, apunta a que las autoridades están fallando al solo ejercer el poder mediante las sanciones; por ejemplo, señala que en Bucaramanga muchos se limitan a poner los cepos a los carros, pero no les explican a los conductores lo que está pasando. “No se están cumpliendo los principios rectores de la Ley 769 de 2002, que piden brindar seguridad en las vías públicas. Únicamente se busca hacer comparendos sin que se enseñe seguridad vial a los usuarios de las vías: peatones, conductores, ocupantes y pasajeros”.
Además, la abogada asevera que hay “un desconocimiento total de la ley de tránsito, tanto de conductores como de autoridades, quienes están es para preservar la seguridad vial”, lo que permite que haya arbitrariedades de lado a lado, pues añade que aparte de las agresiones a los agentes, se han identificado retenes en lugares no permitidos, como intersecciones; así como hay desconocimiento de las normas por parte de los funcionarios o “hacen los procedimientos como a ellos les parece, cumpliendo una cuota de comparendos diarios”.
Desde Cali, el secretario de Movilidad, Gustavo Orozco, tiene otra teoría. “Lo que está pasando tiene que ver con que los puntos de control han resultado incómodos para los infractores. Además, hay un discurso de algunos actores políticos que fomentan el desorden y pretenden mantenerlo en la ciudad, entonces empoderan a grupos que no son legítimos, como unos supuestos veedores que entorpecen los puestos de control y empoderan al infractor agresivo en una ciudad que ya es agresiva”.
El secretario asegura que estas personas estarían detrás de deslegitimar la labor de los agentes de tránsito con falsas afirmaciones. “Una de ellas es la famosa cuota, otro es el tema de que la plata de las multas se va para un privado, y son falsos, y otro centenar más de ellos que son medias verdades. Nosotros actuamos en el marco de la norma, de lo que establece la ley, los instrumentos de política y de operatividad. En últimas, a estas personas lo que les molesta es simplemente el control”, añadió el funcionario.
¿Qué hacer?
Para el experto Montezuma, no hay solución a corto plazo. Cree que aunque debe haber medidas con perspectiva nacional, pues considera que por ahora no se ha visto apoyo del Gobierno nacional, también cree que se debe pensar en focalizar las acciones. “Lo que se haga en Bogotá no sirve en Soacha. Estamos en un nivel de deterioro del ejercicio de autoridad que cualquier medida no es aplicable en todo el país, porque los contextos son distintos”.
Por su parte, Quintero cree que hay que insistir en la pedagogía. “Necesitamos demasiada capacitación vial y, ¿cómo se da?, por todos los medios de comunicación, porque una persona, así como se sienta a ver una novela, se debería sentar a aprender de seguridad vial”.