Nuevos detalles se conocieron del secuestro y liberación de Lyan Hortúa, el niño de 11 años que en mayo de este año fue secuestrado dentro de su vivienda, en zona rural de Jamundí, en Valle del Cauca, por presuntos miembros de las disidencias de las Farc. Angie Vanessa Bonilla, conocida como “Barbie Vanessa” y madre del menor de edad, habló de lo que ocurrió.
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El secuestro se presentó el 3 de mayo. En cámaras de seguridad de la vivienda, se ve el momento en que los sujetos armados y encapuchados ingresaron a la cocina, intimidaron a quienes estaban allí y se llevaron al niño de once años junto a su niñera. Horas más tarde fue liberada la mujer, pero el niño duró 18 días secuestrados, en medio de los cuales se realizaron velatones y plantones para exigir su regreso.
Bonilla indicó en el pódcast Más allá del silencio que el día del secuestro ella alcanzó a huir de la casa, por lo que intentó pedir ayuda con los vecinos, pero mientras corría entre la maleza escuchó disparos, por lo que temió lo peor.
Se hirió las piernas al atravesar el matorral y cuando logró que un vecino la atendiera, vio a su hermano, quien en un primer momento le indicó que se habían llevado solo el carro. “Cuando empiezan a revisar las cámaras es que nos dimos cuenta. Cuando yo veo que se llevan a mi hijo, fue un momento demasiado duro porque sentí mucho miedo de no volverlo a ver”, añadió.
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Tras la liberación de la niñera, Bonilla indicó que recibieron una llamada de los secuestradores a un número que el niño se sabía, e indicaron que estaban evaluando la forma de cómo lo iban a liberar, pero pasaron los días y la madre tuvo que ser internada en un centro asistencial ante las heridas y el choque mental que el caso le estaba generando.
Luego de esto, la mujer agradeció los gestos de solidaridad de la gente que salió a manifestarse y explicó que por intermediación de la ONU lograron entregarle a los delincuentes las medicinas con las que se trata el asma del niño.
Sumado a esto, Bonilla explicó que en una ocasión le dejaron ver al niño. “Fueron como 20 segundos, lo vi de lejos y a través de una pantalla y le dije: ‘mi amor, mamá está acá y quiere que vuelvas’, y me dijo: ‘mamá’. Ahí se cortó la llamada”.
El día de la liberación del niño, Bonilla señala que la llamaron para decirle que lo habían entregado a la Defensoría, mientras estaba en una reunión con el procurador general, Gregorio Eljach. Cuando llegó a la clínica, “yo lo abrace y volvimos a ser uno solo. Yo me desvanecí y comencé a tocarle sus piernas y sus bracitos (...). Yo creo que la felicidad de ese día fue el doble de cuando nació, porque era verlo bien y completico”.
En cuanto a las especulaciones detrás del secuestro, señaló que no pagaron por el rescate, como mencionó en un principio uno de los tíos del niño. Sumado a esto, Bonilla aseguró que fueron victimizados al ser relacionados con grupos criminales y el pasado del papá biológico de Lyan.
“Soy trabajadora, yo he trabajado, he tenido boutique, he tenido negocio de icopores, asadero de pollos, joyería, me ha costado un montón, siempre me ha gustado trabajar, vender, yo no soy millonaria. No sé de donde sacaron todos esos millones y esas cosas, porque son como cruces pesadas”, añadió la mujer.
Finalmente, indicó que han intentado no preguntarle muchos detalles al niño sobre los días del secuestro, por recomendación del psicólogo, así como los días posteriores al secuestro fueron difíciles para todos, ya que tuvieron que salir del municipio.