Antioquia, el más violento contra mujeres

Hablo por una niña que vi que corría de miedo, hablo porque alguien nos tiene que escuchar”. Ese fue el grito de justicia lanzado por César López acompañado de su escopetarra en el Museo de Antioquia de la ciudad de Medellín.

Una canción que busca llamar la atención sobre los casos de violencia contra las mujeres donde Colombia tiene cifras alarmantes y Antioquia ocupa el deshonroso primer lugar.

“Es hora de que los hombres hablen, se pregunten, se cuestionen sobre su papel. En estas campañas siempre escuchamos a las mujeres pero ya es hora de que los hombres se pronuncien, 246 mujeres agredidas diariamente en Colombia es una cifra que nos tiene que alarmar”, aseguró el artista director del proyecto Toda bala es perdida.

El 24 de mayo se ha convertido en una fecha dolorosa pero a la vez conmemorativa de los crímenes contra las mujeres. El año pasado el país se estremeció con el caso de Rosa Elvira Cely, quien fue torturada, violada y golpeada por su agresor Javier Velasco quien fue condenado a 48 años de prisión por este hecho.

Hace 13 años, el 25 de mayo de 2000, la periodista Jineth Bedoya también fue víctima de secuestro, tortura y violación. Ella, acompañada por cerca de 100 mujeres de diferentes organizaciones nacionales, intervino en el foro las mujeres construimos país, donde una vez más se llamó la atención sobre estos hechos.

Sólo en Antioquia en lo corrido del año se registran 100 asesinatos de mujeres, sumado a las denuncias por agresiones y tasas muy altas de violencia sexual, en muchos casos cometida por sus propios compañeros sentimentales.

Además de esta situación y aunque el problema no es nuevo, sí preocupa el incremento en el reclutamiento de menores para ejercer la prostitución de manera forzada no sólo en Medellín sino en municipios de influencia minera en el departamento.

Algunas organizaciones de derechos humanos de la ciudad han denunciado que, incluso, las jóvenes se ven obligadas a desplazarse por temor a ser sometidas por estas bandas.

“Estuve en el Bajo Cauca y el nordeste de Antioquia y me encontré con prostíbulos móviles, muchas niñas llevadas desde Medellín a las que les ofrecen cierta cantidad de dinero y luego de ser sometidas y abusadas no reciben la paga prometida. Detrás de este negocio están los Urabeños. Antioquia se ha convertido en el punto de paso para la prostitución forzada”, aseguró Bedoya en su intervención.

Por su parte la Ruta Pacífica de las Mujeres, realizó la investigación Memorias para la Vida donde recoge testimonios de 932 mujeres víctimas de violaciones de derechos humanos en el marco del conflicto armado colombiano, con lo cual busca que estos hechos se conozcan, se judicialice a los culpables y haga parte de una futura Comisión de la Verdad.

A pesar de esta visibilización, la realidad es que las cifras en el anonimato son superiores, y lo más preocupante es que continúan presentándose estos casos, bien porque los actores armados utilizan el cuerpo de la mujer como botín de guerra y agredir a sus contrarios, práctica en la que se ven involucrados guerrilleros, paramilitares, miembros de la fuerza pública y bandas de delincuentes, o bien porque las mujeres son víctimas de sus amigos cercanos como en el caso de Rosa Elvira Cely, o de sus propios compañeros sentimentales.

Como lo ha repetido la ONU al referirse a estos delitos, la casa sigue siendo el lugar más peligroso para las mujeres. Aunque existe una legislación vigente para atender este tipo de delitos y el gobierno nacional a través del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha explicado qué respaldo tienen las mujeres, la pregunta es: ¿cómo hacer para que estos hechos no se sigan presentando? 

Hablo por una niña que vi que corría de miedo, hablo porque alguien nos tiene que escuchar”. Ese fue el grito de justicia lanzado por César López acompañado de su escopetarra en el Museo de Antioquia de la ciudad de Medellín.

Una canción que busca llamar la atención sobre los casos de violencia contra las mujeres donde Colombia tiene cifras alarmantes y Antioquia ocupa el deshonroso primer lugar.

“Es hora de que los hombres hablen, se pregunten, se cuestionen sobre su papel. En estas campañas siempre escuchamos a las mujeres pero ya es hora de que los hombres se pronuncien, 246 mujeres agredidas diariamente en Colombia es una cifra que nos tiene que alarmar”, aseguró el artista director del proyecto Toda bala es perdida.

El 24 de mayo se ha convertido en una fecha dolorosa pero a la vez conmemorativa de los crímenes contra las mujeres. El año pasado el país se estremeció con el caso de Rosa Elvira Cely, quien fue torturada, violada y golpeada por su agresor Javier Velasco quien fue condenado a 48 años de prisión por este hecho.

Hace 13 años, el 25 de mayo de 2000, la periodista Jineth Bedoya también fue víctima de secuestro, tortura y violación. Ella, acompañada por cerca de 100 mujeres de diferentes organizaciones nacionales, intervino en el foro las mujeres construimos país, donde una vez más se llamó la atención sobre estos hechos.

Sólo en Antioquia en lo corrido del año se registran 100 asesinatos de mujeres, sumado a las denuncias por agresiones y tasas muy altas de violencia sexual, en muchos casos cometida por sus propios compañeros sentimentales.

Además de esta situación y aunque el problema no es nuevo, sí preocupa el incremento en el reclutamiento de menores para ejercer la prostitución de manera forzada no sólo en Medellín sino en municipios de influencia minera en el departamento.

Algunas organizaciones de derechos humanos de la ciudad han denunciado que, incluso, las jóvenes se ven obligadas a desplazarse por temor a ser sometidas por estas bandas.

“Estuve en el Bajo Cauca y el nordeste de Antioquia y me encontré con prostíbulos móviles, muchas niñas llevadas desde Medellín a las que les ofrecen cierta cantidad de dinero y luego de ser sometidas y abusadas no reciben la paga prometida. Detrás de este negocio están los Urabeños. Antioquia se ha convertido en el punto de paso para la prostitución forzada”, aseguró Bedoya en su intervención.

Por su parte la Ruta Pacífica de las Mujeres, realizó la investigación Memorias para la Vida donde recoge testimonios de 932 mujeres víctimas de violaciones de derechos humanos en el marco del conflicto armado colombiano, con lo cual busca que estos hechos se conozcan, se judicialice a los culpables y haga parte de una futura Comisión de la Verdad.

A pesar de esta visibilización, la realidad es que las cifras en el anonimato son superiores, y lo más preocupante es que continúan presentándose estos casos, bien porque los actores armados utilizan el cuerpo de la mujer como botín de guerra y agredir a sus contrarios, práctica en la que se ven involucrados guerrilleros, paramilitares, miembros de la fuerza pública y bandas de delincuentes, o bien porque las mujeres son víctimas de sus amigos cercanos como en el caso de Rosa Elvira Cely, o de sus propios compañeros sentimentales.

Como lo ha repetido la ONU al referirse a estos delitos, la casa sigue siendo el lugar más peligroso para las mujeres. Aunque existe una legislación vigente para atender este tipo de delitos y el gobierno nacional a través del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ha explicado qué respaldo tienen las mujeres, la pregunta es: ¿cómo hacer para que estos hechos no se sigan presentando?