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En la madrugada del 18 de octubre de 1998, hombres del Eln dinamitaron el Oleoducto Central de Colombia, Cusiana – Coveñas en el corregimiento de Machuca, municipio de Segovia, Antioquia. El crudo derramado llegó al río Pocuné y las llamas calcinaron el barrio Pueblo Nuevo. El incendio cobró la vida de 84 personas. Hoy, 21 años después y tras la firma del Acuerdo de Paz con las Farc, la violencia persiste en la zona.
“Nunca hemos podido salir de la violencia. El acuerdo de paz no ha impactado a la comunidad. Se presentan homicidios, confrontación por microtráfico y amenazas. Hemos intentado pensar en actividades para reducir la situación, pero los grupos al margen de la ley no lo permiten”, afirmó a El Espectador Jeyson Atehortua, personero de Segovia.
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Y es que de acuerdo con un reciente informe del Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo, hay una expansión de la guerrilla del Eln y de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) en varias zonas del Nordeste antioqueño.
Además, las disidencias de las Farc en Antioquia tuvieron un incremento en el número de hombres del 25%, según informó a finales de junio pasado el comandante de la Séptima División del Ejército, el general Juan Carlos Ramírez.
“En veredas como Machuca, Puerto Amará y Santa Isabel, han impuesto cobros ocasionales a los pequeños parceleros y en diferentes puntos de la zona rural han exigido pagos a las líneas de buses rurales y mototaxis”, advirtió el Observatorio del Nivel de Riesgo de La Fundación Sumapaz y La Corporación Jurídica Libertad.
Para Maria Cecilia Mosquera, quien perdió a sus tres hijos y a su esposo durante la masacre, muchas personas han muerto esperando una indemnización.
“21 años y seguimos nosotros en las mismas. Pedimos que haya verdad, justicia y reparación, que es lo que queremos. Todavía siguen las heridas ahí ardiendo, son unas cicatrices que nunca se van a borrar, solo con la muerte”, dijo Mosquera para RCN Radio.
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Por su parte, el presidente Iván Duque visitó la región el año pasado y se comprometió a entregar 6000 millones de pesos para la reparación individual y colectiva.
El personero de Segovia insiste en que es fundamental la presencia del Estado en la comunidad y que las visitas esporádicas, como la del presidente Iván Duque, no son suficientes para lograr un cambio en la comunidad. “El Gobierno debe invertir en proyectos de impacto a la comunidad, de otra manera, no será posible crear memoria y reconciliación”, dijo Atehortua.