Un 11 de noviembre empezó la fiesta

Hablar del once de noviembre en Cartagena es hablar de la fiesta más antigua que tiene el país. Reinas, cultura y una tradición que se mantiene por más de doscientos años. Para Gustavo Tatis, escritor y gestor cultural de la ciudad, en la década de los sesenta las reinas eran una lección de aprendizaje.  “Ver a las reinas era un divertimento, uno se enteraba donde quedaba Huila, donde estaba Meta, Chocó, Antioquia. Los niños aprendíamos historia de Colombia viendo a las reinas que venían, de alguna manera era una lección”, dice el escritor a El Espectador, afirmando que la fiesta que celebra en Cartagena es una gama de colores, un arco iris racial, cultural emocional con herencias indígenas europeas, africanas y mestizas.

La Heroica, como se conoce a la ciudad, tiene además de sus murallas un importante hecho en la historia del país, cuando  los criollos  y las clases populares se levantaron y declararon su independencia  absoluta de España. eso pasó un once de noviembre de 1811. Por eso la fiesta, la historia, las reinas, los capuchones, la maizena.

La ciudad convive con esta tradición que se inicia con el “bando”, un recorrido de más de cinco kilómetros por la avenida Santander, en donde se mezclan las comparsas, la fiesta, el sonido de los tambores y el sol que comparte espacio con el mar. Allí, en carrozas, se juntan las candidatas nacionales y las representantes al Reinado de la Independencia, cartageneras que portan con orgullo el nombre sus barrios y que son otro motivo de la fiesta. 34 candidatas locales y 26 nacionales que acompañan a la Roysis González, actual Reina de la Independencia, y a las dos Señoritas Colombia.

Patrimonio inmaterial

Para Iván Sanes, director del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, lo más importante de las fiestas es que forman el carácter de una ciudad donde se debe mantener vivo el folclor y las tradiciones.  Dos meses de diferentes actividades que terminan esta semana. Sanes trabaja en el proceso de lograr que las fiestas sean incluidas en la lista de patrimonio inmaterial de la nación.  “Un proceso muy importante con el comité de revitalización de las fiestas y el Cabildo de Getsemaní. Con ellos se recoge el sentido popular y lograr construir el plan especial de salvaguarda que nos permita que seamos incluidos en la lista de patrimonio inmaterial de la nación”, afirma el funcionario, quien dice que los recursos que se invierten son muy reducidos. 

“En recursos públicos la fiesta vale cerca de 2 mil doscientos millones de pesos en estos dos últimos meses. Eso puede sonar para unos mucha plata, pero quienes estamos en este tema consideramos que es un recurso bastante reducido, pero que se ha utilizado muy bien para que se gocen las fiestas con dignidad”.

Alison Vega tiene 21 años y es una cartagenera convencida de la cultura y como se deben mantener las tradiciones.  Ella estudia comunicación social en la Universidad de Cartagena y representa al barrio Torices. “Es un error de cierto modo decir que la reina puede cambiar la ciudad porque no es así, nosotras somos las voceras de la comunidad”, y sostiene que los entes gubernamentales  deben conocer lo que realmente está pasando y no “lo que creen que pasa”.  Está agradecida con el apoyo económico del Instituto de Patrimonio y de Cultura de Cartagena, con cerca de un millón setecientos mil pesos, pero la cuenta y los gastos suman mucho más. Debe reunir con el apoyo de la empresa, su comunidad y la familia más de diez millones de pesos que se gastan en vestidos, maquilladores, transporte, entre otras cosas, y sueña junto con su mamá en ser reina de la Independencia.

“Cuando salgo mucha gente me aplaude y eso es lo más bonito, me gusta la reacción del público, nosotras somos las caras de nuestros  barrios en  las fiestas de independencia, la gente ve en nosotras como una luz para olvidarse de los problemas que pasa en la ciudad”, le dice a El Espectador la candidata que camina a tomarse en la esquina de su casa un tinto. Una señora desde la otra esquina, donde espera el transporte, le grita: “Esa es esa es”. Mira la calle y recuerda que “muchos vienen a ver a las reinas nacionales, no vienen porque Cartagena se independizó el 11 de noviembre, eso es lo que hay que cambiar”.

