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Esta conclusión de la economista Laura Constanza Henao es el resultado de un análisis comparativo entre las narrativas de los medios de comunicación y las de las víctimas.
La investigadora, quien realiza su maestría en sociología en la Universidad Nacional, comparó 1.407 artículos de prensa de los diarios El Tiempo, El Espectador y la revista Semana con 407 relatos y testimonios de víctimas de cinco casos emblemáticos. Estos son: las masacres de San Carlos, Bojayá, Mapiripán y Trujillo, así como los crímenes contra líderes de la Unión Patriótica. A partir de esta recopilación, contrastó las estructuras narrativas y el papel del perdón en cada uno de los medios mencionados. Un trabajo centrado en el análisis sociológico.
La investigadora encuentra que aunque están en la misma línea de reconocer las oportunidades para el país, de poner punto final a la confrontación, estas narrativas resultan, de algún modo, incompatibles con las aspiraciones primordiales de las víctimas.
La revisión comparativa de la información publicada demuestra que sobre Mapiripán se encontraron más referencias al perdón, por la exigencia solicitada al Estado de reconocer su responsabilidad en los hechos. Sin embargo, en los testimonios analizados, las víctimas no hablan con frecuencia de perdón, sino sobre verdad, derecho, justicia y reparación.
En la argumentación central, la estudiante de maestría advierte que el perdón podría estar cumpliendo un papel secundario en los procesos de reconciliación. No porque las víctimas lo quieran relegar, sino porque las narrativas utilizadas por quienes sufrieron hechos atroces representan sus principales necesidades y deseos. “Hasta que se resuelvan temas más importantes como la memoria, las reparaciones estructurales y el reconocimiento de las víctimas como agentes políticos, no será un tema importante para un verdadero cambio hacia la paz en el país”, explica.
Esto contrasta fuertemente con los referentes utilizados en los testimonios y los relatos de quienes han sufrido el conflicto. Al analizar relatos, videos y testimonios de víctimas (407 en total), un mapeo de palabras permitió ver los referentes más utilizados por ellas.
En el caso de San Carlos (Antioquia), Laura Henao advirtió una mayor cantidad de referencias al tema del retorno y el papel de los jóvenes en la reparación, más que al perdón. Por cada documento analizado en relación con lo ocurrido en este municipio, aparece 1,6 veces la palabra jóvenes, 1,3 la palabra retorno y 0,1 veces la palabra perdón. Ello contrasta con las referencias al perdón de los medios de comunicación, pues aparece reseñado 20 veces más.
Y pone en evidencia que en estos dos grupos portadores de significados -prensa y víctimas- cada uno tiene agendas narrativas diferentes. “Nos enfrentamos a una escena de posacuerdo sin un lenguaje compartido”, afirma.
El perdón, después de haber pasado por otras categorías como la memoria y la autogestión, “debe ser utilizado más allá del momento coyuntural de una negociación, pues la paz se logra en la cotidianidad”, explica la investigadora.
En el trabajo, se explica que si el perdón ocupa algún papel en los medios de comunicación, debería estar acompañado de historias que muestren también la responsabilidad de otros actores en los hechos, entre ellos el Estado, y no sólo hablar del acontecimiento efímero. Es decir, no hablar solo del día en que se pidió perdón, y olvidar las historias pasadas y presentes de quienes han tenido que sobrevivir en medio de la guerra.
Para facilitar el perdón en la reconciliación, conceptúa, resulta conveniente reivindicar en la prensa las voces de las víctimas que sufrieron el conflicto, y privilegiar sus agendas de reconciliación.
Por lo tanto, es importante tener establecido qué papel debe cumplir el perdón para la construcción de paz en el país. “Unir las diferentes narrativas puede facilitar la verdadera reconciliación en el eventual escenario del posacuerdo”, puntualiza.
* Agencia de Noticias Universidad Nacional - Unimedios.