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Una posible acumulación de gases, sumada a una chispa que se habría generado en uno de los ventiladores de la mina de carbón La Planta, en Cucunubá, Cundinamarca, causó la muerte de ocho mineros ayer en horas de la mañana. Esta es la hipótesis que el Instituto Colombiano de Minería y Geología (Ingeominas) y las autoridades de socorro intentan esclarecer sobre la tragedia que enluta a este municipio. Dos personas que lograron sobrevivir a la explosión permanecen en el hospital El Salvador de Ubaté, a ocho kilómetros de Cucunubá.
Mientras los técnicos forenses del CTI, la Fiscalía y la Sijín adelantaban las minuciosas labores de inspección forense para establecer las causas exactas del fallecimiento de las ocho personas, los familiares de las víctimas llegaron al lugar para conocer la suerte de sus seres queridos.
Aunque las autoridades forenses aseguraron que la mayoría de los cuerpos quedaron completamente calcinados. Siete de las ocho víctimas fatales fueron identificadas. Se trata de José Roncancio Sierra, Luis Carrillo Barriga, José Rivera Roncancio, Mario Rivera Martínez, Hernán Torres Soler, Elías Roncancio Sierra y Joaquín Rivera.
De acuerdo con otros trabajadores que se acercaron al lugar tras conocer los hechos, es poco usual que se den este tipo de explosiones. “Esta mañana, como a las siete y treinta, sonó como un golpe y empezó a salir humo. Ahí entendimos que había pasado una tragedia”, aseguró un minero de la zona.
Por su parte, Delfín Dorado, una de las cerca de 100 personas que trabajan en las minas que funcionan en ese sector, aseguró que hace dos semanas había renunciado a su trabajo en la mina La Planta porque el martillo empezó a fallar: “yo presentía que algo así iba a suceder y por eso me fui a trabajar a otro lado”.
Por otro lado, en medio del desastre se ha generado una polémica alrededor de si la mina de carbón tenía o no el permiso de rigor para operar.
De acuerdo con Ingeominas, al alcalde de Cucunubá ya se le había enviado un informe técnico para que procediera a cerrarla, pues funcionaba de manera ilegal.
Sin embargo, Eibi Arévalo, hija del dueño de la mina, afirmó que cuenta con toda la documentación necesaria y en regla para certificar que tenían autorización de Ingeominas y de las autoridades locales para poder operar: “No es cierto lo que están diciendo. Nosotros tenemos todos los documentos para certificar que podíamos funcionar. Es cierto que la mina fue cerrada hace varios años, pero no fue por problemas en su funcionamiento”.
Según los familiares de las víctimas, la mayoría de pobladores de la zona viven de lo que les da el trabajo en las minas, pues no tienen otras opciones.