El reconocido bar al aire libre “Café del Mar”, ubicado sobre el baluarte de Santo Domingo, en el centro histórico de Cartagena, enfrenta un proceso de desalojo ordenado por la alcaldía de la ciudad. El operativo, iniciado el pasado lunes 2 de septiembre, responde a un fallo del Consejo de Estado de 2022, que termina el contrato de arrendamiento entre Café del Mar y la Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), después de más de 20 años de operación.
La decisión se tomó debido a que el arrendamiento vulnera los derechos colectivos al goce del espacio público y a la protección del patrimonio cultural. Ante esto, se ordenó a la ETCAR y al Ministerio de Cultura la liquidación inmediata del contrato y la realización de estudios para determinar una nueva administración del baluarte Santo Domingo.
Este fallo es el resultado de un proceso legal de nueve años, iniciado por David García Gómez, mediante una acción popular contra el Ministerio de Cultura, el Distrito de Cartagena, el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), la ETCAR y la empresa Café del Mar LTDA.
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El desalojo de Café del Mar ha generado debate, debido a que hay personas que defienden la existencia del bar como un símbolo de la ciudad, que con su cierre también afectará a los empleados del lugar. Al respecto, Lilibeth Jotty, quien trabaja en el lugar desde hace 10 años, indicó a El Universal que muchas familias quedan en riesgo. “Hemos sacado a nuestros hijos adelante gracias a este sitio, muchos jóvenes han ayudado a sus padres y por eso me duele. Café del Mar nos ha dado mucho”.
Por ello, los trabajadores del lugar protestaron y exigieron a las autoridades velar por su derecho al trabajo. “El cierre nos afecta a todos, esta es nuestra fuente de empleo. Nos parece bastante injusto lo que está haciendo la Alcaldía porque no hay soluciones para los trabajadores. El empleo está bastante complicado en la ciudad y hay muchas familias que dependen de esto” agregó Laura Salgado, quien también trabajaba en el bar.
Por su parte, Carlos Sánchez García, fundador de Café del Mar, ha indicado que su establecimiento revitalizó un área que estaba en el olvido, así como ha atraído a turistas que disfrutan del atardecer desde las murallas. “Todos estos años hemos dado trabajo formal a los cartageneros y hoy tenemos 80 empleados por contrato directo, con todas las garantías de ley, y cientos de proveedores”, indicó en una entrevista en El Tiempo.
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Desde la administración, Rafael Cuesta, director de la ETCAR, afirmó que cumplirán con la sentencia y que el Distrito no podrá volver a arrendar estos espacios, sino que tendrá que explorar figuras como el comodato o la administración temporal para la gestión de las fortificaciones y monumentos patrimoniales.
Por el arriendo al baluarte Café del Mar, se recibían $12′900.000 mensuales. Además, los clientes que usan el baño de la parte baja del baluarte pagan $1.500, con los que se quedaba la ciudad y que sumaban entre 8 y 10 millones de pesos.
Las autoridades indicaron que revisan los arrendamientos de otros baluartes en Cartagena, como el bar-restaurante en el baluarte del Reducto, que ofrece vistas privilegiadas de la bahía de Cartagena y por el cual los arrendatarios pagan $7.632.000 mensuales.
Igualmente, el baluarte de San Francisco Javier, ubicado frente al Hotel Santa Teresa, enfrenta procesos debido al incumplimiento de acuerdos; allí pagan $11.933.000 mensuales. Además, se están reevaluando los arrendamientos de 19 de las 21 bóvedas frente al colegio Salesiano, cuyos pagos mensuales oscilan entre $1.400.000 y $1.700.000.
Sobre esto, Rafael Cuesta, director de la Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), destaca la necesidad de acuerdos legales y justos para asegurar el mantenimiento de las murallas históricas de la ciudad, que se financia, en parte, de estos arrendamientos.