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Santa Rosa de Lima, queda muy cerca de Cartagena, un municipio en donde sus habitantes vivieron algo peculiar. Más de 280 bomberos provenientes de diferentes países de América Latina estuvieron en las instalaciones de Sacs Group, considerado el centro de entrenamiento más completo en la formación de los hombres y mujeres que combaten el fuego y son socorristas en la región.
Todos participaron en la Escuela de Bomberos en Español que hace parte de Texas Annual Fire Training School, donde cada año, miembros del personal de bomberos de municipios e industrias de diferentes partes del mundo participan en cursos intensivos de capacitación.
¿Pero cómo llegan a Santa Rosa de Lima? “Hemos seleccionado un gran país y una gran ciudad, por encima de otros destinos de la región, para realizar esta nueva versión del Spanish School en su edición 57. En parte por las instalaciones y características que ofrece el Centro de Entrenamiento de clase Mundial que tiene Colombia, en Cartagena. Además del gran atractivo, reconocimiento y facilidades que ofrece la ciudad caribeña a la hora de realizar eventos”, sostuvo Gordon Lohmeye, director de servicio de extensión de la Universidad de Texas que entregó el aval a Colombia para la reunión de los bomberos.
En la escuela hay una torre para rescate, la maqueta en medida real de un avión, así como espacios que simulan instalaciones petroleras y vehículos que se incendian. Hace 10 años fue construida para entrenamientos en seguridad industrial y respuesta a emergencias, por lo que es considerada a nivel de Latinoamérica como una de las más completa.
Cuenta con 12 simuladores para entrenamientos de incendios, Rescate, Hazmat, ARFF, espacios confinados, salvamento acuático, incendios industriales, Excavaciones y zanjas, SAS y SAES, Procesos, Torre de Alturas y Telecomunicaciones y Off Shore.
Lo que no encontramos fue el tradicional tubo, que en el imaginario de todos está cuando se habla de una estación de bomberos. Yennifer Delgado, directora de comunicaciones, me dice que su uso para bajar de un piso a otro en las estaciones de bomberos ha disminuido en gran parte por las preocupaciones relacionadas con la seguridad y la ergonomía.“Aunque los tubos de deslizamiento pueden parecer una forma rápida y emocionante de bajar entre pisos, presentan varios riesgos y desventajas que han llevado a su reducción en el uso”.
El cuidado del entorno y el medio ambiente es una constante en la Escuela, utilizan gas licuado de petróleo para crear el fuego, lo que genera menos impacto y el agua tiene un sistema de recirculación para evitar desperdicios.
Su equipo varían en peso según el fabricante y las especificaciones locales. En general, un traje de bombero completo, incluyendo el chaquetón, pantalón, casco, guantes, botas, monja, equipo de respiración autónoma (SCBA) y equipo adicional, puede pesar en promedio entre 20 y 30 kilogramos o más, pues no se puede olvidar que mojado el peso aumenta.
Un diferenciador es el casco, la gran mayoría son de color rojo o negro, el de un bombero mexicano, dice en letras grandes, “código de seguridad, Safety Team Chief, Tachis”. Algunos tienen al costado linternas y luces, son pesados y todos llevan distintivos y escudos.
Tachis es Carlos Acevedo, miembro del cuerpo de bomberos mexicano, mide 184 y pesa 120 kilos. Bajo su responsabilidad está el entrenamiento para apagar fuego con un carro cisterna. Dirige el grupo de cinco personas encargadas de manejar la manguera que bota agua a presión al incendio controlado que hace parte del ejercicio de capacitación. El calor de Cartagena hace que el esfuerzo sea mayor.
“Es una alegría bastante y una satisfacción el poder compartir los conocimientos con todos los bomberos de habla hispana”. Acevedo dice que estar en Colombia entrenando y capacitando es una buena opción para aprender más del oficio.
Mario Gamboa es el gerente general de Sacs, sostiene que la semana que terminó el pasado viernes fue un escenario de entrenamiento y encuentro de amigos con el fuego. En la parte académica se habló de realidades actuales como el incendio de la isla hawaiana de Maui y temas como la transición energética, además de los ejercicios prácticos.
“Hoy nos entrenamos en hidrocarburos, pero ya nos estamos entrenando hacia el hidrógeno que ya es combustible, también en vehículos eléctricos, atender un vehículo Tesla es diferente atender un vehículo de hidrocarburos, en otro tipo de riesgos. En ese sentido, la dinámica hacia la transición cambia, pero todos tenemos que ir hacia esas hacia nuevas fuentes de energía, que también generan algún tipo de riesgo”.
Puntualizó que hubo más participación de bomberos internacionales que nacionales. “El 70% son extranjeros, representantes de 16 países de Latinoamérica y particularmente digamos que la población en términos minoritarios es colombiana”.
“En Colombia tenemos un promedio de 1.122 municipios, de los cuales aproximadamente solo 900 tienen bomberos, hay oficiales y voluntarios, pero hay unos que no cuentan con la capacidad técnica operativa, y otros que ni siquiera tienen procesos contractuales con sus alcaldías, y las contrataciones son irrisorias. Hay municipios donde ni siquiera tienen una estación de bomberos, sino que funcionan en sitios que no son aptos, como un local comercial”, dijo recientemente Álvaro Farfán, Capitán de Bomberos de Cundinamarca.
Liliana Sosa Osuna, busca su traje que ha dejado junto con su casco y guantes. Tiene ojos negros grandes y de manera orgullosa dice que representa a los Bomberos del Distrito de Santo Domingo, son alrededor de 50 mujeres que junto con ella, están donde hay fuego. Es voluntaria y no recibe dinero por su trabajo, así como la gran mayoría de los que estuvieron en Santa Rosa de Lima. “Nosotras que actualmente somos voluntarias es un servicio que lo hacemos porque nos gusta ayudar y colaborar y fíjate es un trabajo igual para hombres y mujeres”.
Le gusta Cartagena, “muy parecida a Santo Domingo, aunque el calor aquí es mayor” dice mientras sonríe. Mientras se coloca su casco dice que el fuego es adrenalina y adictivo. “Cada vez que vamos a un incendio, luego queremos volver otra vez y otra vez”.
Al terminar el día las mangueras se enrollan y los pesados trajes se empiezan a colgar. Uno de ellos, mientras ordena su equipo, dice que esta pasión se la debe al dios Hefesto y su mito. “Dicen que era capaz de hacer cualquier cosa con el fuego y a mí me toca apagarlo”.