La Calle del Sabor, en el centro de Cali, se ha convertido en un epicentro para los amantes de la salsa. Allí, cada viernes, se reúnen hasta 7.000 personas para disfrutar de orquestas en vivo y DJs que arman la fiesta alrededor de un solo género. De día es una vía llena de vehículos, de noche es una pista de baile al aire libre.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Desde hace muchos años, en Licores Arnober, una tienda en la calle 10 entre carreras tercera y cuarta, se venía desarrollando una tradición salsera en la cual melómanos, percusionistas y bailarines se reunían cada fin de semana para disfrutar lo que más les gusta”, aseguró uno de los cocreadores de la Calle del Sabor, Bryan Hernán Medina, propietario de una licorera.
Agrega que el auge de la Calle del Sabor fue en pandemia, durante el estallido social. “Las restricciones en cuanto a aglomeraciones eran algo muy fuerte, que impedía que las discotecas funcionaran con normalidad. En el marco de la reactivación económica, se empezó a difundir que en la esquina de la Calle del Sabor se venía desarrollando esa tradición y los videos que se mostraron en redes sociales atrajeron gente de Cali, de otras ciudades y también muchos extranjeros”.
Al atraer a tantas personas, los comerciantes de esta calle decidieron unirse “de una manera orgánica para empezar a dar forma y formalizarla. De hecho, creamos Asocalle del Sabor, que es la entidad que se encarga del desarrollo y las contrataciones necesarias de DJs, orquestas o animadores”, agregó Medina.
Inicialmente, Asocalle del Sabor la fundaron cinco comerciantes: Brayan Hernán Medina García, Arnober Ramírez, María Teresa García Ramírez, Ángel Mosquera y Fernanda Vergara, pero se han ido sumando personas. “Lo que buscamos es que el espacio cada vez esté más organizado para buscar el desarrollo y funcionamiento de los comercios en la Calle del Sabor”, dijo Medina.
Exigencias y reclamos
La Calle del Sabor, en diversas ocasiones, ha sido criticada por la salubridad y el ruido. Por ejemplo, en 2024 durante la COP16 el alcalde Alejandro Eder la suspendió por más de un mes para exigirle a Asocalle del Sabor varios requisitos.
Uno de ellos fue tener baños públicos por las quejas de los residentes del sector. “Hemos cumplido con todo lo que se nos ha pedido. El año pasado teníamos 10 baños, pero este año tenemos 12 disponibles. Pero también nos hemos dado cuenta de que cuando la rumba termina y el sector queda solo, los habitantes de calle buscan recolectar los residuos y algunos que se quedan deambulando son los que vulneran el tema de salubridad”, dijo Medina.
Frente a ello, Mariela Gómez, residente aledaña a este espacio, aseguró que “a mí no me molesta la fiesta. Incluso me produce orgullo saber que hay extranjeros que vienen a Cali solo por esto. Lo que me molesta es a veces encontrar suciedad y también que hay demasiados habitantes de calle”.
Al respecto, Medina aseguró que han buscado dialogar con los vecinos y mejorar las condiciones del evento para poder garantizar una buena experiencia para todos. “Sin embargo, por parte de la alcaldía de Cali, lo único que hemos recibido son exigencias. Ellos dicen que esto no es un evento de ciudad sino que es privado porque los comerciantes se ven beneficiados del desarrollo de las actividades, las cuales deben cumplir con una normativa específica. Nosotros estamos buscando cumplir con todos los permisos, pero también requerimos de su apoyo”.
Los comerciantes pagan entre 11 y 13 millones de pesos semanales para cumplir con las regulaciones. “Tenemos que contratar 25 unidades de logística, tres reguladores de tránsito, una ambulancia y un puesto de atención prehospitalaria. Además, también nos encargamos de traer un DJ y un ingeniero de sonido para no incurrir en una falta contra lo que es la contaminación auditiva”, dijo.
Sobre la Calle del Sabor, el caleño David Riaño, quien asiste con frecuencia a los eventos, aseguró que este espacio “se ha convertido en un sitio icónico para los melómanos, bailadores y salseros. Para mí, como caleño y amante de la salsa, es uno de mis planes favoritos porque lo que ocurre aquí es algo único”.
Esto enorgullece a Medina, quien añade: “Lo que más esperamos en la Calle del Sabor es que la alcaldía vea cómo esta actividad fomenta el turismo, fortalece la economía y ayuda a regenerar el tejido social que se fracturó tras la pandemia y el estallido social. Somos un atractivo turístico y hemos reivindicado a Cali como capital mundial de la salsa”.