Publicidad

Acueducto comunitario de Saravena: símbolo de lucha

La instalación, atacada con explosivos a inicios de 2022, tiene una larga historia de amenazas, ataques y estigmatización, a la que ha resistido para garantizar el servicio de agua potable y saneamiento básico para el municipio.

María Camila Bonilla
03 de marzo de 2022 - 02:02 a. m.
Viaje Saravena y Pto Nariño, Arauca, Lideres amenazados y orden publico
Viaje Saravena y Pto Nariño, Arauca, Lideres amenazados y orden publico
Foto: El Espectador - Óscar Pérez

Escasas horas antes de que un explosivo fuera lanzado contra la Empresa Comunitaria de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Saravena (Ecaaas), el pasado 9 de enero por la noche, algunos líderes comunitarios del municipio ya habían escuchado un audio que circulaba por WhatsApp, a nombre del comandante Antonio Medina, de un frente de las disidencias de las Farc.

En este se escucha una amenaza directa a los líderes del municipio: “La idea es volar esos negocios de los manes. De Asojuntas, presidentes de juntas, líderes de ellos, toda esa mierda hay que matar”. Horas después de que se conociera este audio, para Bernardo Argüello, representante legal del Ecaaas y presidente encargado de la Federación de Juntas de Acción Comunal de Arauca, la amenaza se cumplió.

Los daños a la infraestructura no fueron muchos, pero a los trabajadores les causó terror. Para Argüello, la implicación del ataque fue aún mayor. “Este acueducto es una empresa comunitaria y nuestra base social son organizaciones sociales del municipio. Nuestra asamblea tiene cien delegados de cincuenta organizaciones comunitarias”, explicó el líder.

El hecho, entonces, representó para ellos una amenaza general para los liderazgos sociales de Saravena. Algunos de los participantes de esta asamblea son de las Juntas de Acción Comunal de los barrios de Saravena, la Asociación de Campesinos (Asonalca) y el Comité de Ganaderos, entre otros.

No es la primera vez que el Ecaaas se ve expuesto a hechos amenazantes. “La Ecaaas es uno de los proyectos que más ha sido víctima de persecuciones y embates de conflicto armado, ya que han sido asesinadas personas vinculadas al proyecto; otras, judicializadas, y han sido amenazados por medio de panfletos y grafitis en sus instalaciones”, indicó la Fundación de Derechos Humanos Joel Sierra.

En 2008, la sede principal del acueducto y la planta de tratamiento de agua ya habían sido atacadas con un artefacto explosivo, por miembros de las Farc. A raíz de ello, Saravena se quedó sin agua potable por días. Y es que la Ecaaas presta el servicio de agua y saneamiento básico para todo el municipio. En julio de 2017, la Alcaldía de Saravena galardonó a la empresa con la distinción Colono de Oro, por ser la mejor empresa prestadora de servicios públicos del departamento.

El acueducto se constituyó en la década de los 80, pero desde más o menos 1960 los habitantes del municipio empezaron a traer agua desde la quebrada La Pava, por medio de un sistema rudimentario, con mangueras y canales de guadua, indica Bernardo Argüello. A partir de la década de los 80, llegaron varios grupos armados.

Históricamente, Saravena ha sido un bastión del Eln, explica Andrés Cajiao, investigador de Dinámicas del Conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP). La conformación del frente Domingo Laín consolidó la presencia de este grupo armado en la zona, que se motivó en gran parte por la cercanía al oleoducto Caño Limón-Coveñas. A partir de la década de los 90, indica Cajiao, la presencia de las Farc se fortaleció también.

A pesar de esto, Argüello señala que las amenazas y estigmatizaciones hacia la empresa y sus miembros empezaron en 2002. “Durante los períodos de gobierno de Álvaro Uribe, se nos acusó de que pertenecíamos al Eln. Como este grupo y las Farc estaban en confrontación, nosotros fuimos el blanco de ellos”, dijo el líder. El investigador Cajiao explica que, con la desmovilización paramilitar, empezó una guerra por el control del territorio entre las Farc y el Eln, entre 2006 y 2010.

Entre 2002 y 2008, los líderes comunitarios reportaron agresiones, representadas en asesinatos, persecuciones judiciales y grafitis amenazantes. En 2003, en la sede del acueducto pintaron un grafiti que decía: “¡Fuera! Vamos a matar a los milicianos de Ecaaas, a los milicianos del Eln”. Ese mismo año, cuatro funcionarios, tres fontaneros y un directivo del acueducto fueron asesinados: Uriel Ortiz Coronado, Édgar Mantilla, Rito Hernández y Miguel Ángel Anaya. Argüello cuenta que él mismo fue señalado de estar asociado con el Eln, por lo que el 12 de noviembre de 2002, él y otros 47 dirigentes comunales fueron detenidos en Arauca, capital por el delito de rebelión y terrorismo.

Argüello estuvo encarcelado en La Picota por casi tres años y medio, en dos períodos separados: el primero, de 16 meses, y el segundo, de dos años. El Consejo de Estado lo absolvió de los delitos, en una sentencia de 2016.

El panorama actual

La crisis humanitaria que atraviesa Arauca, y Saravena, en este inicio de año, tiene desalentados a los líderes detrás del acueducto comunitario. Solo diez días después del atentado al Ecaaas, Bernardo Argüello resultó herido en el atentado del 19 de enero, en el que un carro bomba explotó cerca de un edificio de varias organizaciones sociales. El ataque, que también fue ejecutado por las disidencias de las Farc, dejó un muerto y 20 heridos.

Aunque tradicionalmente Saravena sí ha sido un bastión de Eln, explica Cajiao que los atentados recientes de las disidencias de las Farc pueden ser interpretados como una forma de mostrar fortaleza en las pujas por el territorio en el contexto del posacuerdo.

Ante esta situación, el ministro de Defensa, Diego Molano, decretó un toque de queda en Saravena, Fortul y Arauquita, así como se reforzarían las unidades de inteligencia en el departamento con más de 7.000 uniformados. Sin embargo, según Argüello, la militarización no es suficiente.

“La intervención del Estado tiene que estar no a través de la fuerza pública sino con inversión social. En Saravena solo tenemos agua potable por la empresa comunitaria del acueducto, en la zona rural la gente toma agua cruda. Mientras esas situaciones de desigualdad continúen, va a haber presencia de los actores armados”, puntualiza el líder.

María Camila Bonilla

Por María Camila Bonilla

Periodista con intereses en las áreas de medio ambiente, movimientos sociales y democracia, y conflictos y paz.mbonilla@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar