Arauca y la Costa Caribe: victorias y derrotas del Eln

Como hemos venido reiterando en recientes columnas, el uso de un lente territorial para entender el Eln del presente es algo crucial. En particular, para entender por qué esta guerrilla presenta variaciones dramáticas en sus anclajes sociales, lo que explica que tenga diversos rostros o se materialice regionalmente de forma diversa.

Luís Fernando Trejos* - Andrés F Aponte** y Charles Larratt-Smith***
30 de abril de 2021 - 12:20 a. m.
El Eln sigue siendo el actor más fuerte en Arauca y al otro lado de la frontera.
El Eln sigue siendo el actor más fuerte en Arauca y al otro lado de la frontera.
Foto: AFP - RAUL ARBOLEDA

En este escrito queremos exponer dos polos de dicha situación: Arauca, donde el Eln ha sido y es un actor estructurante del territorio, al punto de que es hegemónico en términos militares, políticos y sociales; y, la Costa Caribe, donde no solo fue derrotado militarmente, sino que en la actualidad presenta nulas posibilidades de articulación e inserción, a pesar de ciertas alertas recientes que señalarían lo contrario.

¿A qué se deben estas dos trayectorias opuestas? ¿Cómo explicar el éxito eleno en Arauca y su derrota en el Caribe?

La explicación reside en la narrativa que se construyó en el libro “¿Por qué es tan difícil negociar con el Eln? Las consecuencias de un federalismo insurgente, 1962-2020”1. Como idea central para explicar estas dos trayectorias se plantea en este artículo que la impronta federal elena está enmarcada por un proceso de recomposición que se caracterizó por la cooptación de emprendimientos armados -inconexos entre sí-, que fueron desarrollando de forma diferenciada el tiempo y espacio sus propias formas de trabajo político organizativo, estrategias de extracción de recursos, acciones armadas, entre otras. Esto hizo que cada frente estuviera más vinculado a los sentires territoriales que de la organización social y que su integración al Eln nacional fuera parcial.

La meca araucana

El éxito de la experiencia araucana se explica por el proceso de configuración socio espacial del Sarare. Por eso hay que remontarnos a los años 60 y 70 con el programa colonizador del Estado colombiano a través del Incora, y sus incumplimientos y limitaciones, puesto que esto les abrió una oportunidad a algunos cuadros elenos que, de la mano de unos líderes locales radicalizados, influyeron en las demandas y reivindicaciones colonas.

Con estos acumulados organizaron, tramitaron e influyeron en la vida social y política de la región, así como tuvieron la capacidad de incidir, con el descubrimiento del oro negro (petróleo), en la vida política y económica.

la organización nacional por fin encontró su meca socio-política, pues configuró el apoyo que llevaba años buscando: lograron poner en práctica su discurso de construcción de Poder Popular, además, que este frente se volvió en el actor armado más fuerte y determinante del departamento de Arauca: desde ahí no solo desplegó importantes acciones armadas (paros armados, tomas, atentados contra la infraestructura petrolera, etc.), sino que también se fue desplazando, poco a poco, hacia territorio venezolano, donde brindó protección e intervino en los problemas de los colonos que se asentaron del lado venezolano del río Arauca.

De tal forma el frente de guerra Oriental (FGO) consolidó una fuerte base social, que le permitió convertirse en un agente estructurante de un espacio binacional donde ha sido por más de 30 años un referente de orden, una instancia de resolución de conflictos, con altas capacidades de tributar actividades legales (comercio, ganadería, por ejemplo), semi ilegales (moto taxismo, prestamistas, comercio informal, etc.) e ilegales (contrabando de víveres y gasolina, rutas y pasos de migrantes, rutas cocaleras, etc.).

De ahí el concepto de gobierno anidado -acuñado por Charles Larratt-Smith- pues en Arauca se cumplen a cabalidad todas las premisas del discurso ELlny de acumulación de fuerzas: el Domingo Laín se incrustó de tal forma en el proceso de configuración regional que la génesis del Estado y su desarrollo, de las élites del piedemonte, de los procesos organizativos y del modelo de desarrollo contaron con su influencia e incidencia.

Un dato muy diciente de la fortaleza del FGO en Arauca es que éste es el único lugar del país donde el Eln libró tres guerras, en menos de una década, y en ninguna de ellas retrocedió. De ahí que, para nosotros sin el Arauca el Eln hubiera desaparecido hace mucho tiempo. Primero, le hizo frente al embate paramilitar (2001-2005), luego, a la Seguridad Democrática del gobierno Uribe Vélez (2002-2010); y, finalmente, libró una cruenta y sangrienta guerra con las Farc (2005-2010). Respecto a esta última, si bien salió “bien librado”, los costos políticos y sociales fueron altos, ya que las bases sociales de cada insurgencia quedaron bajo el fuego enemigo; esto enmarca la construcción de un manual de convivencia conjunto para zanjar toda diferencia y la repartición del territorio tanto en lado venezolano como colombiano.

Por dichas razones, el Eln sigue siendo el actor más fuerte en Arauca y al otro lado de la frontera, e incluso en la organización nacional: es donde más se muestra activo militarmente, donde más extrae recursos de amplias actividades (agrícolas, comerciales, mineras, contrabando, rutas de coca, etc.), donde hay un anclaje social más fuerte y donde más tiene que perder si llega afirma un acuerdo de paz.

La debacle caribeña

Si bien el Eln hizo presencia en los años setenta en la Costa Caribe, por la Serranía del Perijá, solo hasta la segunda mitad de los 90 conformó el frente de guerra Norte (FGN). Sus estructuras de desprendieron del frente Camilo Torres y del José Manuel Martínez Quiroz.

De último saldrían las unidades que conformarían en la primera mitad de los 90 el Frente 6 de Diciembre, con asiento en Cesar, por los lados de la Sierra Nevada de Santa Marta, y en Montes de María se crearon las primeras comisiones de lo que sería el frente Jaime Bateman Cayón. Posteriormente, en el Magdalena, nacerían los Frentes Francisco Javier Castaño y el Domingo Barrios. Además, en mitad de los noventa se crearon las compañías Óscar Enrique Sánchez Caicedo y la Héroes de las Bananeras; en la Guajira los frentes Luciano Ariza y Gustavo Palmesano; y, al inicio del milenio se conformaron las compañías Guerreros Chimilas y Augusto Montes. También hicieron parte del FGN los frentes urbanos Kaleb Gómez Padrón en el departamento del Atlántico y el Héroes de Cartagena en ciudad del mismo nombre.

Con lo descrito se tendría la impresión que todo fue logros y éxitos para el Eln, no obstante, esto no fue así. ¿Por qué?

Una variable externa que jugó en contra del desarrollo del FGN fue la geografía: sus estructuras rurales se distribuyeron en tres sistemas montañosos aislados entre sí (la Sierra Nevada de Santa Marta, Serranía del Perijá y Los Montes de María). Además, a diferencia de Arauca, el Eln se encontró con procesos organizativos, inconexos entre sí, previamente organizados y con sus propias reivindicaciones, y que en su mayoría estaban de capa caída luego de la derrota de la ANUC en los años setenta.

En Montes de María no impulsó la toma y titulación de tierras o la restitución de tierras. En la Sierra Nevada, no sirvió como articulador o vocero de las comunidades indígenas, su continua presencia en los territorios ancestrales y el reclutamiento de jóvenes produjo más tensiones que arraigo. En las zonas urbanas, nunca formuló una propuesta o ruta de acción en torno al debate por la calidad en la prestación de los servicios públicos domiciliarios y sus altas tarifas. En cierta forma, estas limitaciones se debieron a la falta y limitada formación en los cuadros políticos en sus estructuras rurales y a la subvaloración del mundo urbano dentro de sus planes estratégicos.

Esta situación imposibilitó una buena conexión del FGN con los sectores populares y limitó sus posibilidades de concentrar pie de fuerza, a lo que sumaría, la escisión de la Corriente de Renovación Socialista (CRS), una producción carbonífera bien resguardada y la ausencia del oro negro para financiar el pie de fuerza y buscar incrustarse en el proceso de configuración regional. En efecto, su supervivencia se dio con base al abigeato, las extorsiones y los secuestros de las élites rurales, que provocó una reacción aireada y violenta de los ganaderos caribeños en los años noventa. Esto explica entre otras razones por qué nunca se logró superar la guerra de guerrillas y tampoco ensayar la constitución de un Batallón (como sí sucedió en Arauca, Catatumbo, Oriente Antioqueño, etc.), y por qué nunca desarrolló acciones militares de mediana o gran envergadura contra la Fuerza Pública y las Auc.

Para rematar, la operatividad de los planes militares del FGN se estrelló con la expansión, copamiento y control paramilitar de importantes áreas con presencia del Eln, especialmente en las zonas planas de los departamentos del Cesar y Magdalena. En este contexto se dio la elección de Álvaro Uribe Vélez, quien escaló el conflicto, al poner a la fuerza pública a la ofensiva: profundizó la operatividad del ejército, creó los Batallones de Alta Montaña y desarrolló la guerra aérea. A esto hay que sumarle la hostilidad del bloque Caribe de las extintas FARC-EP, especialmente en el Perijá y la Sierra Nevada.

La pérdida de las cabeceras municipales con los paramilitares, el control del Ejército y las Auc de las entradas a la Sierra Nevada, la Serranía del Perijá y los Montes de María y la aplicación exitosa del Plan Candado —en las capitales departamentales, lo frágil que eran los apoyos sociales del FGN y su real capacidad militar: al poco tiempo se produjo una disminución dramática de la operatividad urbana y rural, dando lugar a una aguda crisis económica y militara de dicha estructura (2000-2006).

Así, a las dificultades geográficas que impidieron la concentración de su fuerza militar, la pérdida de zonas estratégicas (territorio y población) con los paramilitares, la penetración del Ejército en sus zonas de retaguardia y la imposibilidad de contrarrestar la guerra aérea, se sumó a la ecuación de la derrota caribeña: la falta de apoyos sociales fuertes en las áreas donde hizo presencia y el carácter predatorio que adquirieron sus frentes con las élites agrarias, pues frente a la falta de petróleo u oro el FGN pasó a depender exclusivamente del secuestro y la extorsión. Todos estos elementos encuadran la derrota militar y estratégica del FGN, su repliegue hacia las partes altas de los sistemas montañosos antes citados y, por ende, su virtual desaparición física y total marginación en el Caribe colombiano. En la actualidad, las pocas unidades del FGN que aún subsisten lo hacen en territorio venezolano en el Estado Zulia.

Aprendizajes

Los analistas e investigadores casi siempre nos centramos en los casos exitosos de un fenómeno social. Es decir, posamos nuestra atención en eventos donde todas las variables y factores se conjugan para que un emprendimiento armado tuviera viabilidad, en que un Estado haya logrado consolidar su dominio a través de una campaña contrainsurgente o que una organización social haya podido resistir a la violencia.

No obstante, pocas veces nos interesamos en los casos fallidos que, contrariamente a los exitosos, son mucho más comunes y dicientes. Por ejemplo, escaza atención se ha puesto a la infructuosa inserción paramilitar en zonas del sur de Colombia, y menos aún de los fallidos proyectos insurgentes en zonas como el eje cafetero o en zonas del mundo Caribe. De ahí que analizar que falló, así como qué resultó exitoso, pueden dar pistas para replantear no solo las estrategias de seguridad sino también los esquemas y apuestas de construcción de paz, una vez se retomen los diálogos con el Eln. Sobre todo, en estos tiempos donde la administración de Iván Duque muestra un real desconocimiento de cómo negociar con esta guerrilla y lo único que hace es replicar las exitosas estrategias contrainsurgentes del gobierno Uribe Vélez.

Así, al mostrar estas dos trayectorias opuestas queremos resaltar que la historia de los lugares importa y mucho, pues condiciona la manera cómo los actores armados se relacionan con la población, de acuerdo al tipo de Estado que encuentran y las reclamos y reivindicaciones presentes en los procesos organizativos.

En Arauca los problemas y tensiones giraban en torno a la relación centro-periferia, falta de inversión del estado e incumplimientos respecto al programa del Incora y en la Costa estaban relacionados con el modelo hacendatario vs el campesino, reivindicaciones indígenas de reconocimiento, temas minero energéticos, etc., por lo cual no existía tanta demanda por un actor estructurante en el nivel regional sino diversas comunidades que enfrentaban sus propios dilemas locales.

*Luís Fernando Trejos. Profesor investigador Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte.

**Andrés F Aponte. Investigador de la FIP

***Charles Larratt-Smith. Phd en Ciencia Política de la Universidad de Toronto.

Por Luís Fernando Trejos* - Andrés F Aponte**

Por Charles Larratt-Smith***

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Carlos(67125)30 de abril de 2021 - 01:52 a. m.
INVESTIGADORES baratos conocen los efectos pero desconocen las causas primeras y así la historia se repetirá en formas diferentes de acuerdo al tiempo y lugar en que estaremos
Carlos(67125)30 de abril de 2021 - 01:45 a. m.
NO hay guerrilla Hay bandoleros mafias coquero bandas criminal creado por la negligencia del estado donde todos somos culpables por indiferencia en algunos por alcahueta en otros ya que elegimos gobernante sin conocerlos como individuos y menos como funcionarios.???sabe acaso que leyes propone o vota en contra o a favor su concejal diputado senador sabe si tienen demandas penales si mienten etc
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