84 años de historia

El Concurso Nacional de Belleza ha estado ligado a esta celebración novembrina en sus 84 años de funcionamiento eligiendo la Señorita Colombia. La candidata del departamento de Bolivar, Laura Olascuaga Pinto, es cartagenera y comparte los espacios de la fiesta. “Yo como cartagenera nací y crecí viendo todas estas fiestas, un momento mágico  y emocionante”. Recuerda de las fiestas de noviembre la maizena, la espuma, el buscapié.

Raymundo Angulo, Presidente Del Concurso Nacional de Belleza, comemta que la tradición se renueva. “Por eso hemos regresado a noviembre, en Cartagena habíamos cambiado  la fecha y noviembre es nuestra atención, es la gran fiesta de Colombia”

La música se escucha en Cartagena por todas partes, hay espacio, con nostalgia se recuerdan las viejas casetas en el parque de la aduana o la famosa ciudadela novembrina que se hacía en Chambacú. “Llegaban grupos musicales, bandas de viento, gaiteros tamboreros. La fiesta se daba de otra forma, había buscapié, maizena”, recuerda el escritor Gustavo Tatis. Pero la música ahora tiene nuevas expresiones. Los temas musicales de noviembre son el alma de la celebración que destacan el espíritu caribe, “canciones narrativas de lo que significa celebrarse a sí mismo”, sostiene el cantautor Boris  García, quien junto con Mayte Montero, la gaita de Carlos Vives y Coffe el Cafetero crearon una nueva versión del clásico  la Estereofónica, tema que compuso en los años cincuenta el maestro Pedro Laza. “Hicimos esta versión que más allá  de los festivos es para que siga caminado durante todo los tiempos”,  reflexiona el cantante cartagenero.

Sentada en el piso en un pasillo del Teatro Heredia, está la actual reina de la Independencia, en contados días entregará su corona, seguirá con otra que ha ganado, es la nueva Reina del Turismo del país. El año pasado como candidata a la boquilla fue elegida. Alta y de ojos negros, desfiló en el bando con un vestido de color rojo, todos la aplaudían, todos la miraban.  “Una reina de la Independencia es una embajadora cultural de toda esta historia  de Cartagena,  en cada barrio que  representamos somos una líder social en las comunidades llevando ese mensaje y recordando el sentido de pertenencia  de los barrios, es la persona encargada de promover la historia que  tiene  Cartagena”, explica mientras espera que le lleven sus tacones, lo cual parece no importarle.

Esta agraciada mujer le dice a El Espectador que muchas personas no valoran su trabajo y que desafortunadamente no pudo consolidar su proyecto social. “Tú vas a llevar un proyecto a la Alcaldía y al día siguiente hay un nuevo alcalde y así te la pasas todo el año y no se hizo nada. Se me sale de las manos porque desafortunadamente con el cargo no me dan un poder económico para arreglar calles en barrios o para hacer parques”, se lamenta esta reina que dejará su corona el próximo once de noviembre, para caminar en la playa de la boquilla donde se siente protegida por la comunidad y donde tiene los pies en la tierra siendo humilde.

Las fiestas de Cartagena seguirán siendo motivo de alegría para los cartageneros y muchos las han celebrado, inclusive el nobel Gabriel Garcia Márquez, quien según recuerda Gustavo Tatis participó de las fiestas de los reinados estudiantiles en la Cartagena de 1948, cuando estudiaba derecho y comenzaba su labor periodística, Dicen algunos que inclusive coronó a una reina y escribió un discurso. Las fiestas de noviembre quedaron en “El Amor en los tiempos del Cólera”, cuando habla de los carnavales y cómo el gobierno español ya prohibía los tambores sin saber que hacían la fiesta más antigua del país que aún se goza. 

