Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En toda la mitad del acceso por Bocagrande a la bahía de Cartagena, tres investigadores del Grupo de Investigación de Patrimonio Cultural Sumergido de la Dirección General Marítima (Dimar) hallaron los restos de un castillo sumergido que habría estado enterrado por más de 400 años.
Lea: En una casa de Floridablanca hallaron un venado que tenían como mascota
Se trata del fuerte (castillo) de San Matías, que fue construido en 1567 y sería una de las fortificaciones hechas por los españoles durante la época colonial para defender de las amenazas a la ciudad y que, aunque se conocía de su construcción, no se tenía rastro de su existencia, por lo que se consideraba dentro de las fortificaciones desaparecidas junto a la de El Boquerón, en la isla de Manga; las Baterías de Santángel, en Bocagrande, y el Fuerte de San Luis, en Bocachica.
El hallazgo es considerado un redescubrimiento debido a que se sabía que se encontraba en el sector del Laguito, pero en 1626 se ordenó su desmantelamiento, por lo que a finales de ese siglo se perdió cualquier rastro de su existencia, en especial después de la construcción del malecón de Bocagrande.
Sobre el hallazgo, Richard Guzmán, uno de los tres investigadores que hizo el hallazgo, contó a El Heraldo que las investigaciones comenzaron en 2014, con el fin de “conocer la escollera de Bocagrande, pues nadie sabía con exactitud cómo estaba construida”, debido a que por esa época, habían probado tecnología acústica que les permitió ver en tercera dimensión las profundidades de dique contra el oleaje.
Le puede interesar: Alerta en Bucaramanga y área metropolitana por lluvias “por encima de lo normal”
Así fue como comenzaron a hacer importantes hallazgos, como que comenzaba en el parque de la “Caracucha”, en Bocagrande, y no en la punta de Castillogrande, pero el más importante fue la identificación del fuerte de San Matías, que lograron reconocer gracias a cartografía que estudiaron de la época en que se estuvo en pie.
El castillo medía más de 80 metros y se encuentra a más de seis metros de profundidad. Con este hallazgo no solo se marca un precedente en la investigación de las fortificaciones de Cartagena, sino en el patrimonio cultural sumergido en el país.
Por ello, tanto Guzmán como los otros dos investigadores que participaron en el hallazgo, Diana Quintana y Carlos Andrade, destacaron a El Heraldo la importancia de que haya una apropiación cultural ciudadana con este tipo de descubrimientos, así como se permita continuar con las investigaciones de este tipo en la región.