El paisaje es aterrador. La vía que comunica a los municipios de Landázuri y Vélez, en Santander, específicamente en los kilómetros 27, 28 y 29 de la transversal del Carare, se convirtieron en un cúmulo de escombros debido a una falla geológica que no ha dejado de crecer desde el 30 de octubre. Lo que quedan son fragmentos de la carretera, que como si se tratara de un vidrio roto, han terminado esparcidos por donde antes estaba la vía, así como se han generado incalculables afectaciones, pues la falla se llevó viviendas, cambió el cauce de un río y tiene en vilo al departamento, porque este es un importante corredor de transporte de carga pesada desde Santander hacia el centro del país y la región Caribe.
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Juan Pablo Pinzón salió de la vereda Zarandas, donde inició el movimiento en masa, con dos maletas y su hija de dos años en brazos. Su casa no se vio afectada, pero tenía una cita médica en Vélez a la que no podía faltar, por lo que decidió atravesar caminando los tres kilómetros de vía destruidos.
El panorama es muy diferente al del día en que comenzó la emergencia. Las grietas han ido creciendo (aunque la gobernación señala que se han ido estabilizando), lo que dificulta el paso, porque en algunos puntos los hundimientos alcanzan hasta los tres metros de profundidad. La situación ha aumentado el desespero de las comunidades aledañas, porque la falla hizo que cayeran tres torres de energía y por lo menos 14.000 personas se quedaran sin energía. Además, la economía está paralizada, pues no se puede entrar ni salir de 13 veredas, así como tampoco está llegando comida ni tienen la posibilidad de sacar a sus enfermos.
Un problema anunciado
La transversal del Carare es una de las vías más importantes de Santander. Comienza en Tunja, sobre la troncal de la Ruta del Sol 2, y termina en Puerto Araújo, donde se conecta con la troncal del Magdalena. Son cerca de 200 kilómetros de vía que unen a los municipios de Arcabuco, Moniquirá, Barbosa, Vélez, Landázuri y Cimitarra, en Santander, pero también una de las rutas más cortas para llegar del centro al norte del país.
El problema es que, a pesar de que por la zona se transportan regularmente productos como cacao, café, frutas y leche, las condiciones de la vía son demasiado precarias, tanto así que a comienzos de septiembre se promovió un bloqueo entre los habitantes de la zona para exigir su intervención y mantenimiento.
Sobre lo que pasa por la vía, la veeduría de la Transversal del Carare ha dado varios ejemplos. Hay puntos donde la carretera es más trocha que pavimento, mientras que en otros sectores los conductores deben andar con precaución porque hay curvas cerradas, al punto que la misma comunidad ha tenido que fijar controles viales porque además hay tramos donde el doble sentido se convierte en uno o el aumento de las lluvias desaparece la carretera.
Ante esto, han hecho varios llamados, porque las intervenciones en la vía (se han invertido alrededor de COP 960.000 millones para pavimentarla) se convierten en pañitos de agua que no duran debido a las condiciones del terreno. A esto se suma la situación actual, pues cifras de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastre (UNGRD) advierten que el movimiento en masa afectó unas 258 hectáreas, en las que también se perdió ganado. Por su parte, Eduard Sánchez, director de la Oficina de Gestión de Riesgo de Santander, añadió que hay 93 familias damnificadas, 15 viviendas colapsadas y una mujer herida durante la evacuación.
En busca de salidas
A simple vista se evidencia que intentar recuperar la vía por el trazado actual es casi imposible. Al respecto, el director encargado del Invías, Jhon Jairo González, ha señalado que “por donde se dio el proceso de remoción en masa no hay condiciones geológicas para reconstruir la vía”, por lo que, esta semana, técnicos y expertos fueron a la zona para analizar cuatro vías alternas.
Entre estas, contemplan una que va por el margen superior de la falla geológica, otra entre el Peñón, Hermosura y Landázuri. Además, está un corredor por Palo Blanco, Verbeo, Flores y Landázuri, mientras que la última opción va por Landázuri, Gualilo, Mirabuelo, La Paz, Chipatá y Vélez.
Mientras tanto, la comunidad le ha pedido a la empresa de energía detener los trabajos de recuperación del servicio hasta que el Invías tenga claro por dónde va a ir la nueva vía. Sumado a esto, han hecho sus propias labores para habilitar una trocha para que puedan caminar seguros y transitar en motocicleta, mientras se toman acciones en la vía.
Finalmente, han advertido a las autoridades que la emergencia se podría agravar, pues al otro extremo de la vereda Zarandas cambió la ronda del río Quiratá. Sobre esto, Heriberto Pardo, concejal de Vélez, explicó en sus redes que “hay que hacerle un seguimiento al río: se está represando el agua y no sabemos qué va a pasar cuando lleguen las lluvias”.
Al respecto, el funcionario Sánchez indicó que ya se hicieron análisis en los que se evidenció que metros más adelante el río vuelve a su ronda. De igual forma, afirmó que se analiza si la laguna que se ha formado es consecuencia de aguas subterráneas o surgen de dos afluentes menores que también pasan por la zona.
Esto mismo hace parte de los estudios sobre lo que provocó el colapso de la vía, pues se cree que la acumulación de aguas, en parte por la temporada de lluvias, habría provocado la emergencia sobre la troncal del Carare. “Ya se pidieron estudios al Instituto Geológico Colombiano. Llevamos seis días que no llueve en la región y eso ha ayudado a que no se nos presente un escenario que pueda poner en riesgo a comunidades aguas abajo del río Quiratá”, añadió Sánchez.
Por lo pronto, se espera que el lunes 10 de noviembre haya nuevas reuniones con el Invías para determinar los pasos a seguir y la vía alterna que se buscará abrir, mientras tanto, los habitantes de la zona y gremios como Cotelco piden rápidas acciones al Gobierno nacional, ya que las pérdidas en el departamento son millonarias para quienes usan la vía. A la par queda abierta la discusión sobre la necesidad de priorizar las obras viales de Santander, en especial, sobre aquellas que comunican al departamento con el resto del país.