Hablar del once de noviembre en Cartagena es hablar de la fiesta más antigua que tiene el país. Reinas, cultura y una tradición que se mantiene por más de doscientos años. Para Gustavo Tatis, escritor y gestor cultural de la ciudad, en la década de los sesenta las reinas eran una lección de aprendizaje.  “Ver a las reinas era un divertimento, uno se enteraba donde quedaba Huila, donde estaba Meta, Chocó, Antioquia. Los niños aprendíamos historia de Colombia viendo a las reinas que venían, de alguna manera era una lección”, dice el escritor a El Espectador, afirmando que la fiesta que celebra en Cartagena es una gama de colores, un arco iris racial, cultural emocional con herencias indígenas europeas, africanas y mestizas.

La Heroica, como se conoce a la ciudad, tiene además de sus murallas un importante hecho en la historia del país, cuando  los criollos  y las clases populares se levantaron y declararon su independencia  absoluta de España. eso pasó un once de noviembre de 1811. Por eso la fiesta, la historia, las reinas, los capuchones, la maizena.

La ciudad convive con esta tradición que se inicia con el “bando”, un recorrido de más de cinco kilómetros por la avenida Santander, en donde se mezclan las comparsas, la fiesta, el sonido de los tambores y el sol que comparte espacio con el mar. Allí, en carrozas, se juntan las candidatas nacionales y las representantes al Reinado de la Independencia, cartageneras que portan con orgullo el nombre sus barrios y que son otro motivo de la fiesta. 34 candidatas locales y 26 nacionales que acompañan a la Roysis González, actual Reina de la Independencia, y a las dos Señoritas Colombia.

Patrimonio inmaterial

Para Iván Sanes, director del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, lo más importante de las fiestas es que forman el carácter de una ciudad donde se debe mantener vivo el folclor y las tradiciones.  Dos meses de diferentes actividades que terminan esta semana. Sanes trabaja en el proceso de lograr que las fiestas sean incluidas en la lista de patrimonio inmaterial de la nación.  “Un proceso muy importante con el comité de revitalización de las fiestas y el Cabildo de Getsemaní. Con ellos se recoge el sentido popular y lograr construir el plan especial de salvaguarda que nos permita que seamos incluidos en la lista de patrimonio inmaterial de la nación”, afirma el funcionario, quien dice que los recursos que se invierten son muy reducidos. 

“En recursos públicos la fiesta vale cerca de 2 mil doscientos millones de pesos en estos dos últimos meses. Eso puede sonar para unos mucha plata, pero quienes estamos en este tema consideramos que es un recurso bastante reducido, pero que se ha utilizado muy bien para que se gocen las fiestas con dignidad”.

Alison Vega tiene 21 años y es una cartagenera convencida de la cultura y como se deben mantener las tradiciones.  Ella estudia comunicación social en la Universidad de Cartagena y representa al barrio Torices. “Es un error de cierto modo decir que la reina puede cambiar la ciudad porque no es así, nosotras somos las voceras de la comunidad”, y sostiene que los entes gubernamentales  deben conocer lo que realmente está pasando y no “lo que creen que pasa”.  Está agradecida con el apoyo económico del Instituto de Patrimonio y de Cultura de Cartagena, con cerca de un millón setecientos mil pesos, pero la cuenta y los gastos suman mucho más. Debe reunir con el apoyo de la empresa, su comunidad y la familia más de diez millones de pesos que se gastan en vestidos, maquilladores, transporte, entre otras cosas, y sueña junto con su mamá en ser reina de la Independencia.

“Cuando salgo mucha gente me aplaude y eso es lo más bonito, me gusta la reacción del público, nosotras somos las caras de nuestros  barrios en  las fiestas de independencia, la gente ve en nosotras como una luz para olvidarse de los problemas que pasa en la ciudad”, le dice a El Espectador la candidata que camina a tomarse en la esquina de su casa un tinto. Una señora desde la otra esquina, donde espera el transporte, le grita: “Esa es esa es”. Mira la calle y recuerda que “muchos vienen a ver a las reinas nacionales, no vienen porque Cartagena se independizó el 11 de noviembre, eso es lo que hay que cambiar”.

