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La cita fue en Barranquilla, el común denominador: mujeres con cascos, botas y chalecos reflectivos. Su trabajo, la minería. Estaban en el Foro WIN 2024, que reunió a diferentes gremios del sector que hoy se plantean la necesidad de seguir potenciando la minería para entregar mayores oportunidades de desarrollo en todo el país, en una industria en la que la participación de la mujer ha estado aumentando.
La Asociación Colombiana de Minería (ACM) reveló que la participación de las mujeres en el sector se mantuvo en un 17% durante el 2023, con respecto al 2022, aunque en diciembre del año pasado alcanzó un incremento histórico en la participación al llegar al 20%.
Pero antes no era igual. Un documento de la Universidad Javeriana, “El rostro de la mujer minera en Colombia”, evidencia que el oficio data de la época de la Colonia, cuando existían grupos de hombres y mujeres que a través de la técnica de aluvión extraían alrededor del 95 % del oro del Virreinato de la Nueva Granada. “Era una inclusión desigual que no reconocía los derechos laborales y humanos de las mujeres mineras”.
A esto se le sumó las tradiciones culturales, imaginarios y mitos que hablaban de la mala suerte de tener mujeres dentro de las minas. Había relatos que indicaban que en los socavones vivían espíritus que no veían a las mujeres con buenos ojos, habría celos y podrían esconder las vetas.
En 1950 ya existía una restricción a la discriminación de la participación de la mujer en la minería. Sostenía el Código Sustantivo de Trabajo de esa época que las mujeres, sin distinción de edad, y los menores de 18 años, no podían ser empleados en trabajos subterráneos de las minas ni, en general, trabajar en labores peligrosas, insalubres o que requieran grandes esfuerzos.
Pero una sentencia, la C-586 de la Corte Constitucional, determinó en 2016 como inexequibles esas disposiciones que existían, al considerarlas contrarias a la Constitución y a los derechos de igualdad, trabajo y libertad de escoger profesión u oficio. Discriminatoria al reforzar el estereotipo de la mujer como sexo débil.
Dos años después, a través de una resolución del Gobierno nacional, la 40796, se estableció un marco de acción que permite al sector minero energético “fortalecer su contribución en la prevención, promoción, protección y garantía de los derechos humanos, con enfoque diferencial”.
Hoy hay alrededor de 160 mil personas vinculadas directamente con el sector minero–energético, y de estas, 27.200 son mujeres. Al respecto, la gerente de Estrategia & Mercadeo en Relianz Mining Solutions y cofundadora de este encuentro, señaló que hay “nuevos panoramas de la industria con la mujer como protagonista. Hoy hay espacios y retos asociados a los objetivos de desarrollo sostenible que nos piden, nos mueven”.
Además, señaló que “comprobamos el poder transformador de la mujer en nuestra industria, en el liderazgo, la alineación y la determinación se han impulsado cambios significativos en espacios y operaciones antes totalmente masculinizadas. Con las mujeres la industria gana, así lo hemos soñado y construimos”.
En Cerrejón, una de las mineras de exportación de carbón más grandes del mundo, ubicada en La Guajira, laboran más de 1.400 mujeres, entre empleadas directas y contratistas. Es la única empresa minera en operación cuya presidente es una mujer, Claudia Bejarano. El año pasado, el 50 % de los miembros de su Comité Directivo eran mujeres. Hay sesenta y ocho mujeres en puestos de supervisión y más de doscientas operan equipos mineros, así como en los talleres de mantenimiento.
Hoy ruedan por la mina, cinco equipos mineros de color rosado. Se conocen como los camiones de la equidad y transportan 240 toneladas de carbón cada uno. Su altura equivale a un edificio de cuatro pisos. Marilza Ortiz es una de las operadoras del camión rosado, en diciembre del año pasado fue a Chile a representar a la mujer minera, pertenece a la comunidad Wayuu.
“Es un orgullo para mi ser embajadora de las mujeres dentro y fuera de la industria minera, tengo el compromiso de impulsar la equidad de género, el empoderamiento femenino y el desarrollo personal y profesional de otras mujeres con mi testimonio de vida y con mi quehacer diario, es para mí un privilegio, pero también me demanda una gran responsabilidad”, afirmó Marilsa al portal de noticias de la compañía minera.
Sostuvo que hombres y mujeres trabajan de la mano, en igualdad de condiciones laborales; “sin roles asociados a ningún género, con los mismos beneficios, sin brecha salarial en materia de género y sin discriminación, para sacar a esta empresa adelante, superar retos y obtener grandes logros en beneficios nuestro, de nuestras familias y de La Guajira”.
Por su parte, Ángela López, vicepresidenta de Mantenimiento de Cerrejón, considera que trabajando en equidad se logra que les vaya bien a todos. “Nuestro papel ha sido y seguirá siendo seguir adelante en la empresa minera, darnos cuenta de que somos más y mejores trabajando en equidad, aquí no se trata de ser todos hombres o todos mujeres, se trata de que trabajemos juntos con las grandes responsabilidades de ambos, sacando adelante lo que nos hemos propuesto”.
Cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puntualizan que el 41 % de las mujeres de la industria están en cargos administrativos y el 20 % en cargos operativos, por lo que el compromiso del sector es continuar generando programas de contratación y capacitación para que más mujeres encuentren oportunidades.
“Cuando yo empecé aquí hace ya unos años el porcentaje de mujeres en la industria minera era cercano al 13 %, ya vamos en algo del cercano al 18 % y eso es por el trabajo y una firme convicción de la enorme riqueza que dan las mujeres”, indicó Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería.