Ronald Campaña Castro no recuerda las fechas en las que mueren las personas. Cuenta que, hace seis años —rememorando de manera superficial— perdió a su papá, un músico tradicional del Chocó. Entonces, a su memoria llegó la primera imagen musical: en Bagadó, donde nació, la primera vez que tocó el bongó, en una fiesta con sus amigos, cuando tenía 12 años.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Lea: Cartagena celebra 492 años: así se canta, se ilustra y se escribe la ciudad
Su padre ya estaba dormido, pero Campaña decidió entrar a su casa, sacar el instrumento —que no le prestaban— e irse con sus amigos a tocar. “Mi papá salió con la correa a buscarme y solo me preguntaba que quién me había enseñado a tocar. Yo le respondía que nadie. Desde ese día, le hicimos un coro que dice: ‘Llegó el terror, viene el terror’”, recordó sonriendo.
Unos años después, la violencia en Bagadó los desplazó a Quibdó. El cambio fue abrupto debido a que salió de una ciudad pequeña. Cuando llegó, encontró cerca a una agrupación que se estaba preparando para los zonales del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. Entonces escuchó una chirimía de flauta, instrumento autóctono que, con el paso del tiempo, ha ido quedando en el olvido.
“Yo no conocía a nadie y no sabía cómo acercarme a ellos, entonces llegué con unos platillos y empecé a tocarlos. Ellos se quedaron asombrados y hasta hoy me recuerdan de esa manera: que, sin conocer los instrumentos, sabía tocarlos. Eso se lo debo a mi padre, mi abuelo y mis tíos. Todos ellos fueron percusionistas”, dijo Campaña.
Le puede interesar: En Tunja, el Sena abrió convocatoria de empleo; estas son las vacantes
El temor de llegar a una nueva ciudad y no conocer a nadie lo venció con la música. Allí, en Quibdó, fundó Rancho Aparte, una de las agrupaciones más exitosas de Chocó. Ha sido referente en la chirimía, debido a que ganaron el Bombo Golpeador (premio a la mejor agrupación en modalidad chirimía en el Festival Petronio Álvarez). Su trabajo incluso los llevó de gira por Europa, en 2016. Pero, un año después, Campaña decidió dar un paso al costado de la banda por motivos personales. Incursionó como profesor de Educación Física con una metodología única. “A los estudiantes les hago canciones con instrumentos tradicionales. Entonces, a veces voy con el bombo y mientras hacen sentadillas, ingenio alguna canción que los motive. De esa manera, busco cuidarles su estado físico, pero también que se acerquen a estas tradiciones que se han ido perdiendo”.
Golpe Chocuano
Tras dejar la agrupación Rancho Aparte, en donde fue percusionista, creó la banda Golpe Chocuano, donde ahora es el director, pero no participa tocando algún instrumento. La razón es simple: desde hace tres años decidió investigar el instrumento chirimía de flauta. “Nadie en mi familia ha trabajado con instrumentos de viento. Quise emprender este camino porque noté que ya nadie la toca e incluso la categoría de chirimía de flauta no se abre en el festival Petronio Álvarez”.
Para estas zonales del concurso, el cual se desarrollará en agosto en Cali, la única agrupación inscrita que tiene una chirimía de flauta es Aires de Andágueda, donde Campaña es el encargado del instrumento de viento. “Para mí estar acá es un orgullo. Ayudar a que se mantengan vivas nuestras raíces y tradiciones es un motor que me alienta a continuar en lo que más amo, que es la música. Tengo dos hijos y dos hijas, y ellos salieron con esa misma vena musical, entonces sé que nuestras tradiciones tienen mucho por contar aún”.
De cierta manera, Campaña aún no quiere que sus hijos estén ligados a la música. Lo que espera antes de eso es que ellos hagan sus carreras universitarias y estén preparados, porque tener una agrupación requiere “paciencia y, sobre todo, estar dispuesto a viajar y estar lejos de casa. Yo sufrí mucho en su momento porque tenía que ausentarme de clases y demás, entonces no quiero que ellos pasen por lo mismo. Incluso, a veces me molesta cuando me dicen que quieren ser músicos”.
Eso le recuerda a su papá, quien también se molestaba cuando Campaña era pequeño y tomaba los instrumentos sin avisarle. “A mi padre no lo he visitado nunca en el cementerio. Es más, a veces no recuerdo si fue hace 10 o seis años. Estoy casi seguro de que fue hace seis”, dijo.
Del día en el que falleció su padre, Campaña recuerda que estaba borracho, pero que llegó a su pueblo en moto. Llovió fuerte, el río se creció y cuando arribó a su casa, notó la ausencia de su papá. Minutos después, unos familiares llegaron y avisaron que el resto no podía arribar todavía debido al temporal. Campaña olvidó por unos momentos que su papá había muerto; entonces, se dedicó a buscarles comida a sus invitados y luego a seguir tomando. El resto de personas llegaron con el paso de las horas, al igual que el ataúd. Campaña volvió a tocar el bombo con su agrupación musical. Bailaron, festejaron, lloraron y cantaron: “Ahí viene el terror, llegó el terror”, pero cada que Campaña miraba el féretro “no podía creer que él estuviera allí”.
Con el paso de los años, entendió que el tiempo no ha aliviado el dolor, sino que cada vez es más profundo. “Mi papá no solo me dio la vena musical, sino también la generosidad hacia las personas. Él siempre se mantendrá vivo en mí”, expresó. Ahora, Campaña se prepara junto a su agrupación para presentarse en el Petronio Álvarez con su chirimía de flauta, expectante para no dejar morir sus tradiciones.