84 años de historia

El Concurso Nacional de Belleza ha estado ligado a esta celebración novembrina en sus 84 años de funcionamiento eligiendo la Señorita Colombia. La candidata del departamento de Bolivar, Laura Olascuaga Pinto, es cartagenera y comparte los espacios de la fiesta. “Yo como cartagenera nací y crecí viendo todas estas fiestas, un momento mágico  y emocionante”. Recuerda de las fiestas de noviembre la maizena, la espuma, el buscapié.

Raymundo Angulo, Presidente Del Concurso Nacional de Belleza, comemta que la tradición se renueva. “Por eso hemos regresado a noviembre, en Cartagena habíamos cambiado  la fecha y noviembre es nuestra atención, es la gran fiesta de Colombia”

La música se escucha en Cartagena por todas partes, hay espacio, con nostalgia se recuerdan las viejas casetas en el parque de la aduana o la famosa ciudadela novembrina que se hacía en Chambacú. “Llegaban grupos musicales, bandas de viento, gaiteros tamboreros. La fiesta se daba de otra forma, había buscapié, maizena”, recuerda el escritor Gustavo Tatis. Pero la música ahora tiene nuevas expresiones. Los temas musicales de noviembre son el alma de la celebración que destacan el espíritu caribe, “canciones narrativas de lo que significa celebrarse a sí mismo”, sostiene el cantautor Boris  García, quien junto con Mayte Montero, la gaita de Carlos Vives y Coffe el Cafetero crearon una nueva versión del clásico  la Estereofónica, tema que compuso en los años cincuenta el maestro Pedro Laza. “Hicimos esta versión que más allá  de los festivos es para que siga caminado durante todo los tiempos”,  reflexiona el cantante cartagenero.

Sentada en el piso en un pasillo del Teatro Heredia, está la actual reina de la Independencia, en contados días entregará su corona, seguirá con otra que ha ganado, es la nueva Reina del Turismo del país. El año pasado como candidata a la boquilla fue elegida. Alta y de ojos negros, desfiló en el bando con un vestido de color rojo, todos la aplaudían, todos la miraban.  “Una reina de la Independencia es una embajadora cultural de toda esta historia  de Cartagena,  en cada barrio que  representamos somos una líder social en las comunidades llevando ese mensaje y recordando el sentido de pertenencia  de los barrios, es la persona encargada de promover la historia que  tiene  Cartagena”, explica mientras espera que le lleven sus tacones, lo cual parece no importarle.

Esta agraciada mujer le dice a El Espectador que muchas personas no valoran su trabajo y que desafortunadamente no pudo consolidar su proyecto social. “Tú vas a llevar un proyecto a la Alcaldía y al día siguiente hay un nuevo alcalde y así te la pasas todo el año y no se hizo nada. Se me sale de las manos porque desafortunadamente con el cargo no me dan un poder económico para arreglar calles en barrios o para hacer parques”, se lamenta esta reina que dejará su corona el próximo once de noviembre, para caminar en la playa de la boquilla donde se siente protegida por la comunidad y donde tiene los pies en la tierra siendo humilde.

Las fiestas de Cartagena seguirán siendo motivo de alegría para los cartageneros y muchos las han celebrado, inclusive el nobel Gabriel Garcia Márquez, quien según recuerda Gustavo Tatis participó de las fiestas de los reinados estudiantiles en la Cartagena de 1948, cuando estudiaba derecho y comenzaba su labor periodística, Dicen algunos que inclusive coronó a una reina y escribió un discurso. Las fiestas de noviembre quedaron en “El Amor en los tiempos del Cólera”, cuando habla de los carnavales y cómo el gobierno español ya prohibía los tambores sin saber que hacían la fiesta más antigua del país que aún se goza.