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El posconflicto en el Valle, más allá de la retórica

Desde la primera semana de su mandato, la gobernadora Dilian Francisca Toro anunció que se la jugaría por hacer del departamento el epicentro de la paz en el suroccidente. Luego de sus primeros 100 días, se analizan sus políticas en la materia.

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Fabio Posada
05 de abril de 2016 - 02:00 a. m.
El Palacio de San Francisco, en Cali, sede de la Gobernación del Valle. / Cortesía
El Palacio de San Francisco, en Cali, sede de la Gobernación del Valle. / Cortesía
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Con un gigantesco pendón que cuelga a la entrada del Palacio de San Francisco, sede del gobierno en el Valle del Cauca, en el cual se lee: “El Valle le dice sí a la paz”, Dilian Francisca Toro, la primera mandataria de esa región, envió un contundente mensaje sobre la importancia que tendrá el tema durante su administración.

Y aunque la enorme pancarta no ha estado exenta de polémica, pues hay algunos sectores que no se sienten representados por ella, Toro explicó que “por convicción como colombiana y asumiendo la tarea encomendada por el presidente Juan Manuel Santos, cuando el día de su posesión me dijo: ‘Usted será la encargada de consolidar la paz en su departamento’, apoyo el proceso de paz hasta el final, no sólo como un propósito del presidente, sino como el mayor anhelo nacional desde hace 50 años”.

Pese a su manifiesta voluntad, la tarea de convertir el Valle del Cauca en el departamento modelo para el posconflicto no será sencilla. Para lograrlo, Toro ha echado mano de las ayudas internacionales. No en vano, en sus primeros cien días ha recibido la visita de Phil Hogan, comisario de la Unión Europea para la agricultura y el desarrollo rural, así como de Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a quienes intentó comprometer con el apoyo a sus iniciativas.

“A partir de la promoción de programas dirigidos a la reintegración y la reconciliación, la gobernabilidad territorial, la educación y la cultura para la paz como estrategias para garantizar que los espacios dejados por la guerrilla no sean ocupados por la delincuencia”, es lo que hasta ahora ha trascendido sobre las acciones que comienza a implementar la Gobernación del Valle encaminadas al posconflicto. Sin embargo, en las discusiones del Plan de Desarrollo se ha comentado que habrá un capítulo entero dedicado al tema.

La estrategia, que aún discuten la gobernadora y su equipo para la paz —del cual hacen parte su hermana, Lucy Jimena Toro, gestora social del Valle; Fabio Cardozo, gestor de Paz del Valle, así como Sigifredo López y Miguel Yusti, asesores para la paz y el posconflicto—, será revisada en el debate citado para mañana en la Universidad Javeriana de Cali por esta casa periodística y la fundación Paz y Reconciliación, que dirige León Valencia.

Con el evento se pretende “conocer cómo están aterrizando las iniciativas de paz y posconflicto cada uno de los gobernantes, tanto regionales como locales”, explica Santiago Londoño, líder de la fundación Pares en el Valle.

“Los retos son enormes. Reducción de la pobreza, disminución de la violencia, incremento del desarrollo en los territorios, ampliación de la participación ciudadana en la discusión de la asignación del presupuesto y buena administración de los mismos son apenas algunos indicadores de todo lo que los gobernantes deben tener presente en el diseño de sus planes de desarrollo, que son la hoja de ruta de sus administraciones durante los próximos cuatro años”, señala Londoño.

En el caso de Cali y el Valle, algunos temas son más álgidos. Por ejemplo, la aplicación de justicia y el reconocimiento de la verdad, ya que la región tiene un atraso grande de este servicio público debido a que las Farc volaron el Palacio de Justicia, cuya reparación tomó casi cinco años.

Otro aspecto fundamental para la región será discutir el rol que tendrá Buenaventura, el principal puerto colombiano (maneja más del 50 % del comercio exterior), en el posconflicto. Este municipio, el más grande por extensión territorial del Valle, ha sido uno de los más afectados por toda clase de violencia, tanto subversiva como paramilitar, y ahora por parte de las bacrim, además de que tiene como telón de fondo las enormes ganancias del narcotráfico.

Por esta razón, al debate también fue invitado Jorge Arboleda, alcalde de Buenaventura, quien está firmemente convencido de que “las acciones represivas no serán suficientes para asegurar el éxito del posconflicto. En Buenaventura hemos tenido mucha ayuda policiva y militar, pero creo que, sin inversión social y distribución equitativa de las oportunidades, ninguna sociedad alcanzará la paz”.

Por Fabio Posada

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